Niveles diarios de testosterona y el deseo sexual de los hombres no están relacionados

Un estudio internacional revela que el deseo sexual masculino no está ligado a los niveles diarios de testosterona, sino a factores sociales y psicológicos

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Una exposición prolongada al cortisol, reduce el nivel de testosterona libre. Crédito: Inspiration GP | Shutterstock

Un equipo internacional de psicólogos liderado por la Universidad de California en Santa Bárbara ha desafiado una creencia ampliamente aceptada sobre el deseo sexual masculino. Contrario a lo que muchos suponen, el nivel diario de testosterona en los hombres no parece estar directamente relacionado con su deseo sexual. Esta conclusión, publicada en Proceedings of the Royal Society B, se deriva de un detallado estudio que involucró a investigadores de Polonia, Estados Unidos y el Instituto Nacional de Investigación de Polonia.

El estudio involucró a 41 hombres adultos, quienes durante un mes recolectaron muestras diarias de saliva para medir los niveles de testosterona y documentaron sus experiencias relacionadas con el deseo sexual en un diario. Estos registros incluyeron no solo datos sobre su libido, sino también pensamientos relacionados con el cortejo y las relaciones sexuales. Este enfoque permitió a los investigadores analizar de forma precisa las posibles fluctuaciones hormonales y su impacto en el comportamiento sexual.

La investigación parte de la suposición de que la testosterona, conocida como la hormona de la masculinidad, influye directamente en el deseo sexual. Sin embargo, aunque estudios previos han demostrado que los niveles de testosterona pueden variar significativamente a lo largo del día, a menudo como respuesta a factores como el cansancio, la actividad sexual o incluso las comidas, este estudio no encontró evidencia que respalde la relación directa entre las fluctuaciones diarias de esta hormona y el deseo sexual masculino.

A través del análisis de los datos, los investigadores confirmaron que los niveles de testosterona fluctúan naturalmente en el cuerpo humano y que estas variaciones pueden tardar hasta tres días en reflejar cambios significativos debido a la forma en que se produce la hormona. No obstante, esta variabilidad no parece ser un predictor del deseo sexual en un día específico.

Un hallazgo intrigante del estudio fue que el estado civil de los participantes sí tuvo un impacto en el comportamiento relacionado con la testosterona. Se observó que los hombres solteros tendían a exhibir un mayor interés en actividades de cortejo durante los días en que sus niveles de testosterona eran elevados. Esto sugiere que, más que un impulsor del deseo sexual, la testosterona podría estar desempeñando un papel en estrategias de selección de pareja. Por otro lado, los hombres en relaciones estables no mostraron este patrón de comportamiento, lo que indica que el contexto social y relacional también influye en cómo la testosterona afecta las decisiones y conductas.

Este estudio pone de manifiesto la complejidad del deseo sexual y sugiere que no puede ser reducido a una simple correlación hormonal. Aunque la testosterona ha sido históricamente asociada con comportamientos sexuales y reproductivos en los hombres, los resultados sugieren que otros factores psicológicos y sociales desempeñan un papel más significativo en la libido masculina.

Además, los hallazgos destacan la importancia de considerar contextos individuales y relacionales al estudiar la biología del deseo sexual. En los hombres solteros, los altos niveles de testosterona podrían actuar como un mecanismo evolutivo que favorece la búsqueda de pareja. En cambio, en los hombres con pareja estable, esta dinámica podría estar modulada por otros factores emocionales y sociales que priorizan la estabilidad sobre el cortejo.

Este descubrimiento abre nuevas preguntas sobre cómo factores como el estado civil, las expectativas sociales y las dinámicas de relación interactúan con la biología para influir en el deseo sexual. También refuerza la idea de que el comportamiento humano no puede explicarse únicamente a través de mediciones biológicas, subrayando la complejidad de la interacción entre cuerpo y mente.

Los investigadores destacan la necesidad de realizar estudios adicionales para profundizar en estas observaciones y explorar otros elementos que puedan contribuir al deseo sexual. Entre ellos, se encuentran factores como la autoestima, la calidad de la relación y las influencias culturales, que podrían arrojar luz sobre la interacción entre lo biológico y lo social en el comportamiento sexual masculino.

El estudio no solo cuestiona nociones preconcebidas, sino que también invita a repensar cómo se entiende la relación entre las hormonas y la conducta, promoviendo un enfoque más integral para estudiar la sexualidad humana.

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