Tesla firma acuerdo gigante en China y prioriza baterías
A través de megaproyectos de almacenamiento de energía, la firma estadounidense intensifica su apuesta por el sector energético

Centro de Tesla. Crédito: Tesla. Crédito: Cortesía
Cuando se habla de Tesla, la mayoría piensa en autos eléctricos futuristas y conducción autónoma. Sin embargo, la verdadera joya del negocio podría estar lejos del volante.
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En China, la compañía de Elon Musk está desarrollando un proyecto energético que promete no solo redefinir su presencia en el país asiático, sino también generar más ingresos que la propia venta de vehículos.
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Tesla ha iniciado la construcción de su estación de almacenamiento energético más ambiciosa en el mundo: una instalación gigantesca en el área de Lin-gang, Shanghái, que utilizará sus baterías Megapack para dar soporte a la red eléctrica china.
Este megaproyecto está valorado en $557 millones de dólares, y marcará un antes y un después en la estrategia de expansión global de la compañía.
Las baterías Megapack son, en esencia, enormes acumuladores de energía capaces de almacenar hasta 3,9 MWh cada una. Funcionan como bancos eléctricos que compran energía cuando es barata y la redistribuyen cuando más se necesita.
Esto no solo estabiliza el sistema eléctrico ante los picos de demanda, sino que también convierte a Tesla en un jugador clave dentro del mercado energético chino.
Tesla y un importante paso junto a China
Este movimiento se da en un momento en que China acelera su transición hacia las fuentes renovables. Solo en 2024, el país sumó 329 GW de capacidad renovable, la mitad del total mundial.
Pero tanta energía intermitente, como la solar o la eólica, requiere sistemas de respaldo y almacenamiento sofisticados. Ahí es donde entran en juego Tesla y su nueva estación.
La compañía estadounidense quiere que su instalación entre en operación en 2027. De lograrlo, será la mayor batería de red del país.

Más allá del tamaño, su impacto será simbólico: un testimonio de cómo la tecnología puede superar barreras geopolíticas, y de cómo Tesla se reinventa más allá de la movilidad eléctrica.
El acuerdo que permitió este ambicioso paso fue firmado entre Tesla China, el Comité Administrativo del Área Especial de Lin-gang, el gobierno del distrito de Fengxian y la empresa China Kangfu International Leasing.
Las cuatro partes coinciden en que la colaboración puede abrir la puerta a futuras exportaciones de tecnología energética limpia.
Una operación que se venía gestando desde hace un tiempo
Este proyecto no nace de cero. Desde febrero, Tesla opera en la misma zona su primera megafactoría de baterías Megapack fuera de Estados Unidos. En pocos meses, ya ha producido más de 100 unidades.
Esta es una muestra clara de que la empresa no está improvisando, sino construyendo una base sólida para una nueva división: la energética.
En palabras del propio Elon Musk, este negocio ya no es solo un “extra”. De hecho, Tesla Energy ha tenido un crecimiento interanual de más del 50% en 2024, y se proyecta que en 2025 mantendrá ese ritmo. Todo apunta a que la división de energía puede terminar siendo incluso más rentable que la automotriz.
La estación de Shanghái será una pieza clave para eso. Permitirá a Tesla operar como una entidad energética más, comprando y vendiendo electricidad en el mercado mayorista chino.
Esto le da una nueva fuente de ingresos, menos volátil que la venta de automóviles y mucho más alineada con las necesidades del siglo XXI.
Pero el camino no estará libre de competencia. En China, empresas como CATL y BYD ya dominan más de la mitad del mercado mundial de baterías. Tesla no solo deberá diferenciarse por tecnología, sino también por velocidad de ejecución y fiabilidad de sus soluciones.

El contexto, sin embargo, es favorable. El gobierno chino ha fijado como objetivo alcanzar al menos 40 GW de capacidad de almacenamiento antes de que acabe el año.
Y para 2030, esa cifra se multiplicará varias veces. Es un terreno fértil para compañías que, como Tesla, puedan ofrecer soluciones robustas y escalables.
Algunos analistas ven en este giro una estrategia de Tesla para equilibrar su exposición en el mercado automotriz, donde enfrenta presiones de precios, regulaciones y competencia creciente. En contraste, el sector energético está creciendo con fuerza y tiene márgenes de rentabilidad más estables.
La apuesta por China, además, parece calculada. El país no solo representa el mayor mercado energético del mundo, sino que también ofrece una cadena de suministro altamente eficiente, infraestructura avanzada y una política estatal clara de impulso a las energías limpias.
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