Comer menos calorías puede mantenernos más jóvenes: estudio

La restricción calórica, más que el ayuno intermitente, prolonga la vida en ratones, destacando la importancia de la resiliencia y la genética en la longevidad

Una dieta rica en proteína vegetal ayuda a tener un envejecimiento saludable en mujeres

Crédito: marilyn barbone | Shutterstock

Un nuevo estudio realizado por el Laboratorio Jackson (JAX) y publicado en la revista Nature ha aportado hallazgos significativos sobre la relación entre la dieta y la longevidad. En este extenso análisis, que involucra a casi mil ratones de diversas líneas genéticas, se examina la influencia de la restricción calórica en comparación con el ayuno intermitente en la esperanza de vida. A diferencia de lo que se había observado en investigaciones anteriores, los resultados indican que la restricción calórica tiene un efecto más positivo en la longevidad de estos roedores que las prácticas de ayuno.

Los ratones sujetos a una dieta de restricción calórica no solo mostraron una vida útil más prolongada, sino que también mantuvieron su peso corporal y niveles de energía estables, a pesar de la ingesta reducida de alimentos, ya que los ratones que experimentaron una pérdida de peso significativa tendieron a vivir menos, lo que plantea preguntas sobre la relación entre el control del peso y la salud a largo plazo. Los resultados sugieren que la resiliencia ante el estrés y los factores genéticos son determinantes cruciales en cómo una dieta puede afectar la salud y la longevidad.

El estudio desafía la noción convencional de que los marcadores metabólicos, comúnmente utilizados en la investigación de la longevidad humana, son indicadores fiables de la esperanza de vida. En su lugar, los científicos han encontrado que la salud inmunológica y las características de los glóbulos rojos se correlacionan de manera más precisa con la longevidad. Esto abre nuevas vías para la investigación sobre el impacto de la dieta en el envejecimiento y proporciona una base para futuros estudios en humanos.

Durante casi un siglo, la investigación ha demostrado que las dietas de reducción calórica o el aumento de la frecuencia de las comidas pueden extender la vida de los animales de laboratorio. Sin embargo, hasta este estudio, la comprensión de los mecanismos detrás de estos efectos había permanecido esquiva. En un diseño experimental meticuloso, los investigadores aseguraron que cada ratón fuera genéticamente distinto para representar mejor la diversidad de la población humana. Este enfoque permite que los resultados sean más relevantes para la salud humana.

Los hallazgos del estudio revelaron que los ratones que siguieron dietas de restricción calórica severa (reducción del 60% y 80% de calorías) vivieron, en promedio, 34 meses, mientras que aquellos que comieron libremente solo alcanzaron una media de 25 meses. Sin embargo, la variabilidad en la longevidad dentro de cada grupo fue notable, lo que llevó a los investigadores a examinar más a fondo los factores que influían en estas diferencias. En última instancia, se determinó que los factores genéticos ejercían un impacto considerable sobre la esperanza de vida, sugiriendo que las características genéticas subyacentes aún no identificadas juegan un papel esencial en cómo la dieta afecta la salud.

El profesor Gary Churchill, uno de los autores principales del estudio, enfatiza la importancia de la resiliencia. Los ratones más robustos, que mantuvieron su peso corporal y la salud de sus células inmunes durante períodos de restricción calórica, fueron los que disfrutaron de una mayor longevidad. Esto sugiere que un enfoque moderado hacia la restricción calórica puede ser el camino ideal para equilibrar salud y longevidad.

La investigación también plantea cuestionamientos sobre las ideas tradicionales respecto a la longevidad, sugiriendo que factores como el peso corporal, el porcentaje de grasa y los niveles de glucosa no explican suficientemente la relación entre la reducción calórica y la extensión de la vida. En cambio, los hallazgos indican que la salud del sistema inmunológico y los rasgos relacionados con los glóbulos rojos están más estrechamente asociados con una vida prolongada.

El estudio tiene implicaciones potencialmente profundas en la investigación sobre el envejecimiento humano. Según Churchill, es crucial tener en cuenta que, aunque la restricción calórica es generalmente beneficiosa para la longevidad, perder peso a través de este método podría no ser un buen indicador de la esperanza de vida futura. La conclusión destaca que, si bien se pueden controlar ciertos factores a lo largo de la vida, como la dieta, la genética y la resiliencia pueden ser determinantes más influyentes en la búsqueda de una vida larga y saludable.

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