“¡Dejen de disparar, mi hija está muerta!”, la tragedia de una joven estudiante que refleja el enfrentamiento entre palestinos en Cisjordania

El desgarrador testimonio de una madre que vio morir a su hija de un disparo, en Cisjordania.

"¡Dejen de disparar, mi hija está muerta!", la tragedia de una joven estudiante que refleja el enfrentamiento entre palestinos en Cisjordania

Shatha al-Sabbagh era ambiciosa y amaba el periodismo, cuenta su madre.  Crédito: BBC

Poco antes de Año Nuevo, Shatha al-Sabbagh, de 21 años, estaba comprando chocolates para los niños de su familia en una tienda de Yenín, en los territorios ocupados de Cisjordania.

La “intrépida” estudiante de periodismo, que quería arrojar luz sobre el sufrimiento de los palestinos, estaba con su madre, dos sobrinos jóvenes y otro pariente.

“Se reía y decía que estaríamos despiertos toda la noche”, recuerda su madre.

Pero un disparo en la cabeza acabó con su vida.

Para la madre de Shatha, Umm al-Motassem, el dolor todavía está intacto. Se detiene para respirar.

“Shatha tenía los ojos muy abiertos. Parecía que me estaba mirando mientras estaba tumbada boca arriba con la cabeza ensangrentada.

“Empecé a gritar: ‘¡Dejen de disparar, mi hija está muerta, mi hija está muerta!”.

Pero el tiroteo duró unos 10 minutos. Shatha murió en un charco de su propia sangre.

Operativo contra “criminales”

La familia de Shatha acusa a las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina (AP) de ser las responsables de su muerte, afirmando que su zona está controlada por la AP.

“No podría haber sido nadie más que la AP porque tienen una presencia tan fuerte en nuestro vecindario. Nadie más podía entrar o salir”.

Getty Images: Amigos y periodistas llevando el cuerpo de Shatha al-Sabbagh fuera de un hospital en Yenín.

Pero la AP culpa a los “criminales” – el término que utilizan para los miembros del Batallón de Yenín, formado por combatientes de grupos armados como la Jihad Islámica Palestina (PIJ) y Hamás.

La AP ejerce un autogobierno con poder limitado en Cisjordania, territorio ocupado por Israel.

El mes pasado lanzó una importante operación de seguridad en el campo de refugiados de Yenín dirigida contra los grupos armados que operan allí, a los que considera un desafío a su autoridad. Casi cuatro semanas después, el operativo continúa.

El Batallón de Yenín está acusado de hacer estallar un vehículo en ese campamento y de llevar a cabo otros “actos ilegales”.

“Hemos confiscado un gran número de armas y materiales explosivos”, dice el general de brigada de la AP, Anwar Rajab.

“El objetivo es limpiar el campamento de los artefactos explosivos que han sido colocados en diferentes calles y callejones… Estos delincuentes han cruzado todas las líneas rojas y han sembrado el caos”.

El general Rajab también acusa a Irán de respaldar y financiar a los grupos armados del campamento.

“¿Por qué se ha llegado a esto?”

El Batallón de Yenín niega tener vínculos con Irán. En un reciente video publicado en las redes sociales, el portavoz Nour al-Bitar dijo que la AP estaba tratando de “demonizarlos” y “empañar su imagen”.

El vocero añadió que los combatientes no entregarán sus armas.

Getty Images: Mustafa Barghouti, líder del partido político Iniciativa Nacional Palestina

“A la AP y al presidente Mahmud Abás, ¿por qué se ha llegado a esto?”, preguntó, sosteniendo metralla de lo que, según él, fue una granada propulsada por un cohete disparado contra el campamento por las fuerzas de seguridad.

La AP, dirigida por el presidente Abás, ya era impopular entre los palestinos descontentos con el rechazo de la organización a la lucha armada y su coordinación de seguridad con Israel.

Esta ira se intensificó con la represión de la AP contra los grupos armados en el campamento, que no ha tenido precedentes en su ferocidad y duración.

Israel considera a esos grupos como terroristas, pero muchos habitantes de Yenín los ven com una forma de resistencia a la ocupación.

“Esos ‘criminales’ a los que se refiere la AP son los jóvenes que nos defienden cuando el ejército israelí ataca nuestro campamento”, indica Umm al-Motassem.

Al menos 14 personas han muerto en la represión, incluido un joven de 14 años, según el Ministerio de Salud palestino.

Muchos habitantes de Yenín dicen que temen a la AP tanto como a las incursiones militares de Israel.

Divisiones entre facciones

La muerte de Shatha al-Sabbagh no ha hecho más que renovar ese desprecio.

Antes de ser asesinada, Shatha compartió varias publicaciones en las redes sociales que mostraban la destrucción causada por la operación de la AP en Yenín, así como las incursiones israelíes en el campamento el año pasado.

Getty Images: Periodistas palestinos expresaron su duelo tras la muerte de Shatha al-Sabbagh, quien estaba estudiando periodismo.

Otras publicaciones mostraban imágenes de jóvenes armados que murieron en los combates, incluido su hermano.

La muerte de la joven fue condenada por Hamás, que identificó a su hermano como un miembro caído del brazo armado del grupo, las Brigadas Izzedine al-Qassam.

El grupo describió su “asesinato… a sangre fría” como parte de una “política represiva dirigida contra el campamento de Yenín, que se ha convertido en un símbolo de firmeza y resistencia”.

Mustafa Barghouti, que dirige el partido político Iniciativa Nacional Palestina, considera que los combates en Yenín son una consecuencia de las divisiones entre las principales facciones palestinas: Fatah, que constituye la mayor parte de la AP, y Hamás, que ha gobernado Gaza desde 2007.

“Lo último que necesitan los palestinos es ver a los palestinos disparándose unos a otros mientras Israel aplasta a todos”, afirma.

Vida paralizada

En el interior del campamento, los residentes afirman que la vida cotidiana se ha paralizado.

Se han cortado los suministros de agua y electricidad y las familias sufren la falta de alimentos, un clima gélido y tiroteos incesantes.

Los vecinos con quienes hablamos pidieron que se cambiaran sus nombres, pues temen que pueden haber represalias por parte de la AP.

Raneen Sawafta/Reuters: Agentes de seguridad palestinos en Yenín.

“La situación es terrible aquí. No podemos movernos libremente en el campamento”, señala Mohamed.

“Todas las panaderías, los restaurantes y las tiendas están cerrados. El restaurante en el que trabajo abre un día y cierra a las 10:00. Y cuando está abierto, nadie viene.

“Necesitamos leche para los niños, necesitamos pan. Algunas personas no pueden abrir sus puertas debido a los disparos continuos”.

La agencia humanitaria de la ONU, OCHA, ha pedido una investigación sobre lo que describe como violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas de la AP.

El general Rajab dijo que algunos de los “criminales” que habían “secuestrado” el campamento de Yenín habían sido arrestados y que otros, con casos pendientes, serían llevados ante la justicia.

Pero Mohamed describe la operación de la AP -con gente inocente atrapada en el fuego cruzado- como un “castigo colectivo”.

“Si quieren perseguir a los criminales, eso no significa que deban castigar a todo el campamento. Queremos recuperar nuestras vidas”.

Incluso salir a buscar comida o agua es un riesgo, dice Sadaf, de 20 años.

“Cuando salimos, decimos nuestras últimas oraciones. Nos preparamos mentalmente porque podríamos no volver.

“Hace mucho frío. Hemos derribado las puertas de nuestra casa para usarlas como leña sólo para mantenernos calientes”.

“Dormimos por turnos”

La BBC ha escuchado relatos similares de cuatro residentes del campamento.

Mi conversación con Sadaf fue interrumpida por el sonido de disparos. No está claro de dónde proceden ni quién dispara. Empiezan y se detienen varias veces.

Raneen Sawafta/Reuters: Cisjordania ha tenido un rol central en el conflicto que desde hace 75 años ha vivido Israel no solamente con los palestinos, sino también con los países árabes.

“Quizás son disparos de advertencia”, me dice , añadiendo que suceden a veces cuando las fuerzas de la AP cambian de turno.

Sadaf continúa describiendo el campamento, con “basura llenando las calles y casi entrando en las casas”.

Se siguen oyendo más disparos.

La madre de Sadaf se suma: “Escuchen esto. ¿Alguien puede dormir con este sonido de fondo?

“Ahora dormimos por turnos. Tenemos mucho miedo de que puedan asaltar nuestras casas. Tenemos tanto miedo de esta operación como cuando los soldados israelíes están aquí”.

La gente dice que las fuerzas de seguridad han atacado deliberadamente las redes eléctricas y los generadores, dejando el campamento sin electricidad.

La AP vuelve a culpar a los “criminales” e insiste en que ha traído trabajadores para arreglar la red.

Los grupos armados quieren “utilizar el sufrimiento de la gente para presionar a la Autoridad Palestina para que detenga la operación”, señala el general Rajab.

Afirma que la operación de seguridad continuará hasta que se cumplan sus objetivos.

El general Rajab dice que el objetivo de la Autoridad Palestina es establecer el control en el campamento de Yenín y garantizar la seguridad y la estabilidad.

Cree que despojar a los grupos armados del control eliminaría la excusa de Israel para atacar el campamento.

“¿Por qué tuvo que morir mi hija?”

A finales de agosto, el ejército israelí llevó a cabo una operación “antiterrorista” enorme, de nueve días, en varias ciudades del norte de Cisjordania, incluyendo Yenín y el campamento, que provocó una grave destrucción.

Al menos 36 palestinos murieron -21 de la gobernación de Yenín- según el Ministerio de Salud palestino.

Los expertos dicen que la Autoridad Palestina está tratando de reafirmar su autoridad en Cisjordania y demostrar a Estados Unidos que es capaz de asumir un papel en el futuro gobierno de Gaza.

Raneen Sawafta/Reuters: Una procesión llevando el cuerpo de Shatha al-Sabbagh, el 29 de diciembre.

“¿Qué daño habría en eso?”, dice el general Rajab.

“Gaza es parte del Estado palestino. Gaza y Cisjordania no son entidades separadas. No hay Estado palestino sin Gaza. El presidente (Mahmud Abás) lo ha dicho y esa es nuestra estrategia”.

Pero Barghouti señala que este enfoque es una “ilusión”. “Todo lo que hay que hacer es escuchar lo que dice [Benjamin] Netanyahu”, añade.

Según la visión del primer ministro israelí para una Gaza de posguerra, Israel controlaría la seguridad indefinidamente y los palestinos “sin vínculos con grupos hostiles a Israel” -es decir, ninguno de los principales partidos políticos palestinos existentes- gobernarían el territorio.

Pero Estados Unidos, el principal aliado de Israel, quiere que la AP gobierne Gaza después de la guerra.

Netanyahu ha descartado que, después de la guerra, la AP vaya a tener un rol, aunque esa organización cuenta con apoyo internacional.

Para los residentes del campamento de Yenín, la violencia y las pérdidas no han disminuido.

“La Autoridad Palestina dice que está aquí para proteger nuestra seguridad. ¿Dónde estaba la seguridad cuando mataron a mi hija? ¿Dónde está la seguridad con los disparos incesantes?”, se lamenta Umm al-Motassem.

“Pueden perseguir a los ‘criminales’, pero ¿por qué tuvo que morir mi hija? Se hará justicia cuando sepa quién mató a mi hija”, afirma.

BBC:

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