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Reacciones encontradas ante posibilidad de que Bukele se reelija de por vida

Sus partidiarios lo aplauden, pero otros aseguran que el presidente de El Salvador va camino de convertirse en dictador

El presidente de El Salvador Nayib Bukele podrá reelegirse cuantas veces quiera si el pueblo así lo quiere.

El presidente de El Salvador Nayib Bukele podrá reelegirse cuantas veces quiera si el pueblo así lo quiere. Crédito: Natacha Pisarenko | AP

Frente a los cambios a la Constitución que permiten la reelección presidencial en El Salvador por tiempo indefinido y amplían el periodo por seis años, los salvadoreños radicados en Los Ángeles expresaron reacciones encontradas.

Mucho se especula que el cambio en la Constitución podría convertir al presidente Nayib Bukele en un dictador, ya que abre la puerta para que se reelija cuantas veces quiera.

Sin embargo, Wilbert Francisco Alabi, un salvadoreño residente en Los Ángeles del Grupo Nuevas Ideas, dijo que de ninguna manera, esto abre ninguna puerta para que Bukele se quede de por vida como presidente de El Salvador.

“Es importante saber que en las elecciones, el pueblo elegirá y decidirá si quieren que continúe el presidente que esté en ese momento. Es como en un juego deportivo, si tienes un buen jugador que está metiendo goles para que lo vas a cambiar por otro; y si no juega bien, la misma afición va a pedir que lo saquen. En el caso de El Salvador, el pueblo decidirá”.

Por lo que toca al presidente Bukele, dijo que la gente salvadoreña está muy contenta con él, y solo la poca oposición que existe, nunca está contenta y busca la manera de tergiversar lo que aprueba la Asamblea.

“No se puede decir que hay una dictadura, hay medios, la gente se puede expresar libremente. En seguridad, hay un cambio considerable y ha resurgido el turismo, la inversión y la construcción. Claro que hay mucho por hacer, pero tenemos un buen líder”. 

La maniobra del dictador

Luis Alvarado, analista político de padre salvadoreño y madre mexicana quien vive en Los Ángeles, dijo que no hay duda que los cambios hechos a la Constitución Salvadoreña son parte de una maniobra para poner al presidente Bukele a la altura de dictadores como Chávez, Maduro, Castro y Ortega.

“No hay duda de que el presidente tiene el apoyo del pueblo, pero eso no quita de que el proceso deja la democracia atrás y las elecciones se convierten en elecciones de papel como las tienen en Nicaragua, Rusia y China”.

Pero además enfatizó que el sentimiento de los salvadoreños de apoyo a Bukele puede cambiar de la noche a la mañana, y los riesgos y las consecuencias vendrán en el futuro cuando el pueblo deje de tener una opinión sobre la dirección que lleve el país.

“El presidente Bukele empieza a  comportarse como Donald Trump”.

Alvarado dijo que en sus frecuentes viajes a El Salvador, ha visto progreso, pero también retos como demasiado tráfico, lo que hace imposible manejar; los precios de la comida están muy altos, y el país depende de las remesas de los salvadoreños en Estados Unidos.

Un cambio con motivaciones personales

Bart Pérez, es un sindicalista salvadoreño en Los Ángeles, hijos de padres campesinos, a quienes les tocó salir desterrados en los años 70 de su cantón debido al conflicto armado.

“En los 80 vivimos en San Salvador, no teníamos pandillas pero si había toque de queda. No existían los derechos civiles y menos humanos. Las necesidades sociales eran similares a las de hoy. No hay trabajo. La educación es precaria. La vivienda deplorable y la salud no es la mejor. Con todas estas necesidades la mejor opción era salir del país”.

En los 90, tras la ofensiva final del FMLN, él y su familia saliera del país en busca de libertad y seguridad.

“Era como si la guerra nos persiguiera”.

Bart consideró que Bukele violentó la Constitución desde el momento que se reeligió y se burló de todos los salvadoreños.

“Los oligarcas se lo permitieron. Las organizaciones sociales y sindicatos le permitieron tocar la constitución con fines personales. Muchos que vivimos tiempos difíciles. Conocemos la historia del poder y lo que costó comenzar una democracia pobre. Digo pobre porque no teníamos derechos constitucionales y menos humanos”. 

Hoy resulta – dijo – que la Constitución no sirve para este gobierno porque no cumple para sus intereses personales. 

“Quieren ocultar los negocios sucios que hicieron y los muertos inocentes por imponer la ley de excepción para los pobres. Usan la misma Constitución política y le cambian solo lo que les perjudica. Hoy se perdió todo lo poco que se logró. Democracia y derechos civiles nada ! Retrocedimos todo y hoy peor”. 

Afirmó que todo esto lo consigue el gobierno de Bukele con las leyes que han hecho a su favor y con todos los diputados que pasan todas las leyes que les manda, respaldado con la ley de excepción con militares y fiscales y jueces.

“Somos Venezuela 2.0”, subrayó.

Ni el fin de la democracia ni Bukele para siempre

El profesor en ciencias políticas de los colegios comunitarios de la Ciudad de Los Ángeles, Chamba Sánchez de origen salvadoreño, dijo que en la superficie este gran cambio constitucional se ve mal, pero quienes están dando la voz de alarma, el FMLN y ARENA, son quienes han estado en el poder y, en lugar de solucionar los problemas de seguridad, se involucraron en actos de corrupción de alto nivel mientras se enriquecieron con los recursos del país. 

“Quienes detestan al presidente Bukele argumentan que es el fin de la democracia tal como la conocemos, pero eso no es cierto. Dado que los salvadoreños seguirán votando por un presidente”.

Añadió que los opositores, no han logrado presentar un candidato competente con una visión que los salvadoreños acojan. 

“Los salvadoreños valoran tanto la seguridad que están dispuestos a sacrificar sus libertades civiles por la paz en sus comunidades. Bukele también debería saber que la seguridad es excelente y bienvenida, pero también necesita abordar la pobreza, un problema social aún muy grave en El Salvador”.

El profesor Sánchez dijo que nada es seguro en política y las cosas cambian muy rápido. 

“Bukele podría verse afectado por la naturaleza, la complacencia o la curiosidad de los salvadoreños por un nuevo líder. También podría haber hecho lo mismo que AMLO en México y apoyar a un candidato que continuara con el trabajo que él venía haciendo”.

Observó que eso es una opción que Bukele quisiera tomar porque le gusta el poder y, nadie podría ser querido ni obtener el apoyo de los salvadoreños como él. 

“Eso es, como mínimo, arrogancia al más alto nivel y problemático para quienes desean que la democracia de este país madure”.

El profesor Chamba dijo que la oposición necesita organizar una resistencia más eficaz y no solo asustar a los salvadoreños con el fin de la democracia en este país. 

“Al final, la gente votará en las próximas elecciones y puede votar en su contra si no está de acuerdo con estos profundos cambios. La democracia salvadoreña debería darle a la gente de este país a quienes quieren como líderes y sin importarles lo que quieran las instituciones internacionales u otros en el extranjero, incluyendo a algunos salvadoreños que viven aquí”.

Más sobre Bukele

El año pasado, Bukele de 44 años ganó la reelección de manera abrumadora, a pesar de una prohibición en la Constitución, luego de que los ministros de la Corte Suprema electos por el partido en gobierno, la aprobaron por un periodo de cinco años. Bukele fue electo presidente en 2019.

En junio pasado, una encuesta de LPG Datos, de La Prensa Gráfica, arrojó que el mandatario salvadoreño, a seis años en el cargo, mantenía una alta nivel de aprobación de 85.2% en gran parte atribuida al desmembramiento de las pandillas y a una reducción sin precedentes de los homicidios a escala nacional.

De acuerdo al sitio MigrationPolicy.org, alrededor de 2.5 millones de personas de origen salvadoreño residen en Estados Unidos, una cifra que incluye tanto a los nacidos en El Salvador como a los salvadoreños estadounidenses de primera o segunda generación.

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Nayib Bukele
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