Madres buscadoras expresan indignación tras ingresar al centro de exterminio del CJNG
Luego de ingresar al Rancho Izaguirre donde el CJNG adiestraba a jóvenes para ser sicarios, madres buscadoras lamentaron el estado en que se encontraba el lugar

Colectivos de búsqueda denunciaron como una simulación su visita al rancho. Crédito: Francisco Guasco | EFE
En un ambiente de desesperanza y frustración, colectivos de búsqueda pudieron volver a entrar al Rancho Izaguirre, un presunto campo de exterminio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco.
Además de familiares de personas desaparecidas, en el lugar se encontraban medios de comunicación e incluso influencers. Pero quienes realmente resultaron sorprendidas fueron las madres buscadoras, pues el lugar ya no era lo que encontraron, estaba limpio y el dolor volvió a apoderarse de ellas.
La visita fue organizada por autoridades federales y estatales, pero se convirtió en un acto caótico, lleno de críticas hacia la Fiscalía de Jalisco, a la que se le señala por fallas y omisiones en las investigaciones. Entre jalones y tirones, las personas pudieron ingresar al predio.
La esperanza de encontrar algún indicio que pudiera confirmar la presencia de sus seres queridos en el rancho se desvaneció cuando se dieron cuenta de que muchas de las áreas estaban acordonadas con cintas de seguridad y pequeñas banderas marcando zonas con la leyenda “evidencia no tocar”.
El rancho cuya extensión es mayor a una hectárea, se encontraba parcialmente aislado, con algunas zanjas abiertas y áreas desprovistas de objetos, ya habían sido retirados y trasladados a la sede de la Fiscalía estatal.
Este hecho indignó profundamente a las familias que, entre sollozos y gritos, lamentaron la falta de respuestas claras.
El dolor en medio de reclamos
“Esto no es un museo, señores, entramos a ver las evidencias donde tal vez estuvieron nuestros hijos”, gritaba entre lágrimas una madre que busca a su hija desaparecida.
Patricia Sotelo, quien lleva cuatro años buscando a su hija desaparecida, Fanny Areli, criticó duramente el estado en que se encontraba el predio. “Lo pintaron, lo barrieron, lo arreglaron todo. Es un circo, una burla para nuestro dolor”, dijo con visible enojo. “Queríamos ver dónde los muchachos estuvieron privados de la libertad, pero todo está acordonado”, agregó.
Raúl Servín, miembro del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, expresó: “Todo fue un teatro armado”.
Una madre buscadora, visiblemente alterada, golpeaba el suelo de una de las habitaciones donde se habían encontrado cientos de prendas y calzado días antes. Exigió a gritos que se excavara el área, insistiendo en que el lugar sonaba hueco.
“Mira, ven, tócale aquí, está hueco”, repetía, mientras sus compañeras del colectivo insistían en que se realizaran nuevas excavaciones.
De acuerdo con el diario El Sol de México, la mujer acudió buscando indicios de su hijo y su sobrino, que se encuentran desaparecidos.
La periodista Marcela Turati compartió un desgarrador video en X, donde se ve a una madre llorando desconsolada, rodeada de cámaras, tratando de excavar con sus propias manos, mientras ninguna autoridad les ofrecía una explicación sobre los hallazgos.
Falta de certezas
Tampoco el fiscal Alejandro Gertz Manero estuvo presente, aunque expresó su inconformidad con la Fiscalía de Jalisco por no cumplir con los procedimientos básicos de registro adecuado de los objetos encontrados, inspecciones insuficientes y falta de preservación adecuada de las evidencias.
Las familias acusaron que la Fiscalía General del Estado de Jalisco habría acomodado la evidencia encontrada para dar al sitio una apariencia controlada y ordenada.
Además, impidieron que hicieran su propia revisión, limitando su movimiento en el terreno: “No puedes moverte del lugar, no puedes pisar donde tú quieras investigar”, les dijeron. “Nos dieron 20 minutos porque había mucha gente, pero no se puede trabajar así”, expresó Patricia Sotelo.
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