Tabasco, el nuevo campo de batalla del narco en México
La guerra que mantienen el Cártel Jalisco Nueva Generación y el grupo criminal "La Barredora" en Tabasco ha encendido las alarmas en la región
El gobierno mexicano ha reforzado la seguridad en Tabasco ante el aumento de la violencia. Crédito: Fernando Llano | AP
La disputa armada por el control de Tabasco entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y “La Barredora” ha envuelto a la entidad en niveles de violencia nunca antes vistos, lo cual provocó un incremento de 297 por ciento en el homicidio doloso durante el inicio de la administración del gobernador Javier May.
De acuerdo con estadísticas oficiales, desde el arranque del Gobierno de May -el pasado 1 de octubre- y el 14 de enero se registraron 306 homicidios dolosos, mientras que en el mismo periodo de 2023-2024 la entidad reportó sólo 77 víctimas de ese delito.
En todo 2023, la entidad cerró con 253 víctimas de homicidio doloso y el año pasado cerró con 848 casos, para un aumento del 235 por ciento.
“Hay un grupo (‘La Barredora’) que se siente traicionado; cuando este grupo operaba en años anteriores era el rey, ahora que se enfrenta con el Cártel Jalisco vinieron los problemas“, reconoció un Coronel de la 30 Zona Militar, que encabeza el General de Brigada Héctor Francisco Morán González.
Los constantes enfrentamientos entre “La Barredora” y el CJNG por el control de Tabasco, una entidad clave para el tráfico de migrantes y el robo de combustible, elevaron el nivel de violencia con el desmembramiento de personas, un sello característico del crimen organizado para intimidar a células antagónicas.
Tan solo el pasado martes fueron halladas 10 personas descuartizadas en Villahermosa y Nacajuca.
El “Sr. 88” o “Comandante 88” es quien actualmente lidera a “La Barredora”, una organización que sentó bases desde la Administración del ahora senador Adán Augusto López, de acuerdo con registros ministeriales y de los reportes militares extraídos por Guacamaya Leaks.
El Gobernador May se encuentra inmerso en una ola de violencia que heredó de las administraciones de López y Carlos Manuel Merino a través de sus mandos de la Policía Estatal, señalados por el crimen de recibir sobornos.
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