Dan cadena perpetua a menor de 15 años por el crimen de su madre en Mississippi

Apenas tiene 15 años, pero Carly Madison Gregg ya sabe que pasará el resto de su vida en la cárcel, pues los fiscales aseguraron que es un peligro para la sociedad, luego de que asesinara a su madre e intentara matar a su padrastro en su casa de Mississippi.

El caso ocurrido el 19 de marzo de 2023, cuando la ahora sentenciada tenía 14 años, llamó la atención de medios nacionales e internacionales debido a la manera en que todo se llevó a cabo, pues no solamente terminaron con la vida de una maestra local, Ashley Smylie, sino que la joven llamó a una amiga luego de lo sucedido, lo que los fiscales consideraron una invitación para que viera el cuerpo; además planeó emboscar a su padrastro.

Tras escuchar a los testigos y los alegatos de los fiscales y la defensa, el jurado del condado de Rankin comenzó a deliberar alrededor del mediodía del viernes 20 de septiembre, dos horas después volvieron con el veredicto de culpabilidad por tres cargos: asesinato en primer grado, intento de asesinato y manipulación de pruebas, recomendando que la condena fuera cadena perpetua.

El crimen

De acuerdo con el portal Law&Crime, el 19 de marzo de 2023 Ashley Smylie –quien era maestra de matemáticas en una secundaria local– entró al cuarto de su hija Carly y descubrió lo que los fiscales llamaron “una vida secreta”, pues había vaporizadores, marihuana, pruebas de que hacía trampas en la escuela y se causaba autolesiones.

Al verse descubierta, la adolescente fue a la cocina y tomó el arma de su madre. En una grabación captada por la cámara de la casa familiar ubicada en Brandon, se ve a Greg colocar el arma en su espalda y caminar hacia la habitación. Luego de ello se escuchan tres disparos y los gritos de la víctima.

Tras dispararle a su madre en la cabeza, la menor salió con total tranquilidad y se dirigió a  la cocina, sus perros fueron tras de ella, aunque los ignoró. Del celular de su mamá mandó un mensaje a su padrastro, Heath Smylie, en el que decía: “ya llegas a casa, cariño”, luego de que el hombre respondiera, ella mandó un mensaje a una amiga.

La amiga llegó luego de recibir un mensaje de Gregg en el que le dijo que había una emergencia, al entrar a la casa la acusada le preguntó si ya había visto un cadáver antes y la llevó hasta donde estaba su madre sin vida. Una vez en el cuarto le dijo que su padrastro sería el siguiente.

No está claro si la amiga ya se había ido cuando el padrastro llegó, pero apenas abrió la puerta recibió tres balazos: “el arma se disparó en mi cara. Se disparó dos veces más, pero mi mano estaba en el arma después del primer disparo, y la alejé de Carly”.

Gregg huyó de la casa, fue detenida poco después y fue acusada por el asesinato de su madre y el intento de homicidio de su padre, comenzando así el caso en su contra, en el que se le juzgó como adulta.

El juicio

Si bien la defensa nunca puso en duda que Carly Gregg fuera la responsable de los hechos imputados, sí trató de hacer ver que cuando ocurrieron ella no se encontraba bien mentalmente, pues estaba pasando por un momento difícil y tomaba medicación, la cual parecía no haber servido.

Entre los testigos de la defensa estaba su padrastro, quien dijo que la Carly que le disparó no era la misma que él conocía. “Parecía que había visto un demonio”, dijo el fisioterapeuta sobre lo asustada que lucía su hijastra y abundó que no sabe si lo reconoció cuando entró a la casa.

La defensa explicó que Gregg no se encontraba en sus cabales cuando ocurrió la tragedia, aseguró que había escuchado voces, había comenzado a tomar el medicamento contra la ansiedad y la depresión, y había cambiado de medicamento justo una semana antes de la muerte de Ashley Smylie.

Médicos también subieron al estrado para hablar sobre el estado mental de la menor al momento de los hechos. El profesional que le hizo la evaluación, Andrew Clark, aseguró que no había elementos para determinar que la joven tuviera locura, sin embargo, se inclinaba a que no era culpable.

Mientras que el doctor Jason Pickett explicó que la joven no cumplía con los criterios para diagnosticar locura, y que creía que al momento del crimen era consciente de sus actos.

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