“Underdogs” o la belleza de lo viscoso: National Geographic apuesta por lo raro
Exploramos Animal Kingdom con los creadores del nuevo documental de Nat Geo narrado por Ryan Reynolds, en busca de los marginados del reino animal

La serie documental se encuentra disponible a través de Hulu y Disney+. Foto: National Geographic. Crédito: Cortesía
En el fondo de una cueva neozelandesa, un gusano luminoso segrega mucosidad pegajosa desde su cola, iluminando la oscuridad con el brillo de un depredador improbable. Esta escena no solo forma parte de uno de los momentos más extraños de Underdogs, la nueva serie de National Geographic narrada por Ryan Reynolds, sino que resume el espíritu de todo el proyecto: mirar de frente a lo raro, lo grotesco y lo marginado… y encontrar ahí una historia digna de ser contada.
Lejos del tono reverencial de los clásicos documentales de naturaleza, Underdogs apuesta por la irreverencia como punto de partida. Durante un encuentro inusual en Walt Disney World —donde el productor ejecutivo Dan Rees y El Paish, asistente de producción quien también es directora de algunos de los episodios, se sumaron a un recorrido por Animal Kingdom y EPCOT, algo que según ellos mismos admiten no es habitual en su calendario de compromisos de prensa— quedó claro que esta serie representa algo más que una simple variación temática del documental científico tradicional.
La revolución de lo marginal
“Nos dimos cuenta de que había muchas historias que no se estaban contando porque no encajaban en el molde del animal majestuoso o carismático”, explica Dan Rees mientras caminamos bajo el clima húmedo y pegajoso que caracteriza el verano en el centro de Florida. “Y lo raro puede ser muy divertido… pero también profundamente revelador“.
La incorporación de Ryan Reynolds como narrador de la serie documental no fue un simple golpe publicitario sino una decisión narrativa deliberada que fue moldeando el documental desde sus primeras etapas. “Su tono, su ritmo, su ironía… ayudan a conectar emocionalmente con el espectador. Porque todos, en algún momento, nos sentimos como un underdog“, añade Paish.

Esta filosofía se materializa en cada uno de los cinco episodios de la serie: “Superzeroes“, “Terrible Parents“, “Sexy Beasts“, “The Unusual Suspects” y “Total Grossout“. Títulos que por sí solos desafían las convenciones del género y prometen una experiencia que oscila entre lo científico y lo subversivo.
Disney’s Animal Kingdom: el laboratorio perfecto
El recorrido por Animal Kingdom reveló una conexión fascinante entre el documental y el parque temático. Ambos espacios comparten una misión que va más allá del entretenimiento: celebrar la biodiversidad en todas sus formas, incluyendo aquellas que tradicionalmente no reciben atención mediática.
Animal Kingdom, inaugurado en 1998 como el parque temático más grande del mundo, ha sido durante más de dos décadas un pionero en la integración de entretenimiento y conservación. Con sus 580 acres, el parque alberga más de 300 especies animales, muchas de las cuales forman parte de programas de conservación críticos. Pero lo que lo distingue es su compromiso con especies menos carismáticas: desde axolotes hasta escarabajos, e incluso buitres que se alojan al pie del majestuoso Árbol de la Vida que raramente protagonizan documentales convencionales.
Durante nuestro recorrido buscando a los protagonistas de esta serie, encontramos una coincidencia perfecta: un grupo de gansos barnacla cariblanca nadando plácidamente en un estanque del parque. La misma especie que protagoniza uno de los momentos más dramáticos del segundo episodio de Underdogs. En estado natural, estas aves migran desde Irlanda hasta Groenlandia, para construir nidos en acantilados a más de 800 pies de altura.

“Lo más increíble”, nos cuenta Dan mientras observamos a los pequeños gansos, “es que estos polluelos son literalmente arrojados del nido cuando apenas tienen días de vida. Si sobreviven a la caída, estarán listos para empezar a valerse por sí mismos”. La brutalidad aparente de este comportamiento se suaviza con un dato científico fascinante: los huesos de los polluelos son todavía suaves y, aunado a su plumaje espeso, pueden soportar la caída sin morir.
La estética de la supervivencia
Esta anécdota ilustra uno de los aspectos más intrigantes de Underdogs: su capacidad para recontextualizar comportamientos que, bajo los cánones tradicionales de belleza y moralidad humana, podrían considerarse grotescos o crueles. Desde Esopo y La Fontaine —y desde luego mucho antes— el ser humano ha tenido la necesidad de proyectar humanidad y belleza en comportamientos naturales, influenciando así el tipo de atención y, en última instancia, las posibilidades de supervivencia de ciertas especies sobre otras.
Esta tendencia se ha trasladado históricamente a la producción de documentales de vida salvaje. Los leones, elefantes, ballenas y pingüinos han monopolizado las pantallas no solo por su comportamiento fascinante, sino por su capacidad de generar empatía estética. Mientras tanto, especies igualmente extraordinarias pero menos “agraciadas” han permanecido en las sombras del discurso conservacionista.
“La ciencia sigue siendo rigurosa”, aclara Rees. “Desde el inicio trabajamos de la mano con biólogos y consultamos con National Geographic durante todo el proceso de edición. Pero el enfoque está en hacer accesible lo extraordinario. Mostrar que ser raro, torpe o viscoso no te hace menos valioso”.
La complejidad técnica detrás del caos
Detrás del humor y la fluidez de la serie hay una hazaña técnica monumental. Algunos de los protagonistas —axolotes, camarones pistoleros, escarabajos enterradores— no son precisamente fotogénicos. Otros, como el gusano luminoso de “Total Grossout”, viven en entornos extremos que desafían cualquier aproximación cinematográfica convencional.
“Pasamos 1,500 días en campo, grabando en 27 países, con más de 86 cinematógrafos distintos“, detalla la directora británica. “Cada historia tenía su propia estrategia: qué cámaras usar, qué tipo de luz, qué riesgos logísticos eran asumibles… Y a veces simplemente no conseguíamos la toma. Porque los animales no firman contratos“.
La producción de Underdogs representa una inversión millonaria por parte de Nat Geo, con costos de producción que rondan los 1,500 dólares por minuto de material finalizado. Pero más allá del aspecto económico, cada secuencia representa un rompecabezas logístico único.

El caso del gusano luminoso neozelandés es paradigmático. Para capturar su comportamiento depredador —atrae insectos con su cola bioluminiscente y los atrapa en hilos de mucosidad— el equipo tuvo que descender a una cueva inundada, arrastrarse por pasajes angostos con agua hasta la cintura, y hacerlo completamente a oscuras. “No podíamos usar luz blanca porque alteraba el comportamiento del animal”, explica Rees. “Tuvimos que desarrollar un sistema de iluminación especial con luces azules de longitud de onda específica que no interfiriera con la bioluminiscencia”.
Bristol: la capital mundial del documental de naturaleza
Durante la conversación, surge un dato interesante: tanto Rees como Paish han vivido en Bristol, Reino Unido, una ciudad que se ha convertido en el epicentro mundial de la formación de documentalistas de vida salvaje. Esta conexión no es casual. Bristol alberga algunas de las instituciones más prestigiosas en el campo, donde se forman profesionales que combinan rigor científico con innovación técnica y narrativa.
La ciudad es sede de múltiples productoras especializadas que colaboran estrechamente con National Geographic, BBC Earth y otras plataformas globales. Más importante aún, Bristol es un foco de desarrollo tecnológico para la filmación de vida salvaje, incluyendo el diseño de cámaras especializadas, drones y técnicas de filmación en ambientes extremos.
“La formación en Bristol enfatiza la importancia de la conservación y el respeto por la naturaleza”, comenta Rees. “Pero también nos enseña que la ciencia puede ser divertida, accesible y emocionante sin perder rigor”. Esta filosofía se refleja directamente en Underdogs, donde cada episodio funciona como una pequeña revolución contra los estereotipos del documental científico tradicional.
El poder de Disney como agente de cambio
La participación de Disney en este proyecto —a través de National Geographic y su distribución en Disney+ y Hulu— representa algo más que una decisión comercial. Algo que aprendí durante mi visita a Orlando es que Disney, como corporación, maneja uno de los ecosistemas de conservación más sofisticados del mundo a través de Animal Kingdom y sus programas asociados.
El parque no solo alberga especies en peligro de extinción, sino que participa activamente en programas de reproducción, investigación y reintroducción. Especies como el rinoceronte blanco del sur, el okapi y múltiples variedades de lémures, por ejemplo, deben parte de su supervivencia a los esfuerzos de conservación coordinados desde este complejo en el sur del país.
“Disney tiene la capacidad única de hacer que millones de personas se interesen por la conservación”, reflexiona El Paish. “Cuando una empresa de esta magnitud decide apostar por historias como las de Underdogs, está enviando un mensaje poderoso: todos los animales importan, no solo los que consideramos bonitos“.
La democratización de la narrativa natural
El objetivo de Underdogs es resignificar la rarezas. Presenta a criaturas que normalmente no protagonizan nada y les da su primer plano. Lo hace con color, humor y una estructura pensada para encantar al espectador de forma inesperada.
“Queremos que la gente mire a un escarabajo, un camarón o una rana transparente y diga: wow, eso también es parte del mundo. Eso también merece atención”, explica Rees.
La serie funciona en múltiples niveles: como entretenimiento familiar, como contenido educativo, como experimento narrativo y como declaración sobre el valor de lo inusual. Cada episodio celebra comportamientos que van desde estrategias de apareamiento bizarras hasta técnicas de supervivencia aparentemente grotescas, pero siempre desde una perspectiva que encuentra belleza en lo inesperado.
Más allá del entretenimiento: el espejo de lo humano
Pero quizás el aspecto más sofisticado de Underdogs es su capacidad para funcionar como espejo. La serie no solo cuenta historias de animales raros; también es, de alguna manera, una reflexión sobre la condición humana. Porque todos, en algún momento, nos sentimos torpes, inadecuados o invisibles.
“Todos nos sentimos como underdogs a veces”, reconoce El Paish. “Esa es la conexión emocional real. Cuando ves a un animal que no encaja en los estándares convencionales de belleza o comportamiento, pero que tiene estrategias increíbles para sobrevivir y prosperar, te das cuenta de que la diversidad es realmente nuestra fortaleza”.
Esta filosofía se extiende a la audiencia objetivo de la serie. “Queremos que lo vean fans de la ciencia, pero también gente que sigue a Ryan Reynolds, que ve Disney+, que quiere reírse y aprender sin sentirse en una clase”, explica Rees. “Idealmente, que familias lo vean juntas, y que los más chicos también se sientan atraídos por estos héroes subestimados”.
La tecnología como aliada de lo invisible
Uno de los aspectos más fascinantes de la producción es cómo la tecnología se pone al servicio de estas epopeyas a escala microscópica. Underdogs utiliza cámaras de ultra definición, dispositivos subacuáticos diseñados específicamente para cada entorno, y sistemas de iluminación que no interfieren con el comportamiento natural de las especies.
“Cada animal requiere una aproximación técnica diferente”, detallan los creadores en entrevista desde EPCOT cuando terminamos de recorrer el parque en busca de las especies protagonistas del documental. “Para filmar al camarón pistola, que puede generar burbujas tan calientes como la superficie del sol, necesitamos cámaras de altísima velocidad que capturen el momento exacto del disparo. Para la rana de cristal, que es prácticamente transparente, tuvimos que desarrollar técnicas de iluminación que mostraran su anatomía sin dañar al animal”.

Esta innovación técnica no es solo un desafío logístico, también nos recuerda que la tecnología debe servir para contar historias que de otra manera permanecerían invisibles, respetando siempre el bienestar y el comportamiento natural de las especies filmadas.
Underdogs representa más que un documental de naturaleza con un toque humorístico. Es una apuesta al valor de lo diferente, lo raro, lo imperfecto. En un mundo cada vez más homogeneizado, donde los algoritmos y las redes sociales premian la conformidad estética, esta serie propone una narrativa alternativa: la belleza está en la diversidad, la supervivencia se basa en la adaptación, y los verdaderos héroes no siempre son los más obvios.
La experiencia de recorrer Animal Kingdom junto a los creadores de la serie reveló algo fundamental: cuando empezamos a prestar atención a lo marginado, lo aparentemente insignificante, descubrimos que el mundo es mucho más rico, complejo y fascinante de lo que habíamos imaginado. Y tal vez, en el proceso, aprendemos algo sobre nosotros mismos.
Porque al final del día, todos somos underdogs en algún sentido. Y eso, lejos de ser una debilidad, podría ser exactamente lo que nos hace extraordinarios.

Desde talentos ocultos hasta rituales de cortejo asquerosos, Underdogs celebra a los marginados del reino animal con humor y asombro. Narrada por Ryan Reynolds y producida por Maximum Effort y Wildstar Films, la serie de cinco partes se emite los domingos a las 9/8c por ABC y también disponible al día siguiente en Disney+ y Hulu.
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