Consumir sustancias temprano modifica el cerebro de adolescentes

Estudio revela diferencias cerebrales en adolescentes que consumieron sustancias antes de los 15 años, indicando predisposición genética y ambiental

Consumo de sustancias en la adolescencia aumenta despresión, ansiedad y pensamientos negativos

Crédito: monticello | Shutterstock

Una investigación de gran envergadura ha arrojado nueva luz sobre el impacto del consumo temprano de sustancias en el desarrollo cerebral. El estudio que involucró a casi 10.000 adolescentes en los Estados Unidos descubrió marcadas diferencias en las estructuras cerebrales de aquellos que iniciaron el consumo de alcohol, nicotina o cannabis antes de los 15 años.

Muchas de estas diferencias parecían estar presentes antes de que los adolescentes consumieran cualquier sustancia, lo que apunta a factores predisponentes como la genética, el entorno y la interacción entre ambos.

El análisis, financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), utilizó datos del Estudio del Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente (ABCD), la investigación longitudinal más amplia sobre el desarrollo cerebral en la niñez y la adolescencia.

Los investigadores emplearon imágenes por resonancia magnética tomadas a jóvenes entre 9 y 11 años, evaluando su evolución durante tres años. Entre los 3.460 participantes que informaron haber iniciado el consumo de sustancias antes de los 15 años, la mayoría reportó haber probado alcohol (90,2%), con una alta coincidencia en el consumo de nicotina y cannabis.

El estudio encontró diferencias significativas en las estructuras cerebrales tanto a nivel global como regional. Estas diferencias incluían alteraciones en el grosor cortical, el volumen cerebral total y subcortical, y la superficie cerebral, particularmente en la corteza.

La corteza, responsable de funciones cognitivas complejas como la memoria, el lenguaje, la toma de decisiones y las emociones, mostró una variación significativa en el grosor cortical, que representaba el 56% de las diferencias detectadas.

Específicamente, se identificaron 39 diferencias estructurales regionales adicionales relacionadas con el tipo de sustancia consumida. Por ejemplo, el uso de alcohol, nicotina y cannabis parecía estar asociado con cambios únicos en ciertas áreas del cerebro.

Los resultados indicaron que algunas de estas alteraciones estructurales persistían incluso después de excluir a participantes que ya habían consumido sustancias antes de las imágenes iniciales. Esto sugiere que ciertas diferencias cerebrales pueden preceder al consumo, desafiando la idea de que estas alteraciones son exclusivamente el resultado del uso de sustancias.

La ventaja de investigaciones a través de neuroimagen

El Dr. Alex Miller, autor principal del estudio y profesor adjunto de psiquiatría en la Universidad de Indiana, subrayó la importancia de este hallazgo.

“Gracias al estudio ABCD, contamos con una base de datos robusta que nos permite ir más allá de las investigaciones previas en neuroimagen. Estas diferencias cerebrales iniciales, combinadas con factores genéticos y ambientales, pueden aportar información crucial para comprender mejor el desarrollo de los trastornos por consumo de sustancias”.

Aunque los hallazgos son prometedores para el desarrollo de modelos más precisos de adicción, los investigadores advirtieron que la estructura cerebral por sí sola no es suficiente para predecir el consumo de sustancias.

En este sentido, enfatizaron que los datos no deben utilizarse como herramienta de diagnóstico.El estudio también destacó que, además de las diferencias estructurales, otros factores como la búsqueda de sensaciones, la impulsividad y la exposición a contaminantes ambientales podrían influir en el consumo temprano de sustancias.

Un análisis adicional realizado por investigadores de la Universidad de Michigan respaldó esta conclusión, demostrando que los patrones de conectividad cerebral funcional durante la adolescencia temprana podrían predecir el inicio del consumo de sustancias.

El equipo de investigación planea realizar estudios de seguimiento para explorar cómo estas diferencias estructurales iniciales en el cerebro pueden evolucionar con el tiempo, especialmente en relación con el uso continuo de sustancias o el desarrollo de trastornos asociados. Estos esfuerzos buscan ofrecer una visión más completa de la relación bidireccional entre el desarrollo cerebral y el consumo de sustancias.

El avance en esta área es fundamental para proteger a las generaciones futuras, proporcionando herramientas más precisas para abordar una problemática de impacto global.

Sigue leyendo:

En esta nota

Adolescentes Consumo de alcohol Sustancias
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain