Leer libros a niños de 1 y 2 años aumenta su vocabulario

Leer libros a bebés mejora su vocabulario, mientras que el tiempo frente a pantallas no lo hace, revela un estudio noruego

Leer libros a niños de 1 y 2 años aumenta su vocabulario

Leer a los niños menores de cinco años cuentos infantiles en español les enseña el idioma materno y les ayuda a desarrollar su identidad cultural. Crédito: Shutterstock

Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oslo en Noruega ha revelado que compartir la lectura de libros con bebés y niños pequeños puede ser clave para el desarrollo de su vocabulario, mientras que el tiempo frente a las pantallas podría tener un impacto negativo, especialmente a medida que los niños crecen. Este descubrimiento llega en un momento oportuno, coincidiendo con una declaración de política de la Academia Estadounidense de Pediatría que insta a los padres a leer libros a sus hijos desde una edad temprana.

El equipo noruego, dirigido por el investigador doctoral Audun Rosslund, encuestó a padres de 1.442 niños noruegos de entre uno y dos años. Los padres respondieron preguntas sobre cuántas palabras sus hijos podían decir o entender, además de proporcionar información sobre la frecuencia con la que les leían y la cantidad de tiempo que los niños pasaban frente a una pantalla diariamente.

Los resultados mostraron un patrón claro: los niños de uno y dos años que disfrutaban de la lectura compartida con sus padres desarrollaban un vocabulario más amplio que aquellos que pasaban más tiempo frente a pantallas. En los niños de dos años, se observó que un aumento en el tiempo frente a pantallas correspondía a un vocabulario más limitado. Sin embargo, entre los niños de un año, no se halló ninguna relación entre el tiempo frente a la pantalla y el tamaño del vocabulario, lo que sugiere que los efectos negativos del uso excesivo de pantallas podrían manifestarse más claramente conforme el niño crece.

Estos hallazgos subrayan la importancia de la lectura interactiva entre padres e hijos durante los primeros años de vida, un período clave para el desarrollo del lenguaje. Rosslund, el principal autor del estudio, explicó que el vínculo observado entre la lectura y el vocabulario no prueba que los libros sean superiores al tiempo frente a pantallas, pero sí muestra una correlación que respalda las recomendaciones de aumentar la lectura y limitar la exposición a dispositivos electrónicos en la infancia.

El equipo también destacó dos factores que podrían explicar por qué la lectura compartida tiene un impacto positivo en el vocabulario de los niños. En primer lugar, los libros infantiles suelen ofrecer una mayor diversidad de palabras, exponiendo a los pequeños a un vocabulario más amplio y variado. En segundo lugar, la interacción entre padres e hijos durante la lectura promueve un ambiente más propicio para el aprendizaje y el desarrollo del lenguaje. Este tipo de interacción es crucial, ya que los padres suelen ajustar el ritmo y tono de la lectura a las respuestas de sus hijos, lo que fomenta un proceso más dinámico y enriquecedor que el uso pasivo de una pantalla.

Por otro lado, los investigadores señalaron que el uso excesivo de pantallas puede reducir el tiempo que los niños dedican a actividades interactivas que favorecen el desarrollo del lenguaje, como jugar, conversar o leer en voz alta con sus padres. Estas actividades son fundamentales para el crecimiento cognitivo y lingüístico, mientras que el tiempo frente a pantallas tiende a ser más pasivo y ofrece menos oportunidades de interacción significativa.

Un hallazgo interesante del estudio fue que el impacto positivo de la lectura compartida en el desarrollo del vocabulario de los niños era aún más pronunciado en familias donde la madre tenía un nivel educativo menor. Este resultado es alentador, ya que sugiere que la lectura podría ser una herramienta poderosa para cerrar brechas educativas y reducir las desigualdades en el aprendizaje temprano. En ese sentido, la lectura compartida no solo beneficia a los niños en términos de lenguaje, sino que también puede tener un impacto en la equidad educativa.

Aunque el estudio se centró principalmente en la relación entre la lectura y el vocabulario, los investigadores también destacaron la necesidad de estudiar más a fondo la calidad del tiempo que los niños pasan frente a una pantalla. No todo el contenido digital es igual, y Rosslund mencionó que futuras investigaciones deberían examinar si ciertos tipos de interacción digital podrían ofrecer beneficios similares a los de la lectura compartida. En conclusión, este estudio ofrece una importante reflexión sobre la influencia de las actividades tempranas en el desarrollo del lenguaje infantil. Si bien la tecnología y las pantallas forman parte de la vida moderna, los libros y la lectura compartida siguen siendo una herramienta poderosa para promover el crecimiento lingüístico y cognitivo, especialmente en los primeros años de vida. Los padres, por tanto, tienen en sus manos una valiosa oportunidad para fomentar el desarrollo de sus hijos mediante la simple pero efectiva práctica de leer juntos.

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