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Mantener un auto en EE.UU. está cada vez más costoso

La combinación de aranceles, inflación y autos tecnológicamente complejos ha encarecido desde la compra, hasta el mantenimiento, seguros y repuestos

Ya está aquí la nueva era de la Hyundai Creta 2025

Hyundai Creta 2025. Crédito: Hyundai. Crédito: Cortesía

Tener un auto propio ha sido durante décadas una parte esencial del estilo de vida estadounidense: independencia, movilidad y estatus personal. Pero en 2025, ese símbolo de libertad empieza a parecerse más a una pesada carga financiera.

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Desde el concesionario hasta el taller, el costo de tener un vehículo ha aumentado de forma sostenida, y los conductores lo sienten cada vez más en sus presupuestos mensuales.

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Los datos no dejan lugar a dudas: los gastos asociados a la tenencia de un auto han subido en todas las categorías. Y no se trata solo de los vehículos eléctricos de última generación o los SUV de lujo. Incluso los automóviles usados y de gama media resultan más caros de mantener hoy que hace apenas unos años.

Comprar un auto nuevo: cada vez más fuera del alcance

El aumento sostenido del precio de los vehículos nuevos ha empujado a muchos consumidores a reconsiderar su decisión de compra. En 2025, el costo promedio de un automóvil nuevo se acerca ya a los $50,000 dólares, lo que representa un incremento del 33% en comparación con cinco años atrás, según cifras de Edmunds.

Gran parte de este encarecimiento proviene de la escasez de componentes, los problemas logísticos globales y los aranceles impuestos por Estados Unidos a países como México, Canadá y China. Estos gravámenes han afectado directamente la estructura de costos de los fabricantes.

Otro ángulo del Ford Mustang Mach-E GT
Otro ángulo del Ford Mustang Mach-E GT. Crédito: Ford.
Crédito: Cortesía

Un estudio de Anderson Economic Group revela que los aranceles podrían sumar $4,000 dólares al costo de un SUV promedio y hasta $12,000 dólares adicionales en el caso de un vehículo eléctrico. Como resultado, los consumidores están pagando más, incluso por modelos que antes eran considerados accesibles.

Además, las propias automotrices han tomado decisiones que estrechan el acceso a autos económicos.

Marcas como Ford y General Motors han reducido la producción de vehículos compactos en favor de modelos más grandes, sofisticados y con tecnologías avanzadas. Esto deja pocas opciones para quienes buscan un coche nuevo por debajo de los $30,000 dólares.

La operación diaria: mantenimiento y seguros al alza

Comprar el auto es solo el primer paso. Mantenerlo funcionando también representa una carga económica considerable. Según la AAA, en 2023 el costo promedio anual de tener y operar un auto nuevo fue de $12,182 dólares —equivalente a $1,015 dólares mensuales—, un aumento del 12% respecto a 2022. Para 2025, las proyecciones indican que esa cifra será aún mayor.

Otro ángulo del Toyota Prius 2025
Otro ángulo del Toyota Prius 2025. Crédito: Toyota.
Crédito: Cortesía

En estados como California, ese gasto mensual ya supera los $1,100 dólares, impulsado por factores como el alto precio del combustible, seguros costosos y tarifas más elevadas en los talleres mecánicos.

El seguro de auto, un gasto obligatorio en la mayoría de los estados, también ha subido sin pausa. En 2024, el costo promedio de una póliza a todo riesgo fue de $2,299 dólares anuales, y la tendencia sigue al alza.

Las compañías aseguradoras argumentan que los vehículos actuales, con sensores, cámaras, radares y sistemas autónomos, resultan más caros de reparar, lo que incrementa el riesgo financiero.

A esto se suma el encarecimiento de repuestos, tanto para autos nuevos como usados. Componentes como alternadores, sensores de proximidad, sistemas de frenado ABS o pantallas táctiles tienen precios elevados y, a menudo, no hay disponibilidad inmediata.

Cambios de aceite, reemplazo de neumáticos o reparaciones menores que antes costaban poco, ahora exigen una inversión significativa.

Fue presentado el Mercedes-Benz CLA 2025
Fue presentado el Mercedes-Benz CLA 2025. Crédito: Mercedes-Benz.
Crédito: Cortesía

Los aranceles: el factor invisible que pesa más de lo que parece

Uno de los factores más comentados en la industria automotriz en 2025 es el impacto de los aranceles comerciales impulsados por la administración de Donald Trump.

Con tarifas del 25% sobre importaciones desde México y Canadá, y del 10% desde China, el efecto en los costos de producción ha sido inmediato.

General Motors ya ha estimado un impacto negativo de entre $4,000 millones y $5,000 millones de dólares en sus beneficios operativos, mientras que Ford calcula pérdidas por $2,500 millones de dólares.

Este aumento en los costos, inevitablemente, se traslada a los precios finales de modelos como la Chevrolet Silverado o la Ford Maverick.

Además, las complejas cadenas de suministro de la industria norteamericana agravan el problema. Muchos componentes cruzan varias veces las fronteras durante el proceso de fabricación.

Cualquier aumento arancelario se multiplica, afectando no solo el costo del vehículo completo, sino también el precio de piezas de recambio, lo que impacta directamente a los propietarios de autos usados.

¿Qué opciones le quedan al conductor promedio?

Ante este panorama, los conductores buscan estrategias para enfrentar el alza de precios. Comprar autos usados se ha convertido en una alternativa, aunque no siempre más accesible.

En 2024, el precio promedio de un vehículo de segunda mano alcanzó los $29,000 dólares, una cifra que hace unos años habría sido impensable para un auto con más de 50,000 millas.

Comparar diferentes aseguradoras, optar por pólizas con deducibles más altos, practicar una conducción más eficiente y mantener el vehículo al día con servicios preventivos pueden ayudar a reducir gastos. Pero para muchos, incluso estas medidas resultan insuficientes.

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