Tomar un descanso durante el ejercicio puede ayudarte a quemar más calorías

Un estudio muestra que hacer pausas durante caminatas aumenta la quema de calorías al requerir más oxígeno, especialmente en trayectos cortos

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Al practicar runnign puedes quemar una gran cantidad de calorías  Crédito: Unsplash

Un reciente estudio revela que hacer pausas durante una caminata podría ser más beneficioso para la quema de calorías que caminar de manera continua. Los investigadores descubrieron que al detenerse durante breves periodos, el cuerpo requiere un mayor consumo de oxígeno, lo que se traduce en un aumento en la quema de energía.

Este hallazgo es significativo, ya que podría replantear las recomendaciones de ejercicio físico, especialmente para aquellos con movilidad limitada o con dificultades para caminar largas distancias.

El estudio, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, se centró en analizar las demandas metabólicas y de oxígeno de un grupo de voluntarios mientras caminaban en una cinta y subían escaleras.

Diez participantes sanos fueron monitoreados mientras realizaban ejercicios a distintas velocidades y en intervalos que variaban entre 10 segundos y cuatro minutos. Los investigadores midieron el consumo de oxígeno y la energía requerida en cada intervalo,

El equipo, liderado por Francesco Luciano, investigador de la Universidad de Milán, descubrió que hacer paradas durante el ejercicio aumentaba considerablemente la cantidad de oxígeno consumido. En particular, caminar en intervalos de 10 a 30 segundos exigía un 60% más de oxígeno que caminar de manera continua durante el mismo tiempo.

Luciano comparó esta dinámica con la de un automóvil: “Cuando caminamos trayectos cortos, nuestro cuerpo consume más energía, al igual que un coche que gasta más combustible al arrancar que cuando ya está en movimiento”.

Los investigadores observaron que el cuerpo necesita más energía al inicio de cada sesión de caminata, ya que se requiere un esfuerzo adicional para poner en marcha el metabolismo.

Este “costo fijo” es independiente de la duración del trayecto, lo que implica que caminar en intervalos cortos genera una mayor demanda metabólica proporcionalmente. Esta dinámica es especialmente relevante para quienes no pueden caminar durante largos periodos, como personas mayores o con trastornos de movilidad.

Estimaciones energéticas

Este enfoque desafía las ideas previas sobre el ejercicio físico, ya que las estimaciones energéticas tradicionales suelen basarse en personas que ya están en un estado metabólico estable, similar a un automóvil que se desplaza a velocidad constante.

Sin embargo, el nuevo estudio revela que las interrupciones en la caminata, aunque breves, generan una demanda energética considerable, lo que podría tener implicaciones significativas en la salud y el bienestar general.

Luciano destacó que estos hallazgos podrían ser especialmente útiles en la creación de programas de rehabilitación para personas con movilidad limitada, como aquellas que han sufrido accidentes cerebrovasculares o que padecen obesidad. “Si queremos diseñar programas de actividad física efectivos para estas personas, necesitamos reconsiderar cómo estimamos sus necesidades energéticas”, comentó.

Además, este estudio se alinea con investigaciones anteriores que han demostrado que incluso breves periodos de actividad física pueden tener un impacto positivo en la salud. Estudios recientes sugieren que solo cuatro minutos de ejercicio intenso al día pueden reducir significativamente el riesgo de cáncer, mientras que dos minutos de actividad física intensa pueden disminuir el riesgo de muerte en un 18%. Estos resultados subrayan la importancia de promover la actividad física, incluso en formas más breves y accesibles.

El acto de caminar, en particular, es una forma sencilla y accesible de ejercicio con múltiples beneficios. Desde mejorar la digestión hasta elevar el estado de ánimo, una caminata diaria puede tener un impacto significativo en la salud física y mental.

Estudios recientes indican que caminar 5.000 pasos tres veces a la semana durante dos años podría aumentar la esperanza de vida en tres años y reducir los costos sanitarios hasta en un 13%.

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