Los perros de Chernóbil evolucionan distinto, según un informe científico

Tras el desastre nuclear de 1986, Chernóbil se ha convertido en un área restringida para los humanos, pero algunos perros abandonados habitan en esta región.

El accidente de Chernóbil​ fue un accidente nuclear ocurrido el sábado 26 de abril de 1986.

El accidente de Chernóbil​ fue un accidente nuclear ocurrido el sábado 26 de abril de 1986. Crédito: Shutterstock

En Chernóbil existe una zona exclusiva en donde un grupo de científicos ha identificado un laboratorio natural único. En este entorno hostil, los perros callejeros han desarrollado adaptaciones genéticas notables que los diferencian de sus congéneres en otras partes del mundo.

De acuerdo a un estudio publicado en Science Advances, se analizaron 302 caninos de esta región y destacaron sus diferencias genéticas significativas entre los que viven cerca del reactor nuclear y aquellos en zonas menos contaminadas.

Este hallazgo no solo subraya la capacidad de los animales para adaptarse a condiciones extremas, sino que también ofrece una valiosa oportunidad para explorar los efectos de la radiación en mamíferos. En este lugar ocurrió un desastre nuclear de 1986.

De compañeros abandonados a emblemas de supervivencia

Tras la explosión de la planta nuclear hace más de tres décadas, miles de residentes fueron evacuados de la región de inmediato debido a los peligros en el ambiente. Por el desalojo, varias personas dejaron atrás a estos animales domésticos.

Contra todo pronóstico, estos caninos no solo sobrevivieron, sino que han prosperado, conformando varias generaciones que hoy habitan en la zona. Alimentados ocasionalmente por trabajadores y turistas, estos perros se han convertido en una población resiliente que desafía las expectativas.

El estudio identificó tres grupos principales: los perros que viven en las áreas industriales del reactor, los de la ciudad de Chernóbil y los de Slavutych, una región menos contaminada a unos 45 kilómetros del epicentro donde sucedió el desastre.

Los análisis genéticos mostraron que las poblaciones cercanas al reactor presentan un alto grado de similitud genética, evidenciando un intercambio limitado con perros de otras áreas.

En el área de Chernóbil se pasean algunos perros.
En el área de Chernóbil se pasean algunos perros.
Crédito: Shutterstock

Evolución en un ambiente extremo

Lo que hace únicos a estos perros son las mutaciones genéticas que han desarrollado, relacionadas con procesos fundamentales como la reparación del ADN, el metabolismo y la resistencia al estrés ambiental.

Por otra parte, aquellos que habitan cerca del reactor (CNPP) presentan una diversidad genética más baja. No obstante, comparten ciertas características genéticas con razas europeas, algo que demostraría que sus ancestros tenían un origen doméstico.

Chernóbil: un laboratorio viviente

Esta zona exclusiva de Chernóbil ofrece una ventana excepcional para estudiar cómo la vida se adapta a entornos extremos. Según Elaine Ostrander, coautora del estudio, describió que “estos animales son clave para comprender cómo la genética puede influir en la supervivencia en ambientes extremos”.

Las diferencias genéticas entre los perros que habitan cerca del reactor y aquellos en áreas menos contaminadas podrían ayudar a entender los efectos moleculares de la radiación. Además, este tipo de investigaciones podría tener aplicaciones en la adaptación humana a entornos extremos o contaminados.

Otro dato revelado en el estudio de estos perros, es que, pese a que la radiación ha sido un factor determinante en su evolución, la dieta limitada y la ausencia de interacción humana constante son otro de los elementos que influyen en su desarrollo.

Las investigaciones no quedarán allí, ya que estos científicos planean quedarse en el área contaminada tratando de analizando estas poblaciones para identificar patrones específicos relacionados con la exposición prolongada a la radiación.

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