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Chevrolet revive el Cruze, pero no como esperabas

Chevrolet vuelve a utilizar un nombre icónico para un modelo distinto: el Cruze regresa en Medio Oriente con la carrocería del Monza chino

Chevrolet Cruze

Chevrolet Cruze. Crédito: Chevrolet. Crédito: Cortesía

Sin pensárselo mucho, Chevrolet decidió traer de vuelta el nombre Cruze, pero bajo una estrategia que muchos consideran arriesgada.

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No se trata de un nuevo desarrollo global, ni de una tercera generación como tal, sino del aprovechamiento de un modelo existente: el Chevrolet Monza fabricado en China, que será rebautizado como Cruze exclusivamente para los mercados de Medio Oriente.

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Este tipo de decisiones no es nueva en la estrategia global de General Motors. El fabricante estadounidense ha reutilizado nombres con fuerte recordación local para comercializar modelos distintos a los originales.

Lo hizo con el Spark, con la Captiva y también con el Cavalier. Ahora le toca el turno al Cruze, un sedán que supo tener un lugar relevante en varios países, pero que fue desplazado por la fiebre SUV que domina el mercado desde hace una década.

Monza chino con emblema Cruze

El sedán que ahora porta el nombre Cruze no es otro que el Monza que SAIC-GM produce en China desde 2019. Este modelo recibió una actualización estética en 2022 y desde entonces se mantiene vigente en el país asiático.

Para el mercado de Medio Oriente, se comercializará sin cambios visibles respecto a su contraparte china, lo que significa que estamos ante una simple estrategia de reetiquetado.

A nivel de diseño, el “nuevo” Cruze luce una parrilla delantera de generoso tamaño, faros alargados y una silueta que sigue las líneas típicas de un sedán compacto con aspiraciones familiares.

Mide 4,65 metros de largo, 1,80 metros de ancho y 1,46 metros de alto, con una distancia entre ejes de 2,64 metros. El baúl ofrece una capacidad de 405 litros, pensada para el uso diario y viajes en familia.

Versiones disponibles y equipamiento

Chevrolet presentó dos versiones para el relanzamiento del Cruze en Medio Oriente: LS y LT. La versión LS incluye tapicería en tela, una pantalla multimedia de 10,25 pulgadas, cámara de reversa y dos airbags.

En tanto, la variante LT sube el nivel con asientos en cuero, techo corredizo, asistente de parqueo y un total de cuatro airbags.

La configuración de equipamiento apunta a un consumidor tradicional, que prioriza el espacio y la funcionalidad sin necesidad de un despliegue tecnológico demasiado sofisticado. Se trata, en esencia, de un auto familiar clásico, con elementos modernos básicos.

En cuanto a motorización, este Cruze se ofrece únicamente con un motor atmosférico de 1.5 litros y cuatro cilindros, que entrega 113 caballos de fuerza y 141 Nm de torque.

La transmisión es automática de doble embrague y seis velocidades. Este conjunto mecánico es idéntico al que utiliza el Monza en sus versiones de entrada en China.

¿Y las versiones híbridas?

En el mercado chino, el Monza también se vende con una versión más potente y eficiente: un sistema híbrido ligero que combina un motor turbo de 1.3 litros con tres cilindros, asistencia eléctrica de 48 voltios, 163 caballos de fuerza y 230 Nm de torque. No obstante, esta versión no está contemplada —al menos por ahora— para Medio Oriente bajo la denominación Cruze.

En ese sentido, la propuesta para Medio Oriente apunta más a una relación costo-beneficio tradicional, sin electrificación ni mayores innovaciones. El objetivo parece ser claro: recuperar una presencia fuerte en el segmento de sedanes medianos sin incurrir en grandes desarrollos.

El Chevrolet Cruze
El Chevrolet Cruze. Crédito: Chevrolet.
Crédito: Cortesía

¿Por qué en Medio Oriente?

La resurrección del Cruze bajo esta nueva identidad responde a una lectura estratégica del mercado. En Medio Oriente, los sedanes aún mantienen una demanda considerable, a diferencia de lo que ocurre en América Latina y otros mercados donde los SUV han desplazado casi por completo a este tipo de carrocerías.

En países como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos o Kuwait, los consumidores todavía valoran los sedanes como autos familiares confiables y económicos.

Y ahí es donde entra el Cruze, con un nombre conocido, una propuesta funcional y un precio competitivo, que podría rondar los $18,000 dólares, dependiendo del mercado.

En América Latina, otra historia

A diferencia del entusiasmo por el regreso del Cruze en Medio Oriente, en América Latina la historia va por otro camino. La última unidad del Cruze original se fabricó a fines de 2023, marcando el final de su ciclo como sedán global.

Sin embargo, en algunos países había desaparecido del catálogo desde hacía años, desplazado por SUVs y por la creciente apuesta de la marca por los eléctricos.

Actualmente, Chevrolet se prepara para lanzar modelos como el Spark EUV y la nueva Captiva EV en varios países de América. El Cruze, en su nueva piel china, no está contemplado en los planes para América Latina.

Una jugada pragmática

El uso del nombre Cruze para este sedán con genes chinos da un enfoque pragmático por parte de General Motors. Se reutiliza un nombre con historia para maximizar el impacto de un modelo que ya existe, sin mayores inversiones en desarrollo o producción.

Es una fórmula que puede funcionar en mercados específicos, pero que difícilmente entusiasmará a los fanáticos del Cruze original.

Si algo ha quedado claro es que GM no teme reciclar nombres del pasado para adaptarse a nuevas realidades comerciales. Y aunque el resultado pueda parecer extraño para algunos, la marca apuesta a que el poder del nombre y un precio accesible —en torno a los $18,000 o $20,000 dólares— serán suficientes para atraer a los compradores.

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