Estadounidenses beben más licor desde la pandemia
El consumo de alcohol en EE. UU. aumentó durante la pandemia y sigue siendo alto en 2022, impulsado por el estrés y la falta de acceso a servicios médicos
Durante la pandemia de COVID-19, muchos estadounidenses comenzaron a beber más como una forma de sobrellevar el estrés y la ansiedad que trajo consigo el aislamiento, la incertidumbre económica y los cambios en la vida cotidiana.
Aunque las restricciones se han levantado y la vida ha vuelto, en gran medida, a la normalidad, un estudio reciente publicado en Annals of Internal Medicine muestra que el incremento en el consumo de alcohol no ha disminuido. Este fenómeno pone de relieve un desafío creciente para la salud pública, con potenciales consecuencias a largo plazo.
El estudio, que fue realizado entre 2018 y 2022 y se basa en la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud, analizó los patrones de consumo de alcohol entre adultos estadounidenses. Con datos de más de 20,000 encuestados anuales, los investigadores identificaron una persistencia en el aumento del consumo de alcohol que surgió durante la pandemia, un comportamiento que, en lugar de retroceder al final de las restricciones, parece haberse normalizado en muchos sectores de la población.
Una de las razones detrás de este comportamiento podría estar relacionada con el hecho de que el consumo de alcohol se convirtió en una herramienta común para manejar la ansiedad y la depresión inducidas por el aislamiento y la falta de acceso a servicios médicos durante el pico de la pandemia.
Servicios de salud mental
Los autores del estudio sugieren que, al perder la estructura de sus rutinas y el acceso a servicios de salud mental, muchas personas recurrieron al alcohol como un método accesible de alivio temporal. Sin embargo, esta práctica trae consigo efectos perjudiciales para la salud física y emocional.
El Dr. Jon LaPook, corresponsal médico de CBS News, destacó que aunque el alcohol pueda ofrecer un alivio momentáneo a la ansiedad, su efecto a largo plazo es precisamente el contrario: el consumo excesivo y sostenido de alcohol aumenta los niveles de ansiedad y puede contribuir al desarrollo de depresiones más profundas.
En su intervención en el programa “CBS Mornings”, LaPook advirtió sobre los efectos depresores del alcohol, señalando que “automedicarse de esa manera no es la solución”.
Además de los riesgos emocionales, los efectos físicos del abuso de alcohol son extensos y bien documentados. Los órganos más vulnerables incluyen el hígado, el corazón, el páncreas y el cerebro.
El aumento en los problemas de salud vinculados al consumo de alcohol se ha vuelto evidente en centros de salud de todo el país, como explica la Dra. Divya Ayyala del Hospital Universitario Thomas Jefferson, quien señaló que un número creciente de pacientes está acudiendo con enfermedades hepáticas graves y otras complicaciones derivadas del consumo prolongado de alcohol.
Según los expertos, entender qué se considera una bebida también es crucial para moderar el consumo. En términos generales, una bebida se compone de aproximadamente 14 gramos de alcohol puro, lo que equivale a 12 onzas de cerveza, 5 onzas de vino o 1.5 onzas de licores destilados.
Con este estándar en mente, los especialistas recomiendan moderación y estar atentos a los signos de dependencia para evitar el desarrollo de problemas de salud más graves.
Aunque la pandemia puede haber sido un factor precipitante, los efectos en el comportamiento de consumo de alcohol persisten y suponen un reto para la salud pública en los Estados Unidos. L
os hallazgos de este estudio subrayan la importancia de implementar campañas de concienciación y facilitar el acceso a servicios de apoyo y tratamiento para aquellos que luchan con el consumo excesivo de alcohol, a fin de mitigar las posibles consecuencias para la salud física y mental de la población.
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