Apple logró una importante victoria y no tendrá que violar la privacidad de sus usuarios
Reino Unido intentó forzar a Apple para que creara una puerta trasera en iCloud que le permitiera a las autoridades espiar a los usuarios

Apple se negó durante meses a las presiones del Reino Unido para permitirles un acceso sin precedentes a la información de sus usuarios Crédito: Shutterstock
El gobierno del Reino Unido acaba de echarse atrás en uno de los temas más polémicos de los últimos años: su intento de obligar a Apple a crear un acceso secreto a los datos cifrados de sus usuarios en iCloud. Bajo el marco de la Investigatory Powers Act, las autoridades británicas habían emitido una orden conocida como Technical Capability Notice (TCN) para que Apple desactivara la función Advanced Data Protection (ADP) en territorio británico y permitiera el acceso a la información protegida mediante cifrado de extremo a extremo.
La reacción de Apple fue inmediata. No sólo desactivó temporalmente ADP en el Reino Unido, sino que también llevó el caso a tribunales, desafiando legalmente la medida y logrando que la disputa se hiciera pública, lo que obligó al gobierno a revelar una exigencia que hasta entonces era secreta. Esto puso a los británicos en una posición incómoda, ya que se enfrentaban no sólo a un gigante tecnológico, sino también a críticas internacionales por vulnerar la privacidad de millones de usuarios.
Presión desde Estados Unidos
Uno de los giros más interesantes del conflicto llegó desde el otro lado del Atlántico. La administración estadounidense, en particular el vicepresidente JD Vance, presionó directamente al Reino Unido para que retrocediera. Según reportes, Washington dejó claro que permitir un acceso encubierto a los datos cifrados de Apple cruzaba una “línea roja” que pondría en riesgo la seguridad de su propia infraestructura tecnológica. Esto es clave porque si una brecha se abre en Reino Unido, podría exponerse toda la red global de usuarios de Apple, incluyendo instituciones norteamericanas.
Además, el Cloud Act estadounidense plantea ciertos requisitos legales sobre cómo deben manejarse los datos en la nube cuando intervienen gobiernos extranjeros. Si Reino Unido seguía adelante, habría un choque legal directo entre ambos países, lo que afectaría tratados de cooperación tecnológica y hasta acuerdos comerciales. Al final, esta presión terminó inclinando la balanza y forzó al Reino Unido a considerar una salida alternativa.
Riesgos de seguridad y reputación
El concepto de insertar un backdoor en sistemas cifrados es uno de los más criticados por expertos en ciberseguridad. Por un lado, permite a las agencias del gobierno acceder a datos privados en investigaciones criminales, pero por otro, debilita toda la estructura de seguridad del sistema. Cualquier puerta trasera puede ser explotada por atacantes, ya sean hackers, grupos criminales o incluso gobiernos extranjeros.
Apple fue enfática en este punto: no permitirá que se debilite el cifrado. ADP fue diseñado para proteger al usuario de todo tipo de amenazas, incluso si el atacante es una entidad estatal. Por eso, mientras se mantenga esa exigencia legal en Reino Unido, la compañía no permitirá que el sistema se active en ese país.
Más allá del aspecto técnico, también hay un tema de imagen. Ceder a una petición como esta sería devastador para la reputación de Apple, una marca que desde hace años ha hecho de la privacidad uno de sus pilares principales. No es casualidad que otras empresas como WhatsApp se alinearan con Apple en esta disputa.
Nueva estrategia gubernamental para espiar a los usuarios
Todo indica que el gobierno británico está buscando una forma de reformular su estrategia. Según fuentes cercanas, hay negociaciones internas para permitir que Apple reactive ADP en el país sin renunciar del todo a sus capacidades de investigación criminal. Sería una especie de compromiso político para evitar un colapso diplomático con Estados Unidos, pero también para no perder la confianza del público.
Apple, mientras tanto, mantiene el litigio abierto. Y aunque todavía no ha reactivado ADP en el Reino Unido, su posición es clara: sin garantías legales de que no se exigirá un backdoor, no hay marcha atrás. Esta firmeza está marcando un precedente que puede afectar futuras negociaciones similares en otros países.
Lo interesante del caso es que, por primera vez, un gobierno poderoso se ve obligado a dar marcha atrás por la combinación de presión diplomática, opinión pública y resistencia tecnológica. Un mensaje claro: la privacidad digital ya no es un tema secundario, sino un campo de batalla central en la geopolítica moderna.
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