Virus respiratorios pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama
Expertos sugieren que la vacunación y medidas de protección en lugares concurridos pueden ser fundamentales para reducir el riesgo de infecciones

Resaltan la necesidad de que los pacientes sean conscientes del riesgo entre la infección y la propagación del cáncer. Crédito: Shutterstock
Investigadores de varias instituciones han concluido que infecciones respiratorias como la COVID-19 y la gripe pueden reactivar células latentes de cáncer de mama. Este fenómeno podría facilitar la propagación de la enfermedad en pacientes con antecedentes de cáncer.
Así lo revela un basado en experimentos con ratones y datos observacionales de salud humana realizado por investigadores de la Universidad de Colorado, el Centro Integral del Cáncer Montefiore Einstein (MECCC) de Nueva York y la Universidad de Utrecht.
Advierte el equipo que tal despertar podría desencadenar nuevos tumores metastásicos. El autor del artículo, James DeGregori, del Centro Oncológico de la Universidad de Colorado, señaló en un comunicado: “Las células cancerosas latentes son como las brasas que quedan en una fogata abandonada, y los virus respiratorios son como un viento fuerte que reaviva las llamas”.
Desarrollo de la investigación
El estudio revela que, tras la remisión, las células cancerosas pueden permanecer latentes durante años antes de propagarse, sobre todo en los pulmones u otros órganos, y provocar una recaída.
Dado que las infecciones respiratorias virales como el SARS-CoV-2 (el virus que causa la COVID-19) se asocian con inflamación, esto puede desencadenar procesos que podrían provocar la propagación de las células cancerosas, afirmó DeGregori a la publicación Newsweek.
Detalles como que las células cancerosas se multiplicaron a los pocos días de la infección fueron determinantes: la expansión de lesiones cancerosas metastásicas se dio en dos semanas. Los investigadores descubrieron que las vías inflamatorias están implicadas en este efecto.
Estrategias de prevención
Expertos sugieren que la vacunación y medidas de protección en lugares concurridos pueden ser fundamentales para reducir el riesgo de infecciones y, por ende, el desarrollo de metástasis.
Resaltan además la necesidad de que los pacientes sean conscientes del riesgo entre la infección y la propagación del cáncer.
Los investigadores planean expandir sus estudios a otros tipos de cáncer y explorar tratamientos potenciales, como inhibidores de IL-6, que puedan mitigar el retorno del cáncer tras infecciones virales. La necesidad de más investigaciones se torna evidente para entender mejor estos mecanismos y sus implicaciones clínicas.
Cáncer de mama
El cáncer de mama es una proliferación maligna de las células epiteliales que recubren los conductos o lobulillos mamarios, formando un tumor que puede invadir tejidos vecinos y diseminarse a otras partes del cuerpo si no se trata. Es el tipo de cáncer más frecuente en mujeres y puede presentarse también en hombres, aunque en menor medida.
Existen que dos tipos principales:
- Carcinoma ductal infiltrante (aproximadamente 80% de los casos), que comienza en los conductos que transportan la leche al pezón.
- Carcinoma lobulillar infiltrante (10-12%), que se origina en los lobulillos, las glándulas productoras de leche.
Otros tipos menos comunes incluyen el cáncer inflamatorio de mama y la enfermedad de Paget del seno.
El cáncer de mama suele manifestarse como un bulto duro en la mama o en la axila, cambios en tamaño, forma o textura de la mama, retracción o cambios en el pezón, entre otros síntomas.
El tratamiento depende del estadio del cáncer y puede incluir cirugía conservadora (tumorectomía), mastectomía, radioterapia, quimioterapia, hormonoterapia y terapias dirigidas. En etapas tempranas, el objetivo es curar y evitar recurrencias; en etapas avanzadas, se busca mejorar los síntomas y prolongar la vida. Algunas mujeres pueden optar por cirugía reconstructiva tras la mastectomía.
El cáncer de mama se origina por mutaciones en el ADN de las células mamarias que alteran su crecimiento y muerte normal. Esto puede involucrar factores genéticos, hormonales, ambientales y de estilo de vida, aunque la causa exacta no siempre es clara.
La detección temprana y el tratamiento oportuno son clave para mejorar el pronóstico y reducir la mortalidad asociada.
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