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Un exlíder de IA en Tesla rompió su silencio abruptamente

Una de las mentes detrás del sistema de conducción autónoma de Tesla, habló sobre los desafíos que enfrenta la tecnología que Musk lleva años promocionando

El Robotaxi es una de las más grandes apuestas de Tesla

El Robotaxi es una de las más grandes apuestas de Tesla. Crédito Tesla. Crédito: Cortesía

Mientras Elon Musk prepara una nueva ofensiva comercial con el robotaxi como emblema de su visión tecnológica, una voz autorizada pone en duda que Tesla esté tan cerca de alcanzar esa meta como el magnate asegura.

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Se trata de Andrej Karpathy, un especialista en inteligencia artificial que fue esencial en el desarrollo del sistema Full Self-Driving (FSD) de Tesla, y que ahora se muestra escéptico.

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Karpathy no es un crítico cualquiera. Fue el líder de la división de inteligencia artificial de la compañía y responsable directo del enfoque basado exclusivamente en cámaras, sin sensores LiDAR, que distingue a la propuesta tecnológica de Tesla respecto a sus competidores.

Sus recientes declaraciones, emitidas durante una charla pública, no solo contradicen a Musk: advierten que el camino hacia la autonomía completa aún es largo.

“Seguimos trabajando en la autonomía”

Durante su intervención, Karpathy se refirió a su propia trayectoria en el ámbito de la conducción autónoma. Su experiencia se remonta a 2013, cuando probó uno de los primeros coches sin conductor de Google (hoy Waymo). Aquel momento, dijo, le hizo pensar que la revolución había llegado.

Pero más de una década después, su balance es otro. “Aquí estamos, 12 años después, y seguimos trabajando en la autonomía. Seguimos trabajando en la conducción de agentes (de IA). Incluso ahora, no hemos resuelto el problema”, afirmó.

Estas palabras desmontan el discurso triunfalista de Tesla, que ha promocionado durante años la idea de que su tecnología estaba a punto de cambiar el mundo.

Karpathy también explicó que el software detrás de estos sistemas es extremadamente complejo y que la evolución de los agentes de IA —capaces de ejecutar tareas humanas como conducir— tomará tiempo. “Este no es el año de los agentes de IA, sino su década”, declaró. Es decir, no habrá milagros a corto plazo, algo que Tesla y sus inversionistas no pueden permitirse ignorar.

Elon Musk, el hombre más rico del mundo
AP.
Crédito: Matt Rourke | AP

Del entusiasmo al desencanto

Karpathy se incorporó a Tesla en 2017 luego de haber trabajado con Elon Musk en OpenAI. Su misión era clara: llevar a la empresa a la cima del desarrollo de vehículos autónomos.

Durante su paso por la firma, dirigió el entrenamiento de redes neuronales y supervisó el enfoque de visión por computadora que ha sido una apuesta arriesgada frente a las soluciones híbridas de la competencia.

Abandonó Tesla en 2022 y regresó brevemente a OpenAI. Luego fundó su propia startup, Eureka Labs, centrada en el desarrollo de nuevas herramientas de IA. Aunque mantiene una actitud reflexiva y no agresiva, sus palabras actuales sugieren un claro desencanto con las metas de corto plazo de Tesla.

El problema, según se interpreta de sus palabras, no está solo en la complejidad técnica. También está en la presión de convertir la conducción autónoma en un producto rentable, aunque aún no esté lista.

Tesla lleva desde 2016 anunciando la llegada del FSD total. Y aunque el sistema está disponible en fase beta para algunos usuarios en Estados Unidos, su comportamiento ha sido irregular y no ha superado las exigencias regulatorias para operar sin supervisión humana.

Robotaxis y marketing: más promesas que certezas

Tesla ya ha comenzado a probar en Austin, Texas, algunos vehículos sin conductor visibles como parte de su programa piloto de robotaxis.

No están en operación comercial real, sino en pruebas cerradas, en entornos controlados. Sin embargo, Musk no ha dudado en usarlos como argumento para levantar el ánimo de los mercados.

Los analistas coinciden en que Tesla necesita una historia convincente para revertir su tendencia a la baja. En lo que va del año, las entregas de vehículos han caído respecto a los periodos anteriores.

De paso, la competencia china —liderada por BYD— y las dudas en torno al crecimiento del mercado de autos eléctricos en Estados Unidos y Europa, han golpeado su valoración bursátil.

El anuncio de que presentarán oficialmente el robotaxi el 8 de agosto ha sido recibido con escepticismo. Muchos inversionistas recuerdan que en 2019 Musk aseguró que en 2020 habría un millón de robotaxis operativos. Cinco años después, esa cifra está muy lejos de cumplirse.

Elon Musk, el hombre más rico del mundo
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Crédito: Alex Brandon | AP

Tesla necesita resultados, no predicciones

Más allá del entusiasmo que Musk intenta contagiar, Tesla se enfrenta a un dilema real. La promesa de la autonomía total ha sido uno de los pilares para justificar el alto precio de su software FSD, que cuesta actualmente $12,000 dólares. Aunque algunos usuarios aseguran que ha mejorado, las críticas sobre su rendimiento siguen siendo comunes en foros de usuarios.

A diferencia de Waymo o Cruise —que sí cuentan con licencias para operar sin conductor en ciertas ciudades de Estados Unidos—, Tesla sigue apostando por una filosofía que prescinde del mapeo detallado y la infraestructura vial digital. Musk insiste en que sus coches aprenderán a conducir por sí solos, pero los resultados todavía no lo demuestran.

Mientras tanto, otras compañías tecnológicas avanzan en silencio con modelos más conservadores pero efectivos. Waymo ha completado más de un millón de viajes autónomos sin intervención humana, aunque solo en zonas delimitadas. Tesla, en cambio, ha basado su estrategia en vender la ilusión del “coche que se maneja solo”, aún cuando depende de la supervisión activa del conductor.

La imagen de Musk, un riesgo creciente

La situación de Tesla se ve agravada por los altibajos personales y políticos de su CEO. En los últimos meses, Elon Musk ha intensificado su actividad en redes sociales, adoptando posturas ideológicas que han polarizado a buena parte de su base de clientes.

Según Bloomberg, su posicionamiento cercano al ala más dura del Partido Republicano ha generado incomodidad entre algunos consumidores.

El regreso de Musk al foco empresarial, tras meses de dedicarse a sus intereses políticos y a X, coincide con la caída de Tesla en las preferencias del público. Algunos informes internos indican que las tasas de satisfacción del cliente también han disminuido.

Tesla necesita más que anuncios espectaculares. Necesita avances reales. Y aunque Karpathy ya no forma parte de la compañía, sus declaraciones pueden marcar un punto de inflexión. Él no solo cuestiona la narrativa dominante de Musk, sino que también recuerda que, en tecnología, la paciencia y la realidad importan más que los titulares.

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