Adriano, el “Emperador” del fútbol que cambio su reino por la vida en la favela

Adriano, el astro brasileño, hace un recuento de su trágica e incomprendida trayectoria en una carta a corazón abierto en el portal The Players Tribune

Italy's AS Roma's soccer player Adriano, of Brazil, is surrounded by children during the inauguration of community center Imperadores da Vila in the Vila Cruzeiro slum, his boyhood home, in Rio de Janeiro, Brazil, Wednesday Dec. 22, 2010. The center, funded by Adriano, is located in one of the slums raided by Brazilian police after five days of drug gang violence in November. (AP Photo/Felipe Dana)

El astro brasileño cuenta las razones que le llevaron a despreciar la fama por una vida simple, con alcohol y amigos en las favelas brasileñas. Crédito: Felipe Dana | AP

No todo lo que brilla es oro y mientras podría pensarse que las estrellas de fútbol se dejan envolver por el oropel de la vida llena de fama, lujos y excesos, para el astro brasileño Adriano Leites jaló más la vida del pueblo, ese que en Brasil se vive en la cruda realidad de las favelas.

Lo anterior surge de un relato que podría parecerse a muchos otros que han tratado de dibujar la incomprendida vida del astro brasileño con trayectoria en  el Flamengo, Inter de Milán. Fiorentina, Parma, San Pablo, Roma, Corinthians, Atlético Paranaense y Miami United, pero que adquiere mayor relevancia porque es una descripción del brasileño publicada con tintes desgarradores en el portal The Players Tribune.

Precisamente en estas páginas, el famoso delantero de la selección brasileña hace un recuento de la metamorfosis que sufrió desde su humilde cuna hasta alcanzar la fama por su capacidad futbolística que lo llevaron a saborear las mieles de la fama y ser reconocido como el “Emperador“, para regresar a la vida de las favelas donde actualmente vive sus mejores días alejados de las pasarelas y la presión de ser figura pública.

El alcoholismo que lo persigue desde los 14 años

En su desgarrador recuento de su vida el artillero que maravilló al mundo futbolístico por su potencia y habilidad no tuvo empacho en redactar la forma como ha lidiado con el alcoholismo que lo persigue desde los 14 años y donde mucho tuvo que ver la muerte de su progenitor.

“Tenía 14 años y en nuestra comunidad todos estábamos de fiesta. Había mucha gente, esa alegría que se apoderaba de todo. Samba, gente yendo y viniendo. En aquella época, yo no era bebedor. Pero cuando vi a todos los chicos haciendo sus cosas, riéndose, dije ‘aaaahhhh’. No había manera. Tomé un vaso de plástico y lo llené de cerveza. Aquella espuma amarga y fina que bajaba por mi garganta por primera vez tenía un sabor especial. Un nuevo mundo de ‘diversión’ se abrió ante mí. Mi madre estaba en la fiesta y vio la escena. Se quedó callada, ¿no? Mi padre… Mierda”.

Nunca pudo superar la muerte de su padre

La realidad es que una gran explicación de las decisiones del astro brasileño en el Scracht du Oro se debieron a partir de la muerte de su padre por una bala perdida en Cruzeiro que le cambió la vida a toda su familia.

Maldita sea, a mi padre le dispararon en la cabeza en una fiesta en Cruzeiro. Una bala perdida. No tuvo nada que ver con el desastre. La bala entró por su frente y se alojó en la parte posterior de su cabeza. Los médicos no tenían forma de sacarla”.

“Después de eso, la vida de mi familia nunca fue la misma. Mi padre comenzó a tener convulsiones frecuentes. La muerte de mi padre cambió mi vida para siempre. Hasta el día de hoy, es un problema que aún no he podido resolver. Todo empezó aquí, en la comunidad que tanto me importa”.

¿Alguna vez has visto a una persona sufriendo un ataque epiléptico frente a ti? No quieres verlo, hermano. 

Da miedo.

“Yo tenía 10 años cuando mi padre fue baleado. Crecí viviendo con sus crisis. Mirinho nunca más pudo trabajar. La responsabilidad de llevar la casa recaía enteramente sobre mi madre. ¿Y qué hizo ella? La afrontó. Contó con la ayuda de nuestros vecinos. Nuestra familia también estaba allí para ayudar. Aquí todos viven con poco. Nadie tiene más que nadie. Y aun así, mi madre no estaba sola. Siempre había alguien que le daba una mano”.

En este tema Adriano expuso que: “Todas las lecciones que aprendí de mi padre fueron así, en gestos. No teníamos conversaciones profundas. El viejo no era de filosofar ni de dar lecciones morales, no. Su rectitud cotidiana y el respeto que los demás le tenían fue lo que más me impresionó”.

Nunca se adaptó a Europa

La vida común y simple de las favelas, llena de bullicio, colorido, de gente yendo por aquí y por allá, que se echa la mano, que se conoce en todas partes fue un duro golpe cuando emigró a seguir la fama en Europa, donde todo fue diferente, todo frío, calles vacías y gente indiferente.

“¿Ves el movimiento de gente por aquí? ¿Y el ruido? Joder, la favela es muy diferente. Abrimos la puerta y nos encontramos enseguida con nuestro vecino. Pones el pie y ahí está el dueño de la tienda en la calle, la tía vendiendo pasteles con una bolsa en la mano, el primo del barbero llamándote para jugar al fútbol. Todos se conocen. Por supuesto, una casa al lado de otra, ¿no? “

“Esa fue una de las cosas que más me sorprendió cuando me mudé a Europa. Las calles están en silencio. La gente no se saluda. Todos se mantienen separados. La primera Navidad que pasé en Milán fue dura para mí, hombre” 

“El fin de año es un momento muy importante para mi familia. Nos reunimos todos. Siempre ha sido así. La calle 9 estaba llena porque Mirinho era el hombre, ¿no? La tradición comenzó allí. En la víspera de Año Nuevo también era la favela la que se reunía afuera de mi casa”, resaltó el brasileño comparando y añorando este tipo de vida.

Por esa razón no tuvo reparo al señalar que: “Cuando me fui al Inter, sentí un golpe muy fuerte en el primer invierno. Llegó la Navidad y me quedé solo en mi apartamento. Hace un frío que pela en Milán. Esa depresión que pega durante los meses gélidos en el norte de Italia. Todo el mundo con ropa oscura. Las calles desiertas. Los días son muy cortos. El tiempo es húmedo. No tenía ganas de hacer nada, tío. Todo eso combinado con la nostalgia y me sentía como una mierda”.

Italy's AS Roma's soccer player Adriano, of Brazil, top, is surrounded by children during the inauguration of community center Imperadores da Vila in the Vila Cruzeiro slum, his boyhood home, in Rio de Janeiro, Brazil, Wednesday Dec. 22, 2010. The center, funded by Adriano, is located in one of the slums raided by Brazilian police after five days of drug gang violence in November. (AP Photo/Felipe Dana)
Adriano y el sitio donde se siente reconocido y feliz, con su gente, con su mundo, alejado del oropel futbolístico que lo llevaron a ser considerado “El Emperador”.
Crédito: Felipe Dana | AP

Precisamente en sus horas más bajas, resaltó el gran apoyo del neerlandés Clarence Seedorf: “Aun así, Seedorf fue un gran amigo. Él y su esposa prepararon la cena para sus seres más queridos en Nochebuena y me invitaron. Wow, este hermano tiene un gran nivel. Imagínense la recepción navideña en su casa. Una elegancia que tienen que ver. Todo estuvo muy lindo y delicioso, pero la verdad es que yo quería estar en Río de Janeiro”.

“Ni siquiera pasé mucho tiempo con ellos. Me disculpé, me despedí rápidamente y volví a mi apartamento. Llamé a casa. “Hola, mamá. Feliz Navidad”, dije. “¡Hijo mío! Te extraño. Feliz Navidad. Todos están aquí, el único que falta eres tú”, respondió. 

Cambio los lujos por las favelas

En el recuento de detalles que realizó en puño y letra, la exfigura que surgió del Flamengo y que después impresionó en los grandes equipos italianos, también reveló las razones que lo llevaron a desterrar los lujos que le proporcionaba un salario superior a los siete millones de dólares para vivir y hacer lo que le diera la gana en las favelas.

“Cuando “escapé” del Inter y salí de Italia, vine a esconderme aquí. Estuve tres días recorriendo todo el complejo. Nadie me encontró. No hay manera. Regla número uno de la favela: mantén la boca cerrada. ¿Crees que alguien me delataría? Aquí no hay ratas, hermano. La prensa italiana se volvió loca. La policía de Río incluso llevó a cabo una operación para “rescatarme”. Dijeron que me habían secuestrado. Estás bromeando, ¿verdad? Imagínate que alguien me va a hacer algún daño aquí… a mí, un niño de la favela”.

“Todos me destrozaron”

“Me gustara o no, necesitaba la libertad. Ya no soportaba más tener que estar siempre pendiente de las cámaras cada vez que salía a Italia, cualquiera que se cruzara en mi camino, ya fuera un periodista, un estafador, un timador o cualquier otro hijo de puta”, expuso Adriano cansado del peso de la fama.P

Para dar más énfasis a su relato estableció que:”En mi comunidad no tenemos eso. Cuando estoy aquí, nadie de fuera sabe lo que estoy haciendo. Ese era su problema. No entendían por qué iba a la favela. No era por la bebida, ni por las mujeres, mucho menos por las drogas. Era por la libertad. Era porque quería paz. Quería vivir. Quería volver a ser humano. Aunque fuera un poquito. Esa es la maldita verdad. ¿Y qué?”.

No lo comprendieron Mourinho, Mancini y Moratti

Para finalizar hace una recriminación a aquellos que jamás lo comprendieron como el portugués José Mourinho, los italianos Roberto Mancini y Massimo Moratti.

“Intenté hacer lo que querían. Negocié con Roberto Mancini. Me esforcé mucho con José Mourinho. Lloré en el hombro de Moratti. Pero no pude hacer lo que me pidieron. Me mantuve bien durante unas semanas, evité el alcohol, entrené como un caballo, pero siempre había una recaída. Una y otra vez. Todo el mundo me criticaba. No podía soportarlo más”.

Inter Milan's Adriano of Brazil during an Italian major league soccer match against Atalanta at the San Siro stadium in Milan , Italy, Sunday, Dec. 23, 2006. (AP Photo/Luca Bruno)
Sigue sin comprenderse porque el brasileño Adriano rechazó la vida de lujos y fama en su paso por el calcio italiano como aquí con el Inter de Milán.
Crédito: Luca Bruno | AP

“La gente decía muchas estupideces porque todos estaban avergonzados. “Vaya, Adriano dejó de ganar siete millones de euros. ¿Lo dejó todo por esta mierda? Eso es lo que más he oído. Pero no saben por qué lo hice. Lo hice porque no me encontraba bien. Necesitaba mi espacio para hacer lo que quería hacer”, finalizó.

Seguir leyendo:

En esta nota

adriano Inter de Milán jose mourinho Selección de Brasil
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain