Estar en un Super Bowl era impensable, pero este hombre ya lleva 40
El periodista mexicano Enrique Garay alcanzó hace unos días la proeza de cubrir 40 Super Bowls en persona: "He luchado", explica el narrador

Enrique Garay en el centro de medios del Super Bowl LIX en New Orleans, donde el cronista mexicano trabajó el estelar evento de la NFL de manera presencial por 40a. ocasión en su carrera. Crédito: Ricardo López J. | Impremedia
No es sorpresa que el recuerdo de fútbol americano más lejano en la vasta memoria de Enrique Garay sea de un Super Bowl. Fue el 9 de enero de 1977. Los Raiders de Oakland se enfrentaban a los Vikings de Minnesota en el Rose Bowl de Pasadena.
Garay, entonces un adolescente, jugaba afuera de su casa cuando de pronto apareció su papá llamándolo a él y a su hermano Gabriel con urgencia: “¡Vengan, vengan!”.
Momentos antes, Filemón Garay -Don Fili- había visto en la televisión una jugada que le impactó: Jack Tatum, el salvaje defensivo profundo de los Raiders, golpeando la cabeza de Sammy White, de los Vikings, con tanta violencia que el casco del joven receptor abierto salió volando, igual que su protector bucal, para luego quedar rodando en la cancha.
“Mi papá vio eso y dijo: ‘Wow, ¿qué es esto?’, y él moría de ganas de que lo viéramos mi hermano y yo”, recuerda Garay. Ese juego ganado por Oakland fue narrado para el público mexicano por Fernando Von Rossum, el legendario cronista que en el verano de 2024 ingresó al Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional.
“Nos enseñó a todos”, dice Garay acerca de Von Rossum, considerado el más distinguido comunicador del deporte de las tacleadas que haya habido en el idioma español; un pionero que fue clave para pavimentar el recorrido de la NFL en México durante décadas cruciales para su crecimiento internacional. Muchos otros cronistas siguieron con esa labor.
Enrique Garay ha sido uno de ellos y este 9 de febrero alcanzó en New Orleans un hito en el ámbito del periodismo deportivo al trabajar su Super Bowl 40 de manera presencial: 40 de los 59 de toda la historia.
Es decir, el hombre de 61 años que imprime mucha energía e información en sus relatos ha estado cubriendo el Super Bowl en la ciudad sede del gran evento desde la edición XIX con el juego San Francisco vs. Miami, celebrado en el estadio de Stanford, hasta la edición LIX en el Superdome, donde Philadelphia derrotó a Kansas City.
Solo se perdió el Super Bowl LV en febrero de 2021 en Tampa debido a la pandemia, aunque también narró ese partido, desde la Ciudad de México.
“Cuarenta no los planeas, no los buscas; se dan”, explica Garay, quien transmitió el partido de la semana pasada para TV Azteca. “Dices: ‘Ya fui a mi primer Super Bowl, quiero otro; ya llevo dos, ya llevo cinco, ya llevo 10… ya llevo 40’. Me siento contento, orgulloso, más que nada agradecido con la vida”.
La gran mayoría de estos 40 Super Bowls trabajados por Enrique Garay en ciudades de Estados Unidos fueron como cronista cuando su televisora tuvo los derechos de transmisión. Hubo otros en los que estuvo como reportero del evento (sin narración) y unos cuantos al principio de su carrera como reportero de periódico.
Cuarenta Super Bowls no son algo fácil de lograr, ni siquiera para los más longevos comunicadores de la NFL de medios estadounidenses.
“Lo de Enrique Garay es un gran mérito, no solo por la longitud de carrera necesaria para llegar a 40 Súper Tazones”, dice Fernando Von Rossum, el hombre que ya está en el recinto de Canton, Ohio. “Sino por tener la calidad necesaria para mantener el interés de los aficionados. O sea, cantidad y calidad, las cualidades necesarias para el éxito”.
La internacionalización de la NFL comenzó en México hace varias décadas. El proceso ha sido gradual y continuo, llegando a mercados cada vez más lejanos. Su producto está hoy en una incipiente globalización y la liga siempre ha reconocido la importancia de contar con las voces reconocidas que transmiten para el público en sus distintos mercados.
“Este es un cronista legendario que ha hecho tanto por la NFL y por nuestro juego. ¡Cuarenta Super Bowls!”, dice Peter O’Reilly, vicepresidente ejecutivo de la NFL a cargo del área internacional. “Estar en esa posición de llevar consistentemente la NFL a nuestros apasionados aficionados en México de una manera tan interesante y poderosa por tantos años… Gracias. Tu impacto en los fans y en el crecimiento de nuestro deporte es inmenso y esperamos que siga creciendo por muchos años más”.
Cuarenta coberturas en persona del Super Bowl son bastantes, pero en la historia de longevidad de este experimentado aunque jovial comunicador lo más interesante no es el cuadragésimo, sino el primero. Enrique Garay, de orígenes muy humildes, llegó al mundo del fútbol americano y de otros deportes -narró los seis campeonatos de Michael Jordan con los Bulls- contra todo pronóstico.
De lector insatisfecho a reportero de NFL
Enrique Garay, originario del municipio de Ecatepec en las afueras de la Ciudad de México, era un estudiante de preparatoria cuando el periodismo empezó a cobrar sentido para él. Era 1981.
Él leía el periódico que su papá llevaba a casa cada noche luego de cumplir su jornada como despachador de concreto. Pero un día se quejó con Don Fili: “Papá, compra otro periódico, aquí no escriben de fútbol americano”. Ese periódico era El Heraldo de México.
Garay recuerda que su papá le respondió: “No, mejor escríbeles una carta y diles que quieres saber más de fútbol americano”. En aquellos tiempos no existía el correo electrónico. Él escribió la carta en su recámara con una máquina de escribir Olivetti, la envió a través del buzón y luego esperó por varias semanas.
Aureliano López Martínez, el entonces jefe de Deportes de El Heraldo de México, le respondió con otra carta en la que le sugería presentarse en la redacción del conocido periódico para ver si él podía hacerse cargo de las noticias de fútbol americano, pues no tenía a nadie para esa tarea.
“Yo tenía un autografía paupérrima, yo escribía árbol con h seguramente”, reconoce Garay, quien por sugerencia del editor López tomó cursos de redacción, además de aprender mecanografía.
Garay comenzó a trabajar en El Heraldo de México en diciembre de 1981 a la edad de 18 años. Su labor era redactar y traducir noticias de NFL. Él no dominaba el inglés, pero dice que llevó sus diccionarios y se las arreglaba para cumplir con el trabajo.

Tras algunos años de aprendizaje, Garay descubrió tras una charla con un reportero de golf que viajar a Estados Unidos para cubrir el Super Bowl era posible. Fue el duelo entre Joe Montana y Dan Marino el 20 de enero de 1985 en Palo Alto, California. El Super Bowl XIX.
“Fue la primera vez que me subí a un avión, mi primera vez en Estados Unidos y mi primer Super Bowl”, cuenta el hombre que en realidad se hizo periodista en la práctica, porque él estudió Administración, con un título de la UNAM.
“Mi hermano jugaba en los Pieles Rojas con el Coach Rodero y usaba el número 42 y era fan de Ronnie Lott (jugador estrella de los 49ers), que usaba el 42. Y yo recuerdo que estaba sentado en el estadio y enfrente de mí estaba calentando Ronnie Lott”, relata Garay sobre uno de sus pocos recuerdos de aquella especial ocasión.
Garay asegura que su vida empezó a cambiar en esos días al ir conociendo a hombres del periodismo que le brindaron oportunidades. Uno de ellos fue Rafael Martínez, el director de Tele Guía, una popular revista que era la guía impresa de televisión en México y que empezaba a generar contenidos de fútbol americano.
Tras leerlo en El Heraldo de México, Martínez lo invitó a colaborar y de hecho fue por su conducto que Garay empezó a viajar para cubrir Super Bowls.
El joven que hasta pocos años antes miraba los partidos en su pequeño televisor de blanco y negro había “pisado” una cancha sensacional de la cual ya no saldría. Ese fue el improbable principio. Luego, una serie de conexiones profesionales le permitieron llegar a la televisión.
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Cerró la puerta de Televisa, abrió la de Jose Ramón
Martínez, el editor de la revista Tele Guía, vio talento en Enrique Garay y organizó un encuentro con Fernando Von Rossum, quien entonces encabezaba las transmisiones de la NFL en Televisa.
Garay recuerda que Von Rossum fue amable con él pero que no había espacio para el joven reportero: “Me dijo: ‘Hicimos un casting y solo salió Burak’, me acuerdo bien”.
Enrique Burak es uno de los principales comentaristas deportivos de la NFL y otros deportes en Televisa, a su vez con una larga y consistente trayectoria.
Las puertas de dicha empresa de todos modos se abrieron para Garay gracias a su conexión con Teodoro Cano, compañero suyo en El Heraldo de México y que fue nombrado jefe de redacción de deportes del gigante televisivo. Trabajó ahí entre 1985 y 1988, principalmente haciendo radio, con algunas apariciones en televisión. Sin embargo, decidió renunciar para buscar nuevas oportunidades.
Él sentía que en Televisa no lo involucraban lo suficiente y recuerda entre risas que cuando presentó su renuncia, Vicente Zarazúa, el extenista que era parte de la sección de Deportes, le dijo muy sorprendido: “Muchacho pendejo”.
Garay fue a pedir trabajo a Imevisión (Canales 13 y 7), la empresa que después de su privatización se convertiría en Televisión Azteca y donde José Ramón Fernández ya destacaba como un referente del periodismo deportivo de la televisión mexicana. De hecho, consiguió una cita con él. “Yo renuncio a Televisa y le toco la puerta a José Ramón, sin recomendación alguna, y él me recibe muy decente”, relata.
Fernández, recuerda Garay, nombró a Francisco Javier González jefe de noticieros y éste lo contrató, igual que a otros conocidos suyos de El Heraldo de México como Luis Manuel “Chacho” López, Armando Martínez y David Faitelson, este último seguramente el comentarista deportivo mexicano más controvertido de tiempos recientes.
Garay inició en la llamada televisora del Ajusco en enero de 1989 y duró ahí hasta 2015. “Fue maravillosa”, dice acerca de su etapa en TV Azteca. “Pasaron tantas cosas bonitas para mí que yo lo único que tengo es agradecimiento”. Además, considera que José Ramón Fernández, su jefe en muchos de esos años, fue un adelantado a su época: “Trabajar con José Ramón era hacer periodismo, algo que hoy casi nadie quiere hacer”.
Las bases de una carrera interesante ya estaban puestas, pero lo cierto es que no había espacio para Garay en la cobertura de NFL. Un día, José Ramón Fernández le encargó un reportaje de NBA y el “Joven Garay” -como le decía- debutó poco tiempo después en la narración de los juegos al lado de José Roberto Espinosa, considerado uno de los mejores cronistas deportivos que ha habido en México.

Pepe Espinosa, el compañero que lo educó
El ingreso de Enrique Garay a las transmisiones de NBA en Imevisión marcó el inicio de su gran sociedad con Pepe Espinosa.
“Pepe Espinosa tenía todo el derecho de decir: ‘¿Este quién es?’, y sin embargo me aceptó”, comenta el comunicador. Ellos trabajaron juntos por 16 años con 16 viajes al Super Bowl y también 14 años seguidos transmitiendo para México las Finales NBA (1990 a 2003). Prácticamente trabajaban juntos de agosto a junio.
Garay afirma que con Pepe Espinosa (1948-2007), a quien aplaude por haber mostrado mejor que nadie lo exquisito que es el deporte de Estados Unidos, no solo aprendió lo que es este país, sino que aprendió de los deportes, y también aprendió cosas de la vida, incluso de la buena vida. “Me enseñó, me educó”, dice.
En un gesto de sencillez y sinceridad el comunicador revela que debido a sus orígenes humildes en Ecatepec él nunca entró a un restaurante hasta su adultez, cuando siendo reportero fue invitado a uno: “Me acuerdo que llegué y tenía temor de meterme, nunca había comido en un restaurante. Me inhibía”.
Así que en su etapa al lado de Espinosa, quien además de todo gozaba de una vida muy sana, Garay asegura que creció como persona (el propio Espinosa le confió al autor de este artículo pocos años antes de su fallecimiento que estaba orgulloso por la maduración de Garay y su constante lucha para superar obstáculos).
“Pepe me adoptó, hicimos una amistad y con el paso de los años me doy cuenta que hicimos una dupla en las transmisiones que la gente recibió bien”, opina Garay.
Su largo ciclo en TV Azteca como talento de base concluyó debido a que la empresa se quedó sin derechos de los eventos que él transmitía, incluyendo NFL y NBA, además de los Juegos Olímpicos y el Abierto Mexicano de Tenis. “Todo lo que yo narraba se acabó, todo se fue. Nunca pensé que salía de Azteca”, reconoce Garay para luego flexionar sobre los siguientes pasos en su carrera. “Me doy cuenta que fue lo mejor que me pudo pasar, aunque me tardé años en entenderlo”.
No fue fácil para él tras su salida de TV Azteca, pero en la cambiante industria de las transmisiones deportivas, Enrique Garay se ha ido acomodando. Entre sus ocupaciones actuales está la narración de NBA en español a través de Amazon Prime Video y el pasado Día de Navidad fue parte del debut de Netflix en juegos de la NFL. Le tocó narrar el partido Houston vs. Baltimore que fue visto por un promedio de 31.3 millones de personas a nivel mundial fuera de Estados Unidos, según cifras del propio gigante del streaming.
“Así como yo veía la televisión en blanco y negro y escribía una carta para El Heraldo, hoy Netflix es lo que va a mover esta industria”, comenta. “Yo creo que nos queda un futuro inmediato de Netflix y Amazon Prime peleándose todo”.
Eso sí, a Garay le cuesta aceptar que el ejercicio periodístico cada vez sea más débil. Lo considera una desvalorización: “Yo trato de vender periodismo. Hay muchos lugares donde la popularidad vale más que el conocimiento y eso me reniego a aceptarlo”.
La final de Ana Guevara y el regalo de Kobe Bryant
Las seis Finales NBA ganadas por Michael Jordan con los Bulls y los nueve Super Bowls jugados por Tom Brady con los Patriots -su equipo favorito desde niño- destacan entre los mejores momentos de Enrique Garay como cronista. Pero él afirma que nada supera haber narrado los éxitos de atletas mexicanos.
La actuación de la velocista Ana Guevara en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y especialmente su medalla de plata en la gran final de los 400 metros es su relato más apreciado.
“Esa narración a mí me gustó mucho, pero es increíble cómo pasan los años y la gente la recuerda”, señala Garay, a quien la propia atleta sonorense le decía que usaba el video de esa carrera cuando era conferencista. “Ella ponía mi narración antes de empezar”.
Un atleta al que Garay le guarda mucho cariño y al cual dice que literalmente todavía le llora es Kobe Bryant, la leyenda del baloncesto que falleció en enero de 2020 en un accidente de helicóptero.
La anécdota es que antes de los Olímpicos de Beijing 2008, José Ramón Fernández había dejado a TV Azteca y Garay se quedó a cargo de la cobertura olímpica. Uno de sus proyectos consistió en viajar por el mundo para entrevistar a los mejores atletas que participarían en la ciudad china, incluyendo el velocista Usain Bolt, el nadador Michael Phelps y la saltadora de garrocha Yelena Isinbayeva.
Cuando él estuvo en Las Vegas, donde se preparaba la selección de básquetbol de Estados Unidos, se dio cuenta que Kobe Bryant hablaba bien el español. Cuatro años después, antes de los Juegos de Londres 2012, Garay repitió el proyecto, pero esta vez tenía un plan: abordar a Bryant.
“Vamos corriendo y llego con Kobe y le digo: ‘¿Cómo está Kobe?’, y me dice: ‘Muy bien amigo’. Y empezamos la charla en español. Entonces Kobe me tomó en serio”, relata Garay.
Cuando el cronista aterrizó en Miami para la cobertura del Super Bowl LIV se enteró de la noticia de la tragedia en Calabasas, California.
“Cuando me entero que Kobe muere, le lloré y le sigo llorando porque realmente me cambió la vida periodísticamente”, confiesa Garay. “Que me haya tomado en serio, que me haya dado esa entrevista, fue para mí un regalo”.

La dedicatoria de su carrera
Luego de la apabullante victoria de los Philadelphia Eagles en New Orleans, Enrique Garay reflexiona brevemente sobre su cobertura presencial de otro Super Bowl:
“Mi Super Bowl número 40, como el primero, son tan emotivos y tan intensos… El Super Bowl por sí mismo seguirá siendo siempre mi gran evento profesional año tras año. Yo le agradezco a la vida seguir cubriéndolo y voy por uno más”.
Haber estado en 40 Super Bowls además de numerosos eventos de gran escala como Juegos Olímpicos -sus primeros fueron en Seúl 1988- y Copas del Mundo de la FIFA -empezando en México 1986-, es algo extraordinario para Garay, quien recuerda que su padre ni siquiera acabó la escuela primaria y que “cuidaba caballos en el cerro” antes de llegar al duro municipio de Ecatepec.
Don Filemón falleció el pasado 10 de agosto. Enrique Garay no pudo estar con él por encontrarse en París trabajando en la cobertura de los Juegos Olímpicos. Él le dedica los 40 Super Bowls a su papá, con quien empezó todo aquella lejana tarde de 1977.
“He trabajado, he luchado, no tuve nunca una estrategia especial, probablemente me faltó planeación”, dice Garay con emoción en la voz. “Algún día me gustaría que me recordaran como un luchador del periodismo, un soñador y aquí estoy, simplemente tratando de renovarme día con día”.
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