Restaurantes urgen a la comunidad a apoyarlos para evitar su cierre
Más de cien cerraron el año pasado en Los Ángeles, y la amenaza persiste si la gente no sale a visitarlos

Juan Saravia, propietario de La Pupusa Urban Eatery. Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia
Las secuelas de la pandemia de covid-19 y el miedo generado por los arrestos y deportaciones del presidente Trump han impactado a los pequeños restaurantes de la comunidad al punto que algunos han hecho un llamado urgente a los angelinos para que no los dejen solos y acudan a consumir sus platillos.
De otra manera, sus propietarios no creen que sobrevivan muchos meses más, con lo que se se verán obligados a cerrar sus puertas definitivamente.
“Queremos seguir adelante y durante la pandemia invertimos en el negocio, tratando de hacerlo más espacioso para atraer más clientes; y la verdad, no hemos podido levantarnos con todas las deudas que tenemos”, dice Juan Saravia, propietario de La Pupusa Urban Eatery en el área de Pico-Union.
“Mi esposa y yo nos hemos puesto a pensar, si es necesario seguir, si vamos a poder continuar. Estamos batallando día a día. No queremos cerrar, pero estamos pensando en eso. La verdad es difícil. Después de la pandemia, ya no hemos regresado a como estábamos antes”.

Juan y su esposa Stephanie abrieron La Pupusa Urban Eatery en el 2017. En la actualidad trabajan cinco personas, que dependen de este pequeño negocio familiar para su manutención.
“Antes de la pandemia, estábamos excelente; y por eso, pensamos en ampliar para tener más clientes. Pero con covid todo cambió; ya no fue fácil trabajar con la Ciudad y los inspectores, y todo eso nos atrasó”.
Menciona que hicieron una inversión de $25,000 para la venta de cerveza, pero nos les han dado la licencia, aún cuando la Ciudad ya los aprobó.
“Hemos esperando por varios años para que vengan a hacer una última inspección”.
Juan reconoce que todo les ha afectado.
“La gente quiere ver los precios como hace cinco, seis años, pero es bien difícil, porque somos un negocio pequeño de una familia y hemos trabajado lo más que podemos”.

El temor a un cierre está presente día con día.
“Tenemos miedo de un día, ya no poder seguir adelante”.
En la búsqueda por sobrevivir, están llevando a cabo diversas actividades dentro del restaurante para llamar la atención.
“Acabamos de hacer una noche de pintura. Llegó mucha gente; ojalá podamos sobrevivir, con todo lo que está pasando”.
Agrega que las personas andan preocupadas en la calle, porque vieron en tal portal que el ICE (Servicio de Migración y Aduanas) anda por ahí, y escuchan diversas versiones de que aún con papeles, de todos modos se los lleva migración.
A su juicio, la pandemia, la llegada de Trump y la mala economía se han conjuntado para hacer que los clientes acudan menos a los pequeños restaurantes.
“En la pandemia solo sobrevivimos. Nos dieron préstamos, pero hay que pagarlos; y la verdad después de las elecciones, las cosas se empezaron a poner más mal porque mucha gente en la comunidad latina, anda con mucho miedo”.
Añade que hasta los incendios de Los Ángeles del mes de enero los afectaron porque tenían clientes de esa área.
“No puedo culpar a la Ciudad por nuestra situación; no pueden ni ayudar a la gente más necesitada, pero si nos apoyarían mucho si agilizan los trámites y procesos no solo la Ciudad sino el Estado”.
Ante la situación de sobrevivencia en la que se encuentra La Pupusa Urban Eatery, lanzó una invitación a los angelinos para que los visiten.
“La especialidad de nosotros es tratar de enseñar la cultura de El Salvador de diferente manera a quienes nacimos en este país; y a veces, no sentimos esa conexión con nuestra patria, pero queremos cruzar ese puente, y unir las dos culturas que tenemos”, dice Juan, quien es hijo de padres salvadoreños, pero él es nacido en Los Ángeles.
Añade que la pupusa más solicitada es La Mañanera.
“Es una pupusa para el desayuno con unos huevos estrellados con salsita ranchera y un poco de curtido y casamiento con arroz y frijoles, y crema salvadoreña. Es bien rico y llenito para comenzar la mañana”.
Además comparte que ofrecen varios tipos de pupusas como la mexicana que combina la cultura mexicana con la salvadoreña; y hace poco incluyeron en el menú, la pupusa coreana.
“Estamos intentando cosas diferentes. Nos criamos en Los Ángeles y para nosotros, la Ciudad es nuestro corazón, y tratamos de incluir un poco de nuestra cultura”.
Juan invitó a todos a visitarlos:
“Vengan a probarnos, y van a ver la diferencia. Es un sueño este negocio. No queremos parar, pero hay momentos difíciles. Solo pedimos el apoyo de la comunidad, no tenga temor de salir, hay que vivir la vida”.
La Pupusa Urban Eatery
1051 W. Washington Blvd, Unit # G
Los Angeles, California 90015
Abren de miércoles a lunes de 10 am a 6 pm; y viernes y sábado hasta las 7pm
213) 749-4573

Un llamado de auxilio
Carlos Ortez, quien es dueño desde 2010 del restaurante vegano Un Solo Sol, ubicado frente a la Plaza Mariachi en el barrio Boyle Heights de Los Ángeles, lanzó un grito desesperado, advirtiendo que podría cerrar para finales de marzo, si las ventas seguían sin repuntar.
“Tengo que decir que a partir de ese llamado urgente, la comunidad nos ha respondido. La gente ha comenzado a venir y hemos tenido el apoyo de varias organizaciones comunitarias que nos han hecho pedidos de servicios de comida como Community Power Collective, el Proyecto Pastoral, Running Mommies y muchas otras”.
Así que – dice – que con el apoyo comunitario, está resistiendo para no cerrar, pero asegura que el negocio está devastado.
Para este inmigrante salvadoreño, está crisis no es nueva.
“Los mejores años fueron entre el 14 y 17. Luego ya desde 2019, empezó todo a decaer y con la encerrona de la pandemia, que me obligó a cerrar por seis meses, en dos periodos diferentes, la cosa se puso muy mal”.
Recurrió a las deudas para reabrir, con la esperanza de salir adelante, y garantizar el salario de los trabajadores.
“Agarré un préstamo como de $95,000; cuando ya tenía otro por una cantidad similar, pero no había de otra”.
Cuenta que en los mejores tiempos de Un Solo Sol llegó a tener 14 empleados.
“Hoy solo somos la cocinera y yo, como en un principio”.
Ortez pensó que la economía iba a repuntar en 2022, pero lo que repuntó fue el inicio de las bancarrotas, luego de que se acabaron las ayudas del gobierno para la pandemia.
“Lo que estamos viendo ahora es que las bancarrotas se han disparado, y a eso hay que agregarle que la gente no tiene dinero y sí mucho miedo de la cacería que ha lanzado Trump contra los inmigrantes pobres”.
Algo que no ayuda es que a partir de la pandemia, la gente se acostumbró a comer comida chatarra.
“Durante un tiempo, trabajé como repartidor de comida. El 90% de los pedidos eran de comida chatarra de las corporaciones; y a los negocios pequeños, las compañías de reparto en carro nos cobran una comisión de 30%”.
Comenta que él no se ha declarado en bancarrota, pero literal está quebrado.
“Lo que me ha ayudado a resistir y a pagar las deudas del restaurante son mi pensión del estado ya que fui empleado estatal por muchos años así como mi pensión del seguro social, y unos cuartos que rentó para Airbnb”.
¿Por qué seguir?
“Porque la gente y las organizaciones sin fines de lucro de la comunidad han salido a apoyarme, y el dinero nunca me ha atado” .
Un Solo Sol se localiza en: 1818 1st St, Los Angeles, CA 90033. Cierra los miércoles, y está abierto de 12 a 8 pm.
Año de cierres
El diario Los Angeles Times dio a conocer al iniciar el año, que en el 2024, más de 100 restaurantes cerraron en Los Ángeles.
Y no solo los restaurantes familiares de papá y mamá han sido los más impactados, sino los de las grandes cadenas como MOD Pizza que cerró cinco ubicaciones, Dennys en Oakland, y Rubio’s Coastal Grill cerró 24 lugares en el sur de California.
En tanto, Shake Shack cerró cinco locaciones; TGI Fridays se declaró en quiebra y Red Lobster enfrenta cierres debido al aumento de costos y la quiebra.
Entre los factores señalados para el cierre destacan el aumento al salario mínimo y al costo de los seguros, los préstamos de la pandemia, el alza de las rentas y la inflación que llevaron al incremento en los precios de los alimentos de hasta 25% entre 2019 y 2023.
El restaurantero Ortez dice que todo está ligado a los ciclos de la recesión.
De acuerdo a la Oficina Administrativa de las Cortes de Estados Unidos, la recesión comenzó en 2018, y empieza a descender en el 2020 y llega a su punto más bajo en 2022 con todas las ayudas del gobierno que se repartieron, pero al terminar, a partir de 2023, de nuevo arranca la recesión hasta llegar al punto actual.
La más dura fue en la época de Obama en 2008 y hasta 2011 cuando de nuevo viene el descenso.