window._taboola = window._taboola || []; var taboola_id = 'mycodeimpremedia-laopinion'; _taboola.push({article:'auto'}); !function (e, f, u, i) { if (!document.getElementById(i)){ e.async = 1; e.src = u; e.id = i; f.parentNode.insertBefore(e, f); } }(document.createElement('script'), document.getElementsByTagName('script')[0], '//cdn.taboola.com/libtrc/'+ taboola_id +'/loader.js', 'tb_loader_script'); if(window.performance && typeof window.performance.mark == 'function') {window.performance.mark('tbl_ic');}

Cuál es la temperatura ideal para dormir con aire acondicionado durante el verano

La mayoría de los aparatos actuales permiten ajustar automáticamente la temperatura y velocidad para disfrutar de un ambiente confortable

En el verano se debe fijar el aire acondicionado a no menos de 78° Fahrenheit.

En el verano se debe fijar el aire acondicionado a no menos de 78° Fahrenheit. Crédito: Shutterstock

Cuando llega el verano y las noches se vuelven sofocantes, el aire acondicionado se convierte en el mejor aliado para conciliar el sueño. Sin embargo, no siempre usarlo de la manera correcta garantiza descanso: ponerlo demasiado frío puede ser contraproducente tanto para la salud como para la factura de la luz.

Es por ello, que especialistas en climatización, como los de Repsol, lo más recomiendan ajustar el aire acondicionado entre 24ºC y 26ºC (75ºF a 78ºF) durante la noche. Este rango resulta suficiente para mantener una habitación fresca, sin provocar un cambio brusco de temperatura que afecte al organismo.

Dormir con el aire en este punto ayuda a que el cuerpo regule su temperatura de forma natural, evitando despertares incómodos, dolores de garganta o resfriados. Además, este ajuste también tiene un beneficio extra: reduce el consumo energético, lo que se traduce en menos gasto y un uso más sostenible del aparato.

Consecuencias de bajar la temperatura exageradamente

Aunque pueda ser tentador poner el aire a 20ºC o menos para contrarrestar el calor, hacerlo puede traer consecuencias negativas. Los expertos explican que mantener el aire por debajo de los 24ºC (75ºF) aumenta el riesgo de enfriamientos, contracturas musculares y malestares respiratorios.

Uno de los puntos clave está en la diferencia entre el clima exterior y el interior de la casa. Si esa variación supera los 12ºC (54ºF), el cuerpo sufre un “choque térmico” que lo obliga a esforzarse de más para adaptarse. Ese desequilibrio es lo que, en muchos casos, termina provocando resfriados o molestias al despertar.

Además, dormir con el aire demasiado frío puede dificultar que el sueño sea profundo y reparador, ya que el cuerpo intenta compensar el exceso de frío. En resumen: más frío no significa más descanso.

Aliados del buen descanso

La mayoría de los aparatos modernos ofrecen funciones que facilitan el sueño. Una de las más útiles es el “modo nocturno”, que ajusta automáticamente la temperatura y la velocidad del ventilador para que el ambiente sea más silencioso y confortable. De esta manera, el equipo no trabaja a máxima potencia toda la noche, lo que también ayuda a ahorrar energía.

Otra opción práctica es el temporizador. Programar el apagado automático permite que el aire se mantenga encendido solo el tiempo necesario para enfriar la habitación, y luego se apague sin necesidad de levantarse a hacerlo. Así se evita pasar frío de madrugada o despertarse con dolor de garganta.

Dormir con aire acondicionado en verano no tiene por qué ser sinónimo de problemas de salud ni de facturas altas. La clave está en mantener un punto medio: ni demasiado frío ni demasiado calor. Un rango de 24ºC a 26ºC es suficiente para descansar cómodamente y levantarse con energía al día siguiente, incluso en las noches más calurosas.

En esta nota

aire acondicionado verano
Contenido Patrocinado