CEO de Ford: “China nos supera en tecnología eléctrica”
Jim Farley sorprendió con una advertencia directa: los fabricantes chinos de vehículos eléctricos tienen una clara ventaja sobre las marcas occidentales

Jim Farley, director ejecutivo de Ford. Crédito: Ford. Crédito: Cortesía
Lla industria automotriz global recibió una advertencia proveniente del corazón mismo de uno de los fabricantes históricos de Estados Unidos ha resonado con fuerza.
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Jim Farley, CEO de Ford, ha expuesto con inusual franqueza lo que muchos en Occidente apenas se atreven a mencionar: China ha tomado una delantera indiscutible en el desarrollo, producción y comercialización de vehículos eléctricos.
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Durante su intervención en el Aspen Ideas Festival, realizado en Colorado, Farley no solo reconoció el liderazgo de las marcas chinas, sino que lo calificó como un fenómeno inquietante para los grandes nombres de la industria automotriz occidental. “Los coches eléctricos fabricados en China son muy superiores a los que ofrece Occidente”, aseguró el directivo frente a una audiencia compuesta por expertos, periodistas y líderes empresariales.
Esta no fue una declaración aislada. A lo largo de su presentación, Farley explicó con datos y ejemplos concretos por qué considera que los fabricantes chinos están dejando atrás a sus competidores.
Según sus palabras, “el 70% de todos los vehículos eléctricos del mundo se fabrican en China”, un dato que por sí solo revela el desequilibrio en la balanza global.
Calidad, innovación y tecnología
Pero más allá de la cantidad, Farley hizo énfasis en la calidad y la innovación tecnológica que se está dando en Asia. Mencionó marcas como Huawei y Xiaomi, tradicionalmente asociadas al mundo de los smartphones, pero que ahora han incursionado con fuerza en la movilidad eléctrica.
“Tienen una tecnología muy superior. Huawei y Xiaomi están en todos los coches. Te subes y no tienes que emparejar el teléfono. Automáticamente, toda tu vida se refleja en el vehículo. Más allá de esto, el coste y la calidad de sus vehículos son muy superiores a lo que veo en Occidente”, explicó.
El directivo fue más allá al manifestar su preocupación por la falta de acción entre las grandes tecnológicas estadounidenses.
Consultado sobre una posible alianza entre Ford y Apple, respondió con escepticismo. “Estamos en una competencia global con China, y no se trata solo de coches eléctricos. Si perdemos esto, no habrá un Ford futuro”, sentenció.
Estas declaraciones no son fruto del alarmismo. Farley conoce de primera mano el producto chino. Él mismo ha probado el Xiaomi SU7, el primer modelo eléctrico de la compañía tecnológica, y no ha ocultado su admiración.

“Lo he estado conduciendo durante seis meses y me ha encantado. Ahora no quiero dejarlo”, confesó, añadiendo que incluso se lo llevó de Shanghái a Chicago para probarlo en diferentes condiciones.
China, un rival fuerte para todos
El fenómeno chino no solo inquieta a Ford. Otros líderes del sector han alzado la voz con mensajes similares. Uno de ellos es Luca de Meo, hasta hace poco CEO de Renault, quien durante el foro Future of the Car del Financial Times advirtió sobre los plazos radicalmente cortos con los que trabajan los fabricantes chinos.
“Mientras en Europa un coche tarda en desarrollarse cerca de cuatro años, en China logran hacerlo en apenas dos. Eso es una amenaza directa a nuestra forma tradicional de producir”, afirmó.
La diferencia en tiempos también repercute en los precios. Según estimaciones de expertos del sector, los vehículos eléctricos chinos pueden llegar a ser entre un 30% y un 40% más baratos que los modelos similares fabricados en Europa o Estados Unidos.
Esto representa una ventaja competitiva difícil de igualar, sobre todo si se tiene en cuenta el rápido avance de marcas como BYD, NIO o XPeng, que ya han comenzado a expandirse agresivamente en mercados europeos.
Carlos Tavares, ex CEO de Stellantis, lo advirtió en 2023 durante su participación en el CES de Las Vegas. En sus palabras, “una pelea brutal entre Europa y China” es inminente si no se diseñan políticas industriales que respondan al desafío. Su preocupación no solo apuntaba a la industria, sino a los gobiernos que, según él, no están actuando con la rapidez necesaria.

Por su parte, Ola Källenius, CEO de Mercedes-Benz, se refirió a la situación como una “guerra darwiniana”, haciendo referencia a la presión competitiva que se ha instaurado. En el Berlin Global Dialogue, advirtió que muchos de los nuevos vehículos eléctricos chinos ya se venden a precios más bajos que los autos de combustión interna en ciertos mercados, lo que altera el equilibrio del sector.
Frente a este panorama, los fabricantes tradicionales se ven obligados a redefinir su modelo de negocio. La innovación ya no es una opción, sino una necesidad. Farley, en ese sentido, ha insistido en que la única manera de competir con China es aceptar el cambio y acelerar los procesos.
Pero también lanzó una crítica implícita a la falta de ambición de gigantes tecnológicos estadounidenses como Apple o Google, que han optado por mantenerse al margen del negocio automotriz a gran escala.
Hoy, un coche chino completamente equipado puede costar alrededor de $20,000 dólares, mientras que un modelo equivalente de una marca europea puede alcanzar fácilmente los $30,000 dólares o más.
Esa diferencia, sumada a una conectividad nativa, integración con ecosistemas digitales y eficiencia energética superior, está cambiando las preferencias del consumidor global.
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