Ley de Opción de Fin de Vida de California ayudó a mi padre a morir tranquilo
Durante cinco años, José Alejandro Lemuz toleró muchas sesiones de quimioterapia y radioterapia

José Alejandro Lemuz y su hijo Alejandro, momentos antes de tomar el medicamento de ayuda médica para morir. Crédito: Compassion & Choices | Cortesía
Me siento perdido, destrozado. No sólo perdí a mi papá por un cáncer de próstata, pero siento que le fallé como su único hijo al no aprender a vivir sin él. Pero cumplir el último deseo de mi padre antes de su muerte, es lo que me mantiene vivo. Me da fuerzas para seguir viviendo.
Aún y cuando el dolor me consume a diario, no pasa un solo día sin que yo le dé gracias a Dios por la Ley de Opción de Fin de Vida de California [End of Life Option Act], una ley compasiva que le permitió a mi padre, mi héroe, José Alejandro Lemuz, la opción legal de ayuda médica para terminar pacíficamente su insoportable sufrimiento.
Ha pasado un año desde que mi padre tomó un medicamento recetado por un médico que le permitió morir como él quería: en casa, sin dolor, en un sueño profundo, rodeado de mi hermana, mi madre y yo, y sus amigos más cercanos. Mi padre era hondureño y mecánico hojalatero, tenía 60 años cuando murió el Domingo de Pascua del 2024, en su departamento de Wilmington.
Ley de Opción de Fin de Vida
Legisladores del Comité de Salud del Senado consideraron el miércoles [23 de abril] la propuesta SB 403, presentada por la Senadora Catherine Blakespear que haría una enmienda a la Ley de Opción de Fin de Vida. La SB 403 eliminará una cláusula, convirtiendo la ayuda médica para morir de California en una ley permanente.
En los últimos 10 años, la Ley de Opción de Fin de Vida ha estado funcionando según lo previsto. Desafortunadamente, la ley incluye una cláusula de caducidad que vencerá en unos cuantos años si la Legislatura de California no actúa ahora.
Primer Latino
Mi padre se convirtió en un pionero -– fue el primer latino con una enfermedad terminal en Estados Unidos que compartió públicamente su plan de utilizar la ayuda médica para morir.
A pesar de su gravedad, mi padre grabó un video para ayudar a nuestra gente latina a comprender que los médicos no deben tratar de convencer a sus pacientes de someterse a tratamientos dolorosos cuando saben que ya no existe ninguna cura.
Desafortunadamente, mi padre tuvo que enterarse de la Ley de Opción de Fin de Vida de California a través de videos de YouTube, en vez de conocerla por sus propios médicos.
Mi padre toleró muchas sesiones de quimioterapia y radioterapia durante cinco años desde que le diagnosticaron en el 2018, cáncer de próstata en etapa 4. El cáncer se le extendió a los huesos y los médicos lo refirieron a cuidados de hospicio a mediados de marzo del 2024, tres meses después que él suspendió voluntariamente todo tratamiento médico.
El último día
Nunca olvidaré esa tarde del sábado 31 de marzo del 2024.
Uno por uno, fueron llegando sus vecinos y amigos, para ver a mi padre por última vez en su cama de su pequeño departamento en Wilmington. Algunos traían rosarios, otros llevaron agua bendita y encendieron velas mientras afuera caía una fuerte tormenta y se escuchaba de fondo, música religiosa.
“Los doctores querían que yo siguiera con más quimioterapia y más tratamientos”, dijo mi padre a los que rodeaban su cama con sábanas rojas que tanto le gustaban. “Hasta que dije: no más”.
Mi hermana y yo contuvimos las lágrimas, mientras nos arrodillamos junto a su cama. Lo abrazamos. Lo besamos y le dimos gracias por darnos la vida.
“Los quiero muchísimo y nunca dejaré de amarlos”, nos dijo mi padre a mi hermana Kelly y a mí. “Nunca lo olviden”.
Segundos después, nuestra mamá entró a la habitación con un vaso medio lleno de una sustancia lechosa.
“Toca ‘La Última Caravana’”, dijo mi padre. “Ya dame el medicamento”.
Mi padre arrebató el vaso. Se tomó la bebida como si fuera un trago de su cerveza favorita.
En cuestión de segundos, mi padre entró en un sueño profundo.
. Sabíamos que su sufrimiento había terminado.
(*) Alejandro Lemuz, tiene 18 años, vive con su madre y hermana en Wilmington, CA.