Tom Homan, el nuevo “zar de la frontera” con Trump

Con un historial en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), Homan ha sido una figura clave en la implementación de políticas migratorias muy restrictivas y también en la estricta aplicación de la ley de inmigración. Ahora, Tom Homan tiene un nuevo nombramiento como “zar de la frontera” lo que plantea preocupaciones significativas.

Una de las principales preocupaciones es el posible resurgimiento de las políticas de separación familiar. Homan fue fundamental en la implementación de estas políticas, que resultaron en la separación de miles de niños de sus padres en la frontera entre Estados Unidos y México. Su nombramiento genera temores de que estas prácticas traumáticas puedan regresar, causando un daño duradero a las familias.

Además, es posible que el nombramiento de Homan lleve a un aumento en los arrestos y a una mayor presión sobre las ciudades santuario. Durante su tiempo en ICE, Homan se enfocó en estas ciudades, las cuales limitan su cooperación con las autoridades federales de inmigración para ofrecer una medida de protección a sus residentes. Sin embargo, en su nuevo rol, podría impulsar operaciones ampliadas que amenacen el sentido de seguridad que estas comunidades brindan.

El liderazgo anterior de Homan se caracterizó por su empeño en extender las detenciones, incluso para poblaciones vulnerables como las mujeres embarazadas. También se reportaron preocupaciones generalizadas sobre el trato y las condiciones de los inmigrantes detenidos, con informes de maltratos y muertes bajo custodia.

Su nombramiento podría señalar un regreso a estas prácticas severas, impactando gravemente el derecho de las personas a una audiencia justa, al verse obligadas a soportar condiciones inhumanas mientras esperan la resolución de sus casos.

Este enfoque podría incluso desalentar a las personas a impugnar sus deportaciones debido a un entorno tan hostil.

Homan también ha declarado que la aplicación de la ley se enfocará primero en “las amenazas a la seguridad pública y nacional,” con la intención de llevar a cabo operaciones de manera “humana.” Sin embargo, sus políticas previas han sido ampliamente criticadas como inhumanas. Además, ha defendido abiertamente la práctica de arrestar a inmigrantes sin antecedentes penales, argumentando que esto genera un efecto disuasivo. Este enfoque podría derivar en un aumento en los arrestos de personas cuyo único objetivo es trabajar para mantener a sus familias, incrementando así el miedo y erosionando la confianza entre las comunidades inmigrantes y las autoridades.

Finalmente, la amplia experiencia de Homan abarca múltiples administraciones, incluyendo la supervisión de un número récord de deportaciones durante el mandato de Obama. Sus métodos han sido descritos como agresivos, especialmente en el primer mandato de Trump, cuando presuntamente “liberó a los agentes de ICE de restricciones,” permitiendo un enfoque más amplio y contundente en la aplicación de la ley.

Con Homan, el presidente Trump ha elegido a alguien preparado para implementar un plan de deportación a gran escala, ahora con el mandato de intensificar aún más su aplicación.

El regreso de Tom Homan a una posición clave en la administración de políticas fronterizas sugiere una intensificación en las medidas de control y detención migratoria que redefinirán el panorama, no solo de de las familias y comunidades inmigrantes en todo el país, si no también de la política estadounidense. Sin duda, este nombramiento plantea una pregunta crucial: ¿estamos preparados para enfrentar las posibles consecuencias de este enfoque?

(*) Eduardo Herrera, es abogado cofundador de Brigante Law Group.

Los textos publicados en esta sección son responsabilidad única de los autores, por lo que La Opinión no asume responsabilidad sobre los mismos.