Sobrevivientes de incendios piden apoyo para recuperación sin importar estatus

En una reunión comunitaria comparten su tragedia y su esperanza por reconstruir

Sobrevivientes de los incendios se reúnen con la alcaldesa Karen Bass.

Sobrevivientes de los incendios se reúnen con la alcaldesa Karen Bass. Crédito: Glauz Diego | Cortesía

Desde que comenzaron los fuertes vientos en Los Ángeles, un día antes de que se desencadenaran los devastadores incendios Eaton, Palisades y Kenneth, Hermelinda Guadarrama y sus dos hijas no tienen trabajo en la limpieza de edificios y casas.

Durante una reunión comunitaria celebrada en el Leo Baeck Temple a donde estuvo presente la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, varios sobrevivientes compartieron sus desgarradoras experiencias tras perder sus viviendas y empleos, pero también sus esperanzas por una pronta reconstrucción.

Hermelinda quien ha estado en el país desde hace 21 años y se dedica a la limpieza con sus dos hijas, compartió que el 6 de enero a una de sus hijas la evacuaron de Burbank.

“Los vientos estaban muy fuertes. El edificio donde estaba trabajando se estaba moviendo demasiado. Ella estaba en el séptimo piso. La tuvieron que evacuar porque se fue el agua y la electricidad. Hasta la fecha, ella no tiene trabajo”, dijo.

Hermelinda Guadarrama narra su tragedia al perder su empleo tras los incendios. (Fotos cortesía Glauz Diego)

Luego el 7 de enero, su otra hija y ella trabajaban en un edificio en Hollywood. 

“Entramos a las seis de la tarde para salir a las dos de la mañana, pero ese día nos evacuaron a las siete de la noche, y ya no pudimos trabajar”.

Mencionó que se llevaron un gran susto y angustia porque estaban rodeados de helicópteros, se escuchaba a los bomberos y les llegaba el olor a humo.

“La autopista 101 estaba saturada. Hubo un accidente. Nos quedamos atorados y no podíamos salir. Cuando lo logramos, nos fuimos por las calles hasta llegar a la casa que está a la entrada de Pasadena”.

Dijo que fue muy preocupante llegar, porque el humo y las cenizas de los incendios se estaban metiendo a la casa.

“El jueves 9 de enero nos llamó el encargado para decirnos que no tendríamos más trabajo porque no se sabía que los edificios en los que trabajábamos estaban afectados. A una de mis empleadoras se le quemó su casa en Pasadena. Ella me dijo llorando que ya no me podría dar más trabajo”.

Comentó que en las dos o tres últimas semanas no han tenido trabajo.

“Es algo muy preocupante para nosotras. No sé qué vamos a hacer. Lo único que nos queda es confiar en que esto pase pronto. Esta situación es preocupante para quienes perdieron sus casas y negocios, pero también para nosotros, que éramos empleados”.

Shirley Wong y su esposo perdieron su farmacia en el incendio de Palisades  el 8 de enero.

“Pudimos regresar ayer al lugar y fue devastador. Durante el incendio, fuimos los últimos de la cuadra en irnos. Nunca pensamos que el fuego nos iba a alcanzar”.

Afirmó que construir su negocio, les llevó mucho trabajo duro durante años sobre todo para conseguir la confianza de la comunidad.

“No solo porque construimos relaciones comerciales, sino que también porque forjamos amistades personales. Muchos de nuestros clientes son de segunda, tercera e incluso cuarta generación de Palisades”.

Comentó que sus cuatro hijos crecieron trabajando en la farmacia después de la escuela.

“Nuestros niños fueron a las escuelas del vecindario, que ahora ya no están”.

Dijo que quiere decirle a la gente que Palisades es una comunidad de residentes y propietarios de pequeños negocios, y que no todos son de altos ingresos.

“Somos de clase trabajadora y tenemos mucha suerte de ser parte de una comunidad que se preocupa y se ayuda entre sí. No son las casas caras las que forman Palisades sino el gran corazón, el cuidado y la preocupación por los demás lo que lo convierte en un lugar especial para trabajar y vivir”. 

Donny Kincey perdió su negocio y la casa de los abuelos durante el Incendio Eaton. (Fotos cortesía Glauz Diego)

Hizo ver que para la reconstrucción y la limpieza, todos dependen unos de otros, los residentes, los propietarios, los dueños de negocios y las agencias gubernamentales para obtener apoyo y orientación.

Donny Kincey, inquilino en Altadena, artista y propietario de un pequeño negocio,  dijo que su familia había vivido ahí en los últimos 50 años, tras escapar de los incendios de Tulsa, y llegar al único lugar donde las familias afroamericanas en esa épocas podían vivir.

“La casa de mis padres fue la primera en irse en el incendio. Estábamos muy cerca de la montaña. La casa fue establecida en 1954. Eran casas heredadas”.

No solo la casa heredada de sus abuelos se quemó en el Incendio Eaton sino también su pequeño negocio. Todo su inventario, sus diseños. Todo por lo que trabajo muy duro, dijo. 

“Ahora enfrentamos pérdidas de nuevo: nuestras casas, nuestros negocios, y nuestra historia. Debemos preservar lo que hace a Altadena única”.

Los sobrevivientes plantearon las siguientes demandas a la alcaldesa Bass:

  • Apoyo integral para todos, independientemente del idioma, los ingresos o el estatus migratorio.
  • Protección para los inquilinos, los propietarios de viviendas y las pequeñas empresas contra el desplazamiento permanente y los especuladores que se aprovechan de las tierras de las personas. 
  • Garantizar la seguridad y la protección de los trabajadores que participan en la limpieza y la reconstrucción.
  • Alivio económico para quienes se han visto afectados por la pérdida de empleo.
  • Infraestructura para la resiliencia ecológica y la sostenibilidad a largo plazo de las comunidades.

Tras escuchar los testimonios de los afectados, la alcaldesa Karen Bass dijo que es importante que todos los niveles de gobierno cooperen y trabajen juntos con lo mismo en mente.

“¿A dónde vamos todos cuando estamos de duelo? Vamos a la comunidad de fe de la que formamos parte. Tengo entendido que había nueve iglesias y sinagogas en la zona de Palisades, y seis de ellas fueron destruidas. Y tenemos que asegurarnos de que la gente siga teniendo un lugar donde orar”. 

Enfatizó que se deben reconstruir estas comunidades, y evitar tener un montón de gente o empresas que vayan a comprar todas las propiedades y luego desplacen a la gente. 

“Mi consejo es que regresen a su casa y a trabajar lo antes posible. Solo les digo a todos ustedes, llámenme, llámennos. Acabo de salir de una reunión con miembros del Concejo municipal. Todos estamos trabajando en unidad con la Junta de Supervisores, con nuestros legisladores estatales y con nuestras delegaciones del Congreso”.

El rabino Ken Chasen, maestro de ceremonias de la reunión, dijo que este evento subrayó la importancia de la colaboración entre todos los niveles de gobierno, organizaciones comunitarias y socios del sector privado. 

“La esperanza es a lo que nos aferramos: la esperanza y la convicción de que solo juntos, solo juntos podemos recuperar y restaurar una nueva vida donde hubo destrucción”.

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