¿Qué índice de calidad del aire tiene tu ciudad?: contaminación atmosférica y su impacto en la salud pública
La contaminación del aire exterior contribuye a millones de muertes prematuras al año, especialmente en países de ingresos medios y bajos

El ozono y el dióxido de nitrógeno y de azufre están relacionados con asma, bronquitis e inflamación y reducción de la función pulmonar. Crédito: Shutterstock
La contaminación atmosférica tiene un impacto muy significativo en la salud pública, afectando especialmente a los sistemas respiratorio y cardiovascular. Se distinguen dos tipos principales de contaminación: la del aire exterior y la del aire interior.
La contaminación del aire exterior contribuye a millones de muertes prematuras al año, especialmente en países de ingresos medios y bajos, donde la exposición es más alta. La contaminación del aire interior, por el uso de combustibles sólidos para cocinar o calefaccionar, también ocasiona un alto número de defunciones, afectando principalmente a mujeres y niños que pasan más tiempo en ambientes cerrados.
Los contaminantes más dañinos incluyen las partículas en suspensión PM10 y PM2,5. Las partículas PM10 pueden alojarse en los pulmones causando irritación e inflamación, mientras que las PM2,5 son más pequeñas y pueden entrar en el torrente sanguíneo y afectar órganos vitales como el corazón y el cerebro. Esto incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas, respiratorias, cáncer de pulmón y accidentes cerebrovasculares.
Además, el ozono, dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre también están relacionados con asma, bronquitis, inflamación pulmonar y reducción de la función pulmonar.
En niños, la contaminación puede causar un déficit en el crecimiento pulmonar, exacerbar el asma y aumentar las hospitalizaciones por enfermedades respiratorias. En adultos, eleva el riesgo de enfermedades crónicas como la EPOC, enfisema, y problemas cardiovasculares.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica representa uno de los mayores riesgos ambientales para la salud. En 2019, se estimó que 6,7 millones de muertes prematuras en el mundo se atribuyeron a la contaminación del aire, afectando especialmente a poblaciones vulnerables como niños, ancianos, mujeres embarazadas y personas con enfermedades previas. La mayoría de la población mundial vive en zonas donde no se cumplen las directrices de calidad del aire de la OMS.
Efectos en la salud
Entre los diversos efectos que la contaminación ambiental puede tener en la salud están:
Enfermedades respiratorias. La contaminación del aire puede provocar o agravar enfermedades como asma, bronquitis crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) e infecciones respiratorias.
Enfermedades cardiovasculares. Se ha demostrado que la contaminación del aire aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y otras afecciones cardiovasculares.
Cáncer de pulmón. La exposición prolongada a ciertos contaminantes, como las partículas finas, se asocia con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.
Desarrollo neurológico. La contaminación del aire puede afectar el desarrollo neurológico, especialmente en niños, con impactos en la función cognitiva y el desarrollo motor.
La contaminación del aire también puede causar irritación en los ojos, la nariz y la garganta, dolores de cabeza y fatiga.
Poblaciones más vulnerables
Niños: son más susceptibles a los efectos de la contaminación del aire debido a que sus pulmones y sistemas inmunológicos aún están en desarrollo, además de que respiran más rápido que los adultos.
Ancianos: las personas mayores tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, lo que los hace más vulnerables a los efectos de la contaminación del aire.
Personas con enfermedades preexistentes, como enfermedades respiratorias o cardiovasculares existentes, son más propensas a sufrir exacerbaciones y complicaciones debido a la contaminación del aire.
Causas de la contaminación del aire
Son variadas las causas y fuentes, pero entre las más comunes tenemos:
Combustión de combustibles fósiles. La quema de combustibles como el carbón, el petróleo y el gas natural para la generación de energía, el transporte y la industria libera contaminantes al aire.
Actividades industriales. Las fábricas y plantas industriales emiten contaminantes al aire durante sus procesos de producción.
Transporte. Los vehículos motorizados son una fuente importante de contaminación del aire, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas.
Agricultura. Las actividades agrícolas, con el uso de fertilizantes y pesticidas, pueden contribuir a la contaminación del aire.
Fuentes naturales. Aunque en menor medida, también existen fuentes naturales de contaminación, como las erupciones volcánicas y los incendios forestales.
Medidas para reducir la contaminación del aire
Transición a energías limpias. Reducir la dependencia de los combustibles fósiles y promover el uso de energías renovables, como la solar y la eólica, puede disminuir significativamente las emisiones de contaminantes.
Mejorar la eficiencia energética. Aumentar la eficiencia energética en edificios, transporte e industria puede reducir la demanda de energía y, por lo tanto, las emisiones.
Promover transporte sostenible. Fomentar el uso del transporte público, la bicicleta y caminar, así como la adopción de vehículos eléctricos, puede reducir la contaminación del aire causada por el transporte.
Regulaciones y políticas. Establecer regulaciones más estrictas sobre las emisiones industriales y vehiculares, así como políticas públicas que promuevan la reducción de la contaminación del aire, puede tener un impacto significativo.
Educación y concienciación. Por último, pero no por eso la de menos importancia: informar a la población sobre los efectos de la contaminación del aire y las medidas que pueden tomar para reducir su exposición, lo que puede generar un cambio de comportamiento y promover acciones individuales y colectivas.
Evaluación de la calidad del aire en ciudades
La calidad del aire en una ciudad se evalúa principalmente mediante la medición de la concentración de contaminantes atmosféricos presentes. Esta evaluación cuantitativa se realiza con estaciones de monitoreo que capturan datos sobre contaminantes, bajo criterios como: 1) partículas en suspensión (PM10, PM2.5); 2) ozono troposférico (O3); 3) dióxido de nitrógeno (NO2); 4) dióxido de azufre (SO2); 5) monóxido de carbono (CO); y 6) benceno y otros compuestos volátiles.
Estos datos se comparan con los límites máximos permisibles establecidos por normativas oficiales para determinar si la concentración de contaminantes es segura o perjudicial para la salud.
Adicionalmente, se utiliza el Índice de Calidad del Aire (ICA), un índice numérico que clasifica la calidad del aire en categorías desde “Buena” (verde) hasta “Peligrosa” (marrón), facilitando la comunicación al público sobre la calidad del aire y su impacto en la salud, con recomendaciones para actividades al aire libre.
El monitoreo puede incluir tanto estaciones fijas como unidades móviles que permiten medir la concentración de contaminantes en diferentes puntos de la ciudad bajo condiciones variadas.
Finalmente, la evaluación se complementa con modelos de simulación y análisis avanzados que permiten un diagnóstico exhaustivo sobre la calidad del aire en tiempo real o mediante reportes periódicos.
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