Cuál es la parte más saludable del pollo para nuestro organismo

El pollo es la carne más consumida en EE.UU. por su accesibilidad y valor nutricional. Cada corte tiene ventajas y desventajas según su contenido de grasa

Comer pollo en exceso puede aumentar grasas y azucares en sangre

No es necesario evitar por completo alimentos como el pollo o el kétchup, es esencial saber cómo se integran en la dieta diaria. Crédito: MZZ001 | Shutterstock

El pollo se ha consolidado como la proteína favorita en la dieta de los estadounidenses, superando ampliamente el consumo de carne roja. Con un promedio de 100 libras por persona al año, su popularidad se debe a su asequibilidad, versatilidad en la cocina y un perfil nutricional más saludable en comparación con otras carnes. Sin embargo, no todos los cortes de pollo son iguales en cuanto a beneficios para la salud, y conocer sus diferencias puede marcar la pauta para una alimentación equilibrada.

La carne blanca, proveniente de la pechuga y las alas, es la opción más popular entre quienes buscan una alternativa baja en grasa y alta en proteínas. Su sabor suave la convierte en un ingrediente versátil para ensaladas, guisos y platos combinados. Contiene menos calorías y colesterol que la carne oscura, además de mayores cantidades de calcio, fósforo y magnesio, esenciales para la salud ósea y muscular. Sin embargo, su bajo contenido de grasa hace que sea propensa a secarse si no se cocina adecuadamente. Para evitar esto, se recomienda cocinarla a la parrilla, al vapor o en salteados rápidos, evitando tiempos prolongados de cocción.

Por otro lado, la carne oscura, que incluye muslos y contramuslos, ofrece un sabor más intenso y una textura más jugosa. Aunque es más rica en grasa y calorías que la carne blanca, también aporta mayores cantidades de hierro y zinc, fundamentales para el sistema inmunológico y el metabolismo. Gracias a su contenido graso, la carne oscura conserva mejor su humedad, lo que la hace una opción ideal para quienes preparan comidas con antelación. Aunque a menudo se le considera menos saludable, sigue siendo una excelente fuente de proteínas de alta calidad.

Un corte menos conocido pero altamente valorado por su suavidad es el solomillo de pollo, una pequeña tira de carne adherida a la pechuga. Tiene un sabor similar pero con una textura más tierna y menos grasa. Es una alternativa ideal para quienes siguen dietas bajas en calorías sin sacrificar proteínas. Su tamaño pequeño y forma delgada facilitan cocciones rápidas, por lo que es una opción eficiente para comidas sencillas y saludables.

Los muslos de pollo han ganado popularidad en la última década gracias a su costo accesible y resistencia a la sobrecocción. Son una fuente importante de ácidos grasos omega-3, conocidos por sus beneficios para la salud cardiovascular y su capacidad para reducir la inflamación. También contienen vitaminas A, K y del complejo B. Para maximizar su jugosidad, se recomienda cocinarlos con el hueso y la piel, aunque esta última puede retirarse antes de servir para reducir la ingesta de grasa.

La pechuga de pollo, considerada la opción más magra, es una de las favoritas entre quienes buscan una alimentación saludable. Con bajo contenido de grasa y colesterol, es altamente versátil y se encuentra fácilmente en cualquier supermercado. Sin embargo, debido a su popularidad, suele ser más costosa que otros cortes. Para evitar que se reseque, se recomienda marinarla o cocinarla con técnicas que ayuden a retener su humedad, como la cocción en salmuera.

A pesar de los beneficios nutricionales del pollo, algunos de sus derivados deben consumirse con moderación. La piel, aunque aporta sabor y ayuda a conservar la humedad, contiene altos niveles de grasa y colesterol. Las alitas, por su parte, suelen servirse fritas, lo que aumenta significativamente su contenido calórico. Para opciones más saludables, es preferible hornearlas o asarlas, reduciendo el exceso de grasa.

Otro producto a tener en cuenta son los fiambres de pollo, una alternativa rápida y práctica para comidas ligeras, pero que a menudo contienen sodio y conservantes en niveles poco recomendables para el consumo frecuente. La Organización Mundial de la Salud recomienda limitar la ingesta de carnes procesadas debido a su asociación con enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.

En definitiva, el pollo sigue siendo una de las mejores opciones de proteína animal por su versatilidad y valor nutricional. Elegir el corte adecuado y aplicarle técnicas de cocción saludables permite aprovechar sus beneficios sin comprometer la salud.

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