Carolina del Sur realizó otra ejecución por fusilamiento, la segunda en 15 años

Mikal Mahdi, condenado por el asesinato de un oficial de policía en 2004, eligió morir por disparos en lugar de la silla eléctrica o la inyección letal

Mikal Mahdi

Mahdi recurría constantemente a la brutalidad para resolver sus problemas.  Crédito: South Carolina Department of Corrections | AP

La ejecución por fusilamiento en Carolina del Sur volvió a hacerse presente con la muerte de Mikal Mahdi, condenado por el asesinato de un oficial de policía en 2004.

Esta es la segunda ejecución usando este método en el estado en las últimas cinco semanas, e incluso en 15 años.

Mahdi eligió morir por disparos al corazón en lugar de enfrentar la silla eléctrica o la inyección letal.

Al atardecer del viernes tres empleados voluntarios del sistema penitenciario dispararon desde una distancia de 4.6 metros.

Mahdi fue declarado muerto unos minutos después, según confirmó el Departamento Correccional de Carolina del Sur.

Resurgimiento de un método polémico

La ejecución por fusilamiento tiene una larga y violenta historia.

En Estados Unidos, solo se había usado cuatro veces desde 1976, todas en Utah, hasta que Carolina del Sur revivió el método como alternativa ante la escasez de fármacos para inyecciones letales. 

La ejecución de Mahdi es la número 12 en Estados Unidos en 2025. El año pasado fueron ejecutados 25 prisioneros en nueve estados, empleando métodos como la inyección letal hasta el gas de nitrógeno.

De acuerdo con AP, la ejecución por fusilamiento se ha usado para castigar motines y deserciones en los ejércitos. También como justicia fronteriza en el Viejo Oeste de EE.UU. y como herramienta de terror y represión política en la antigua Unión Soviética y la Alemania nazi.

Sin embargo, los legisladores de Carolina del Sur lo consideran el método más rápido y humano, e incluso más eficaz que, por ejemplo, la inyección letal.

El abogado defensor de Mahdi, David Weiss, calificó la ejecución como “un acto horrendo que pertenece a los capítulos más oscuros de la historia”.

Sin embargo, los fiscales describieron el historial de agresiones de Mahdi como “la naturaleza violenta”, dentro y fuera de prisión.

Afirmaron que Mahdi recurría constantemente a la brutalidad para resolver sus problemas.

Cuando ya estaba condenado a muerte, apuñaló a un guardia y golpeó a otro trabajador con un bloque de hormigón, según informó CBS News.

Mahdi fue capturado tres veces con herramientas que podría haber usado para escapar, incluyendo un trozo de metal afilado que podía usarse como cuchillo.

Crímenes de Mahdi

Mahdi confesó haber asesinado al oficial James Myers, quien fue hallado calcinado en el mismo cobertizo donde él y su esposa se casaron 15 meses antes.

El cobertizo de Myers estaba a poca distancia de una gasolinera donde Mahdi intentó comprar gasolina infructuosamente con una tarjeta de crédito robada y abandonó un vehículo que había robado en Columbia.

Mahdi fue arrestado en Florida mientras conducía la camioneta policial de Myers sin distintivos.

Admitió también haber matado a Christopher Boggs, un empleado de tienda en Carolina del Norte, días antes del crimen del oficial.

El empleado recibió dos disparos en la cabeza mientras revisaba la identificación de Mahdi.

Su caso llegó al final del proceso legal tras años de apelaciones. Sus abogados argumentaron que su defensa inicial fue débil y omitió elementos clave como su infancia traumática y el daño psicológico de años en confinamiento solitario.

La ejecución

Mahdi no hizo ninguna declaración final y no miró a su derecha, hacia los nueve testigos que estaban en la habitación tras un cristal y barrotes a prueba de balas, una vez que se abrió la cortina.

Tomó varias respiraciones profundas durante los 45 segundos que pasaron entre el momento en que le pusieron la capucha sobre la cabeza y el momento en que sonaron los disparos, efectuados por tres voluntarios que son empleados de la prisión a una distancia de unos 15 pies.

Mahdi gritó cuando las balas lo alcanzaron y flexionó los brazos. Sus respiraciones continuaron durante unos 80 segundos antes de que pareciera tomar una última bocanada de aire, según los describió AP.

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