Seis años después del tiroteo racista en El Paso, los latinos seguimos bajo ataque; solo con el voto podemos dar la pelea
Este no fue un acto de violencia al azar; fue una masacre calculada, alimentada por el odio supremacista blanco y la retórica antiinmigrante

En esta foto de archivo del 6 de agosto de 2019, Gloria Garcés se arrodilla frente a cruces cerca del lugar de un tiroteo masivo en El Paso, Texas. Credit: John Locher | AP
En una tranquila mañana de agosto, hace seis años, un hombre armado con un rifle de asalto entró a un Walmart en El Paso, Texas, y abrió fuego.
Mató a 23 personas e hirió a decenas más. ¿Su objetivo? Indiscutiblemente los latinos.
Este no fue un acto de violencia al azar. Fue una masacre calculada, alimentada por el odio supremacista blanco y la retórica antiinmigrante. En un manifiesto publicado en línea antes del tiroteo, el atacante hablaba de una “invasión hispana” en Texas y repetía el mismo lenguaje deshumanizador y demonizante, que hemos escuchado con demasiada frecuencia por parte de líderes de extrema derecha, incluido el Presidente de los Estados Unidos.
Hoy, seis años después, la tragedia de El Paso sigue marcando a nuestra comunidad, no solo por las vidas que nos arrebataron, sino porque las condiciones que lo incitaron, no han hecho más que empeorar.
Bajo una segunda presidencia de Trump, nuestras comunidades vuelven a ser atacadas y perseguidas. Las políticas antiinmigrantes han regresado al centro del debate. Políticos extremistas impulsan narrativas de “invasión” con agresividad. Y mientras los crímenes de odio aumentan, el Congreso sigue paralizado sin aprobar legislación significativa contra la violencia armada.
Esta es una combinación muy peligrosa. Y para las familias latinas, las consecuencias son mortales. Literalmente tenemos un blanco en la espalda.
Los latinos tenemos más probabilidades de sufrir violencia con armas de fuego, ya sea en espacios públicos, en el trabajo e incluso en nuestros propios vecindarios. También es más probable que seamos trabajadores esenciales y empleados en la primera línea, como muchos de los que murieron aquel 3 de agosto en El Paso. Y, aun así, seguimos siendo una de las comunidades con menor representación en los cargos públicos, especialmente en aquellos donde se toman decisiones que salvan vidas.
Por eso nuestra única salida es responder con nuestras voces y poder político.
En Latino Victory, estamos construyendo una red de líderes latinos que reflejen nuestros valores y luchen por nuestra seguridad. Apoyamos a candidatos que promueven la reforma contra la violencia armada, la justicia racial y oportunidades para cada familia.
Reclutamos, capacitamos y ayudamos a elegir latinos en todos los niveles en la boleta electoral—porque la representación no es algo simbólico. La representación latina en la política estadounidense salva vidas y fortalece comunidades.
Desde nuestra fundación, hemos ayudado a elegir y proteger a líderes que impulsan legislación con sentido común. Legisladores como el congresista Maxwell Frost de Florida, quien también fue víctima de la violencia armada; y el congresista Gabe Vásquez de Nuevo México, cuyo distrito incluye comunidades fronterizas, que a menudo son marginadas e ignoradas.
Y en este ciclo, continuamos ese trabajo crucial, fijando nuestra atención en contiendas clave donde las voces latinas deben estar al centro de la conversación.
No podemos darnos el lujo de ser pasivos en un momento como este, no mientras sigan demonizando a nuestra gente y nuestras comunidades siguen sanando tras Parkland, El Paso, Uvalde y tantas otras tragedias que ni siquiera llegaron a los titulares.
A las familias que perdieron a sus seres queridos en El Paso: Los recordamos. Llevamos su dolor como propio. Y seguimos luchando por la justicia en su nombre.
A cada votante latino: No somos una comunidad pasiva e indefensa. Nuestra fuerza está en nuestra unidad, en nuestra voz y en nuestro voto. Frente al odio, nos levantamos juntos, no solo para llorar, sino para organizarnos, postularnos y ganar.
Honramos las vidas que se perdieron en El Paso construyendo el poder político necesario para proteger a nuestras comunidades y exigir el cambio que merecemos.
Porque cuando nos atacan, respondemos, no con miedo, sino con propósito. No estamos al margen de esta democracia, somos el bloque minoritario de votantes que decide elecciones. Somos el futuro.
(*) Katharine Pichardo es presidenta & CEO de Latino Victory.