Negocios entre las redadas y los aranceles en el Distrito 9 de Los Ángeles
Es importante que la comunidad se una y apoye a los negocios locales, mientras termina la pesadilla llamada Trump

Hace unos días se anunció que las redadas se intensificarían en LA. Crédito: Gregory Bull | AP
Es evidente que a la administración Trump no le preocupa el dolor humano que las redadas provocan en la comunidad latina. Sin embargo, lo que sí debería importar al gobierno federal es el impacto económico negativo que genera la presencia constante de agentes migratorios, sumada a los aranceles, en los negocios estadounidenses.
Como residente y conocedor del Distrito 9 en el sur de Los Ángeles durante más de 15 años, he sido testigo de cómo este vecindario -hoy con una población casi 80% latina- ha sido castigado a lo largo de la historia, ya sea por los disturbios, la violencia de las pandillas o la falta de inversión de corporaciones que se niegan a generar oportunidades laborales que permitan a la comunidad salir adelante.
Desafortunadamente, la presencia de agentes migratorios vuelve a golpear a esta comunidad: los negocios se quedan sin ventas, las calles lucen vacías por miedo a una deportación y, en consecuencia, muchos empleos terminan perdiéndose.
He tenido la oportunidad de conversar con varios dueños de pequeños negocios en la zona: inmigrantes que llegaron a este país para salir adelante y emprendedores nacidos aquí que buscan independencia con su propio negocio. Sin embargo, en su camino se han topado con las redadas. Justo cuando comenzaban a recuperarse de los estragos de la pandemia, hoy vuelven a sentirse atrapados, con poco margen de crecimiento y con el riesgo de tener que despedir empleados por la falta de clientes.
Cómo podemos decir que estamos poniendo a los estadounidenses primero si a los emprendedores les impedimos su crecimiento, si limitamos a las nuevas generaciones a tener que preocuparse más por mantener a su familia unida que en ir a la universidad o crecer en una empresa donde ya estén trabajando.
Nos dijeron que inmigración se llevarían solo a las personas con antecedentes penales, pero la realidad es que se están llevando a cualquier trabajador con rasgos latinos en las calles, sin importar que tenga documentos o no.
Entonces cómo pretendemos que esas familias y nuevas generaciones imaginen y luchen por un futuro mejor si se tienen que preocupar primero para que no separen a su familia.
Y eso que no hemos hablado de la repercusión de los aranceles en nuestras comunidades que obliga a los empresarios a incrementar sus gastos para seguir adelante.
Obviamente, todos estos incrementos se reflejan y afectan los bolsillos de una comunidad donde casi el 40% de los hogares ganan menos del 30% del Ingreso medio del área, un indicador de ingresos extremadamente bajo, de acuerdo a Los Angeles Poverty Dashboard, de Datos Vecinales para el Cambio Social.
Por si esto no fuera poco, recientemente Dilawar Syed, ex subadministrator de la US Small Business Administration, expresó en un artículo que el sentimiento de negocios está en su nivel más bajo de los últimos 15 años, en gran medida, debido a los aranceles.
Además, le recordó a todo mundo que los pequeños negocios representan la mayoría del Producto Interno Bruto (GDP), son los mayores generadores de empleo a nivel nacional y el impacto que han recibido por los aranceles ha sido tremendo.
Si bien difícilmente las políticas económicas y migratorias de Trump no cambiarán, lo que si podemos hacer es unirnos como comunidad, compremos en los negocios grandes y chicos de nuestros vecindarios, de esa forma nos aseguraremos que el dinero que ganamos y gastamos como consumidores se queda en nuestro distrito, mientras pasa esta pesadilla que parece interminable.
(*) José Ugarte es el subjefe del concejal de Los Ángeles Curren Price y un defensor de los derechos humanos y derechos civiles. Este artículo es un punto de vista personal y no representa las opiniones de la Ciudad ni de la oficina del Concejo.