Nueva York intensifica esfuerzos para evaluar y eliminar a enfermos mentales de las calles y el metro
El alcalde Eric Adams ha implementado medidas de hospitalización involuntaria en centros psiquiátricos para quienes no puedan satisfacer sus necesidades básicas

Se han llevado a personas con enfermedades mentales graves para evaluación psiquiátrica tras haber tenido contacto con la policía o médicos. Crédito: Shutterstock
La ciudad de Nueva York ha intensificado sus esfuerzos para eliminar de las calles y el metro a las personas con enfermedades mentales graves que se encuentran sin tratamiento y que representan un riesgo para ellas mismas o para los demás.
La administración del alcalde Eric Adams ha implementado medidas que incluyen la hospitalización involuntaria en centros psiquiátricos para quienes no puedan satisfacer sus necesidades básicas, incluso si no son una amenaza inmediata pública, una ampliación de los equipos clínicos y de respuesta conjunta en el sistema de transporte, y programas de asistencia en las líneas subterráneas.
Este miércoles 13 de agosto, la ciudad presentó un panel que muestra dónde se han llevado a personas con enfermedades mentales graves para evaluación psiquiátrica tras haber tenido contacto con la policía o médicos. Las autoridades afirman que está diseñado para brindar a los legisladores y al público una visión más clara de dónde se realizan las intervenciones y para medir el impacto de los nuevos programas.
El alcalde ha destacado la necesidad de acabar con el mito de que el internamiento involuntario solo se puede aplicar si la persona es violenta o está en riesgo inmediato. Mientras que la gobernadora Kathy Hochul complementa estas políticas con medidas para aumentar la presencia policial y mejoras en iluminación y seguridad en el metro, además de aumentar los recursos para programas de salud mental en 2025 y 2026, reforzando el compromiso gubernamental conjunto en la materia.
Medidas implementadas
Entre las medidas más importantes está un plan de seguridad del metro lanzado en 2022, que ha permitido sacar a más de 3500 personas sin hogar de las calles y ubicarlas en viviendas permanentes, con más de 1000 ubicaciones provenientes del sistema de metro.
Además, se están añadiendo más camas en refugios, y se realizan recorridos nocturnos con equipos de asistencia para conectar a estas personas con los servicios críticos que necesitan. Este plan también incluye la formación específica a policías y trabajadores que deciden internamientos forzosos, sin necesidad de intervención judicial inmediata.
Estas acciones buscan tanto mejorar la seguridad en el metro como abordar la crisis de salud mental en la ciudad, que se ha agudizado con varios incidentes en el sistema de transporte que involucraron a personas con trastornos mentales no tratados.
A la par, hay esfuerzos para combatir la estigmatización pública y modificar las leyes que dificultan la ayuda a personas en crisis mental.
Enfermedades mentales como problema de salud pública
Desde el punto de vista de la salud pública, las enfermedades mentales se abordan como una problemática de alta relevancia debido a su gran carga de enfermedad y discapacidad en la población. La salud pública enfoca la prevención, detección, tratamiento y rehabilitación de los trastornos mentales mediante políticas y acciones estratégicas integradas.
Las enfermedades mentales son un tema primordial debido a su alta prevalencia y el impacto significativo que tienen en la calidad de vida de las personas, así como en la sociedad en general.
Abordar las enfermedades mentales desde esta perspectiva implica:
Prevención primaria, secundaria y terciaria. La prevención primaria se enfoca en evitar la aparición de estos trastornos, especialmente relevante en casos como depresión generada por estrés socioeconómico, adicciones en jóvenes y trastornos de incidencia creciente. La prevención secundaria busca la detección temprana y tratamiento oportuno, mientras que la prevención terciaria atiende a pacientes con trastornos crónicos para evitar complicaciones y mejorar su calidad de vida.
Vigilancia epidemiológica. Se realiza un seguimiento sistemático de la incidencia y prevalencia de trastornos como la depresión, suicidio, adicciones, trastornos del espectro autista, entre otros. Esto se lleva a cabo mediante encuestas, registros hospitalarios, informes científicos y redes clínicas de base poblacional.
Acceso a servicios integrados de salud mental. Es fundamental contar con servicios que integren atención primaria y especializada, facilitando el acceso y continuidad de la atención para las personas con enfermedades mentales.
Políticas públicas y gestión integrada. Los gobiernos deben priorizar la salud mental, destinando recursos para la promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación. Esto incluye la formación de profesionales de la salud, la mejora de la accesibilidad a servicios y el diseño de programas específicos para grupos vulnerables.
Enfoque comunitario y multisectorial. La gestión de la salud mental en salud pública requiere la participación de diversos sectores sociales para abordar los determinantes sociales, reducir el estigma y favorecer entornos que promuevan el bienestar emocional.
Reducción de la brecha en atención. Existe una gran brecha entre la demanda de servicios de salud mental y la capacidad de los sistemas para atenderla, sobre todo en países de ingresos medianos y bajos. Programas como el mhGAP de la OMS buscan ampliar la cobertura con intervenciones basadas en evidencia.
El abordaje de las enfermedades mentales desde la salud pública se basa en una estrategia integral que incluye vigilancia, prevención, atención accesible y políticas públicas que consideren los múltiples factores sociales, económicos y culturales que influyen en la salud mental de la población.
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