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Volkswagen apaga motores en China y apuesta a lo eléctrico

La decisión, tomada junto a su socio SAIC, responde al descenso en la demanda de autos a combustión y al auge de los vehículos eléctricos

El Volkswagen Tiguan 2025

El Volkswagen Tiguan 2025. Crédito: Volkswagen. Crédito: Cortesía

Durante décadas, Volkswagen fue sinónimo de estabilidad industrial y presencia global. Pero la transformación que atraviesa la industria automotriz, impulsada por la electrificación y el cambio de hábitos en el consumidor, ha obligado incluso a gigantes como el fabricante alemán a tomar decisiones históricas.

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Por primera vez, Volkswagen cerrará una de sus fábricas en China, marcando un punto de inflexión en su estrategia para el país más grande del mundo.

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La decisión afecta a la planta ubicada en Nanjing, que operaba desde 2008 como parte de una empresa conjunta con SAIC Motor, su socio local. Aunque el cierre se hará efectivo en la segunda mitad de 2025, las líneas de producción comenzaron a desactivarse desde inicios de este año, debido a la baja utilización del complejo.

Una planta grande, pero cada vez más vacía

Con una capacidad instalada para producir 360,000 vehículos anuales, la planta de Nanjing llegó a tener más de 2,500 empleados en sus mejores momentos.

Su enfoque estuvo puesto en modelos con motor de combustión, principalmente el Volkswagen Passat y algunos Skoda como el Superb. Pero el panorama cambió radicalmente con la evolución del mercado chino.

El país asiático ha dejado de priorizar los motores tradicionales. Con políticas agresivas de electrificación y un ecosistema de fabricantes locales como BYD, NIO y Xpeng, la demanda de autos eléctricos ha superado con creces a la de los modelos convencionales.

Para Volkswagen, esto significó enfrentarse a una caída abrupta en las ventas de sus modelos a gasolina.

A esto se sumó una limitante física: la ubicación de la planta. Situada en una zona densamente poblada, la fábrica de Nanjing no podía expandirse ni modernizarse para incorporar la tecnología necesaria para producir autos eléctricos. Esto dificultó su viabilidad a largo plazo.

Reubicación y nueva visión de futuro

Frente a este escenario, Volkswagen optó por trasladar la producción del Passat a otra planta, también en la provincia de Jiangsu, específicamente en Yizheng. Este complejo es más moderno, cuenta con mayor espacio y ya está preparado para recibir líneas de producción de vehículos eléctricos.

El Volkswagen ID.3 en primer plano
El Volkswagen ID.3 en primer plano. Crédito: Volkswagen.
Crédito: Cortesía

La producción del Passat continuará en Yizheng, que ofrece una infraestructura más adecuada para los desafíos actuales del mercado.Por su parte, las instalaciones de Nanjing serán devueltas a las autoridades locales, poniendo fin a una etapa clave en la expansión china del grupo alemán.

Este cierre es parte de una serie de ajustes que Volkswagen ha implementado como respuesta a las crisis recientes.

El impulso eléctrico y la estrategia “In China, for China”

Lejos de retirarse de China, el fabricante alemán está redirigiendo recursos hacia proyectos mucho más ambiciosos. Uno de ellos es la implementación de la plataforma “China Electronic Architecture” (CEA), una arquitectura desarrollada especialmente para electrificar su gama de modelos en el país a partir de 2026.

En paralelo, Volkswagen avanza con su estrategia “In China, for China”, un plan que busca diseñar y fabricar autos pensados específicamente para el consumidor chino. En un mercado donde las preferencias cambian rápidamente y la competencia local es feroz, la adaptación se vuelve clave.

El cierre de Nanjing, entonces, no significa una retirada, sino una reconversión. La meta es liberar recursos, mejorar la eficiencia operativa y concentrar esfuerzos en una oferta que responda a la realidad del mayor mercado automotor del mundo.

Más del Volkswagen GTI Edition 50
Más del Volkswagen GTI Edition 50. Crédito: Volkswagen.
Crédito: Cortesía

Un mercado que exige cambios rápidos

Para los observadores del sector, el cierre de una planta como la de Nanjing es una señal clara de que incluso las marcas consolidadas deben reestructurarse si quieren mantenerse competitivas.

China ya no es solamente un país de ensamblaje barato o de consumo masivo. Es también un referente global en electrificación y desarrollo tecnológico.

Los costos también son una variable crítica. Según cifras del mercado, producir un vehículo eléctrico en China puede ser entre $2,000 y $4,000 dólares más barato que en Europa. Además, el ritmo de innovación de las marcas chinas es más veloz, con lanzamientos frecuentes y actualizaciones constantes.

Volkswagen había sido, hasta ahora, reacia a cerrar plantas. Pero la realidad económica y tecnológica del mercado chino dejó pocas alternativas. La decisión de abandonar la planta de Nanjing es un reflejo de las profundas transformaciones que atraviesa la industria global.

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