El trastorno de estrés postraumático puede elimarse estimulando el nervio vago
Una nueva terapia con estimulación del nervio vago eliminó síntomas de TEPT en todos los pacientes del estudio seis meses después del tratamiento

El estudio sugiere que los millennials están desempeñando un papel crucial en la tendencia general de deterioro de la salud mental en la población. Crédito: Prostock-studio | Shutterstock
Un innovador enfoque terapéutico desarrollado por científicos de Texas podría cambiar el rumbo del tratamiento para el trastorno de estrés postraumático (TEPT), especialmente en pacientes que no responden a las terapias tradicionales. En un estudio clínico pionero liderado por investigadores de la Universidad de Texas en Dallas y del Centro Médico de la Universidad de Baylor, nueve pacientes diagnosticados con TEPT resistente al tratamiento mostraron una recuperación completa y sostenida tras someterse a una combinación de terapia cognitiva conductual y estimulación del nervio vago (VNS, por sus siglas en inglés).
La investigación, cuyos resultados fueron publicados en la revista Brain Stimulation el pasado 15 de marzo, representa el ensayo clínico más extenso hasta la fecha en el que se utiliza un dispositivo implantado para abordar este trastorno. La intervención consistió en 12 sesiones de terapia de exposición prolongada —un tipo de tratamiento que permite a los pacientes enfrentar recuerdos y situaciones relacionadas con sus traumas— complementadas con breves ráfagas de estimulación nerviosa aplicadas mediante un dispositivo implantado en el cuello.
Según los investigadores, fue que seis meses después de concluir el tratamiento, los nueve participantes seguían sin mostrar síntomas de TEPT. El Dr. Michael Kilgard, profesor de neurociencia y uno de los autores del estudio, expresó su asombro ante los resultados, “En ensayos como este, algunos pacientes mejoran, pero casi nunca pierden por completo el diagnóstico. Aquí, tuvimos una remisión total. Es extraordinario”.
Este avance es el resultado de más de una década de trabajo por parte del Centro de Dispositivos Biomédicos de Texas (TxBDC), que ha estado explorando el uso de la estimulación del nervio vago en diferentes contextos clínicos. Anteriormente, esta técnica fue aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para tratar la movilidad de brazos afectados por accidentes cerebrovasculares. Ahora, sus beneficios comienzan a demostrarse también en el campo de la salud mental.
El Dr. Seth Hays, profesor asociado de bioingeniería y director de investigación preclínica del TxBDC, ha estado involucrado en este proyecto desde sus fases iniciales. Según Hays, ver cómo esta tecnología ha pasado del laboratorio a transformar la vida de los pacientes ha sido una experiencia profundamente gratificante, “Este proceso refleja el poder de la ciencia colaborativa”.
Además de la eficacia, la tolerancia del tratamiento ha sido notable. Los dispositivos utilizados son pequeños, inalámbricos y no interfieren con otros procedimientos médicos, como resonancias o ecografías. De hecho, las 49 personas que los llevan implantados en el área de Dallas acumulan ya un siglo de experiencia combinada sin reportar complicaciones.
El avance también pone en evidencia que el TEPT no es exclusivo del ámbito militar. Aunque el trastorno se asocia comúnmente con experiencias de combate, afecta a millones de personas que han atravesado situaciones traumáticas de diversa índole. Según el Centro Nacional para el TEPT, alrededor del 5% de los adultos estadounidenses lo padece cada año, y las mujeres presentan el doble de probabilidades de desarrollarlo a lo largo de su vida.
Este estudio no solo ofrece una nueva esperanza para quienes han agotado las opciones terapéuticas convencionales, sino que también marca el inicio de una nueva etapa en la investigación. Actualmente, se está llevando a cabo un estudio de fase 2 en Dallas y Austin, esta vez con un diseño doble ciego y controlado con placebo, con miras a lograr la aprobación definitiva del tratamiento por parte de la FDA.
El Dr. Mark Powers, director del Centro de Investigación de Trauma de Baylor y autor principal del estudio, concluyó que la incorporación de la estimulación del nervio vago ha sido un “cambio de juego”, al lograr que una terapia efectiva sea también más tolerable para los pacientes. Con este avance, la ciencia da un paso firme hacia un futuro donde superar el trauma severo podría ser, finalmente, una realidad alcanzable.
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