Contaminación del suelo y del agua afectan nuestra salud cardiovascular

La contaminación del suelo y el agua, que incluye pesticidas y metales pesados, afecta la salud cardiovascular al causar inflamación y estrés oxidativo

Contaminación del suelo y del agua afectan nuestra salud cardiovascular

Se estima que la degradación del suelo impacta negativamente la salud de más de 3.200 millones de personas, es decir, el 40% de la población mundial. Crédito: Maksim Safaniuk | Shutterstock

Un reciente artículo de revisión publicado en Nature Reviews Cardiology resalta los peligros ocultos que la contaminación del suelo y el agua representa para la salud cardiovascular.

A través de un análisis exhaustivo, los autores del estudio, el Prof. Dr. Thomas Münzel y el Prof. Dr. Andreas Daiber, de la Universidad Médica de Maguncia, ponen en evidencia cómo diversas sustancias contaminantes presentes en el entorno, como pesticidas, metales pesados y micro y nanoplásticos, afectan el sistema cardiovascular humano.

Estas sustancias, aunque invisibles al ojo humano y mucho menos notorias que la contaminación del aire, están vinculadas a enfermedades cardiovasculares, ya que inducen procesos patológicos como el estrés oxidativo, la inflamación y la disfunción de los ritmos circadianos.

Los contaminantes ambientales que ingresan al cuerpo humano a través del suelo y el agua, según la revisión, son responsables de desencadenar un conjunto de efectos adversos en la vasculatura. Esto incluye la inflamación de las paredes de los vasos sanguíneos y un aumento en los niveles de estrés oxidativo, lo que a su vez contribuye al deterioro de la función endotelial, un factor clave en la progresión de la aterosclerosis.

Este proceso patológico, caracterizado por la acumulación de placas en las arterias, es una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares, como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares.

A nivel mundial, la contaminación química del suelo, agua y aire está directamente relacionada con la muerte prematura de cerca de 9 millones de personas al año, lo que representa aproximadamente el 16% de todas las muertes globales.

De ese total, casi la mitad son atribuibles a problemas cardiovasculares. Las enfermedades cardiovasculares asociadas con la contaminación afectan desproporcionadamente a las poblaciones de países con altos niveles de contaminación del agua y el suelo, lo que pone en riesgo a más de dos mil millones de personas.

Causas de la contaminación ambiental

Entre las causas subyacentes de esta crisis ambiental se encuentran la deforestación, el cambio climático, la fertilización excesiva de los suelos y los deficientes diseños urbanos. Estos factores aumentan la propagación de contaminantes en el ambiente, facilitando su incorporación a los ciclos naturales del agua y el suelo.

Como resultado, las sustancias químicas tóxicas, incluyendo metales pesados como el mercurio y el plomo, pesticidas y residuos plásticos, se infiltran en las cadenas alimenticias y en los ecosistemas acuáticos y terrestres.

El estudio también aborda cómo la exposición a sustancias químicas en el ambiente laboral y en productos de consumo diario contribuye a problemas cardiovasculares. Muchos trabajadores están expuestos a disolventes, pesticidas y dioxinas en su vida laboral diaria, lo que agrava su riesgo cardiovascular.

Estos químicos pueden ingresar al cuerpo no solo por contacto directo, sino también a través del consumo de alimentos contaminados o del aire que respiramos. El artículo recalca que es crucial que los cardiólogos consideren estos factores ambientales al evaluar el riesgo de sus pacientes, ya que pueden desempeñar un papel importante en la génesis de enfermedades cardiovasculares.

Otro aspecto de la contaminación ambiental es el polvo suspendido en el aire, como el polvo del Sahara o el polvo del desierto. Estos contaminantes particulados pueden transportarse grandes distancias y, al inhalarse, afectar gravemente la salud cardiovascular.

De hecho, se estima que alrededor de 770.000 muertes cardiovasculares anuales están asociadas con la inhalación de polvo contaminado. Los autores alertan que los modelos climáticos predicen un incremento significativo de este tipo de contaminación en el futuro debido al calentamiento global, lo que probablemente empeorará la calidad del aire y aumentará los riesgos de enfermedades.

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