El alcohol aumenta la tolerancia al dolor y la agresividad

El alcohol amplifica la agresividad al elevar la tolerancia al dolor y reducir la empatía, según un estudio que explora sus efectos en la conducta humana

El alcohol aumenta la tolerancia al dolor y la agresividad

Aquellos que consumieron alcohol mostraron una tolerancia al dolor significativamente mayor, lo que a su vez se correlacionó con una mayor agresividad. Crédito: Shutterstock

El consumo de alcohol, más allá de sus efectos eufóricos, puede tener consecuencias profundas en la conducta humana. Un reciente estudio publicado en el Journal of Studies on Alcohol and Drugs arroja luz sobre cómo el alcohol incrementa la tolerancia al dolor físico mientras reduce la empatía hacia los demás, generando un aumento en comportamientos agresivos.

Esta investigación, que incluyó dos experimentos de laboratorio independientes con más de 800 participantes, subraya una conexión entre la capacidad del alcohol para adormecer el dolor y su influencia en la disposición a infligir daño a otros.

En el estudio, los participantes fueron divididos aleatoriamente para consumir una bebida alcohólica o un placebo, ambas diseñadas para parecer idénticas. A través de un método aprobado desde 1967, se midió el umbral de dolor de los participantes mediante descargas eléctricas en sus manos.

Posteriormente, se les pidió que compitieran en un juego en línea, donde el ganador podía aplicar descargas eléctricas al “oponente”, quien en realidad no existía. Este diseño permitió evaluar si el alcohol influía en la intensidad y duración de las descargas aplicadas.

Los resultados fueron claros: aquellos que consumieron alcohol mostraron una tolerancia al dolor significativamente mayor, lo que a su vez se correlacionó con una mayor agresividad. Estos participantes optaron por descargas más intensas y prolongadas al “perdedor”, revelando una disminución en la empatía hacia el sufrimiento ajeno.

Por el contrario, quienes consumieron las bebidas placebo mantuvieron un umbral de dolor más bajo y, en consecuencia, mostraron menos disposición a infligir daño.

Empatizar con el dolor

El profesor Brad Bushman, coautor del estudio y especialista en comunicación de la Universidad Estatal de Ohio, explicó que el efecto anestésico del alcohol puede disminuir la capacidad de las personas para “sentir el dolor de los demás”, lo que las hace más propensas a comportarse de manera agresiva.

Según Bushman, “si una persona intoxicada no siente su propio dolor, es menos probable que empatice con el dolor ajeno, facilitando actitudes agresivas”.

Otro hallazgo clave del estudio fue el nivel de concentración de alcohol en sangre de los participantes, que oscilaba entre el 0,095 % y el 0,11 %, superando ligeramente el límite legal en la mayoría de los estados de EE. UU., fijado en 0,08 %.

Esto sugiere que incluso niveles moderados de intoxicación pueden alterar significativamente la percepción del dolor y las respuestas emocionales. Bushman advirtió que niveles más altos de alcohol en sangre podrían intensificar aún más estos efectos, aumentando el riesgo de conductas violentas.

El experimento también reveló la importancia del umbral de dolor como factor mediador. Cuanto más elevada era la tolerancia al dolor inducida por el alcohol, mayor era la intensidad y duración de las descargas aplicadas al supuesto oponente.

Esto plantea interrogantes sobre cómo el alcohol desensibiliza físicamente a las personas y afecta su capacidad para regular respuestas emocionales y sociales, como la empatía.

Bushman destacó que el diseño del estudio permitió un análisis riguroso y controlado de estos efectos, aunque advirtió que los resultados podrían ser más pronunciados en escenarios fuera del laboratorio, donde factores como el contexto social y el consumo de mayores cantidades de alcohol podrían agravar las conductas agresivas.

Este hallazgo tiene implicaciones significativas para comprender y abordar la violencia relacionada con el alcohol. Al revelar que la tolerancia al dolor puede ser una de las razones detrás de la agresión inducida por el alcohol, el estudio ofrece una nueva perspectiva sobre cómo se pueden diseñar intervenciones más efectivas para reducir este tipo de comportamientos.

La investigación también resalta la importancia de la empatía como mecanismo protector frente a la agresión. Mientras que los participantes que bebieron placebo conservaron su sensibilidad al dolor y, en consecuencia, su capacidad de empatizar, los consumidores de alcohol se distanciaron emocionalmente del sufrimiento de los demás. Este contraste sugiere que estrategias para fomentar la empatía podrían ser útiles en la prevención de la violencia asociada al consumo de alcohol.

En definitiva, este estudio amplía nuestra comprensión sobre cómo el alcohol no solo altera la percepción del dolor, sino también las dinámicas sociales y emocionales que regulan el comportamiento humano.

A medida que se profundiza en estos hallazgos, surgen oportunidades para diseñar intervenciones que no solo reduzcan el consumo excesivo de alcohol, sino que también aborden sus consecuencias en las relaciones interpersonales y la seguridad pública.

Sigue leyendo:

En esta nota

Agresión alcoholismo dolor dolor crónico
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain