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Temor a redadas obliga a madre a regresar a México

Relata como ha sido el regreso y la separación de su familia que se ha quedado en Los Ángeles

Atemorizados por las campañas de deportación masiva de Trump, muchos mexicanos deciden regresar por voluntad propia.

Atemorizados por las campañas de deportación masiva de Trump, muchos mexicanos deciden regresar por voluntad propia. Crédito: Arnulfo Franco | AP

Presa del pánico, a punto de sufrir un colapso nervioso por el miedo a ser arrestada en una redada migratoria, Lolita Olvera regresó de manera voluntaria a México en febrero, dejando atrás dos décadas de su vida indocumentada y a su familia entera en Los Ángeles.

“Era muy fuerte lo que estaba viviendo. No dormía en las noches, pensando que los agentes de migración, iban a llegar a tirarnos la puerta y llevarnos a todos. Me sentía angustiada, al borde de una crisis mental”, dice Lolita de 49 años, casada, madre de tres hijos y abuela de cuatro nietos.

Hace 25 años, Lolita y su esposo junto con dos de sus hijos emigraron a Los Ángeles donde les nació un hijo más. En la actualidad, sus tres hijos tienen entre 31 y 19 años.

Lolita se ganaba la vida como administradora de departamentos, y su esposo se dedica al mantenimiento.

No había pasado ni un mes de que Donald Trump prestara juramento como presidente de Estados Unidos, cuando Lolita tomó una decisión que cambió su vida para siempre.

“Cuando Trump regresó a la Casa Blanca me puse muy mal. Las noticias y los comentarios en la televisión y las redes sociales me alteraban mucho. Veía que el presidente decía que nos iban a mandar a Guantánamo y me entraba el terror”.

Llegó al punto en que enfermó de los nervios, sufría de mareos y desmayos, cuando siempre había sido una mujer sana.

“Era tanto el daño emocional y psicológico que vivía, que dije ‘voy a terminar muy mal’; fue entonces cuando hablé con mi esposo y le dije me iba a regresar a México. Él y mis hijos me daban ánimos, pero al final yo determiné que tenía que regresar a mi país y no podía seguir viviendo como una prisionera con pavor a salir a la calle”.

Por años, Lolita y su esposo buscaron soluciones para arreglar su estatus migratorio, pero tras entrevistarse con varios abogados de inmigración se encontraron con que las posibilidades de conseguirlo eran remotas sobre todo porque entraron al país sin documentos.

“No había nada que nos pudieran ayudar. Solo mi hija alcanzó a beneficiarse del programa DACA (Acción Diferida para los llegados en la Infancia)”.

Lolita confía eventualmente en que sus dos hijos mayores puedan obtener la residencia porque ambos están casados con ciudadanos estadounidense por nacimiento.

“Para mis hijos Estados Unidos es su país. Tenían cinco y dos años cuando los trajimos. Ya son padres de niños nacidos aquí”.

Revela que también la motivó a regresar a México, el hecho de que ni ella ni su esposo tenían nada en Estados Unidos, no contaban con un seguro médico y desconocen cómo van a sobrevivir en su vejez, cuando ya no puedan trabajar.

“Regresé a México con la idea de empezar a abrir camino para que mi esposo pueda regresar también, y poner un pequeño negocio que nos permita ahorrar para tener una jubilación y vejez dignas”.

Kimberly Esparza walks draped in a Mexican flag during a protest against presidential candidate Donald Trump, Thursday, July 23, 2015, at Laredo International Airport in Laredo, Texas. (AP Photo/Darren Abate)
Un regreso a la patria mexicana para poder vivir en paz y libertad.
Crédito: Darren Abate | AP

El retorno a México

Lolita reconoce que tras 25 años de no estar en México, el regreso fue una verdadera conmoción en su vida.

“Fue una decisión muy difícil, sabía que implicaba la separación de mi esposo y de mis hijos, y el perderme de ver crecer a mis nietos, pero mi salud mental estaba destrozada”.

Tras la alegría de reencontrarse con sus padres y hermanos a los que no vio por un cuarto de siglo, le sobrevino una depresión.

“Pensé incluso en cómo podría regresar a Estados Unidos. No resistía la  idea de no volver a mi familia y no estar cerca de ellos. Es la primera vez que estoy separada de mi esposo y mis hijos. La separación me duele mucho, aunque fue algo que decidí por lo mal que estaba”, dice.

A seis meses después de regresar a México, a veces se pregunta si hizo lo correcto. 

“Estoy igualmente en un proceso de nostalgia, pero en medio de todo me ha vuelto la calma. Estoy más tranquila. Todos los días hablo con mis hijos; y mi esposo y yo estamos comunicándonos varias veces al día. Ha sido muy duro para ellos también”.

Dice que sufre al pensar que su esposo pueda ser detenido por los agentes de migración, y piensa en sus dos hijos que aún no tienen un estatus.

“Me preocupan mucho, y todos los días le pido a Dios que los proteja”.

Le entristece descubrir que pasaron 25 años de su vida, portándose bien en Estados Unidos, pagando impuestos y cumpliendo con todas las reglas, con la esperanza de una reforma migratoria que nunca llegó.

“Mis dos hijos mayores son graduados del colegio, el menor está estudiando. Hemos hecho los trabajos más duros que nadie quiere hacer para ganarnos un lugar en la sociedad estadounidense, pero no lo conseguimos”, sostiene.

Volver a empezar

Al mismo tiempo, dice que el retorno a México ha implicado empezar de cero y un proceso de adaptación.

“Sé que viene la Navidad, y de pensar que será la primera que no pasaré con mi esposo, mis hijos y nietos, me llena de lágrimas”.

Aún con todos los desafíos que ha implicado el volver, reconoce que no todo ha sido malo. 

“Agradezco a Dios la oportunidad que me ha dado de ver a mis padres y hermanos. Estoy feliz de verlos de nuevo, y ellos me han apoyado mucho”.

Lo mejor de todo, admite, es que aún con la desolación que le ha traído la separación, regresar a México le ha permitido recuperar su salud mental.

Ya no me siento como una rata perseguida, toda atemorizada y llena de pánico. Me siento libre de salir a la hora que quiero y respirar libertad. Me he encontrado un mejor país del que dejamos cuando salimos en busca de una mejor vida a Estados Unidos, huyendo de la corrupción”.

Dice que su patria es hermosa.

“Mi sueño es mi esposo y yo podamos reunificarnos, y que juntos podamos recorrer nuestra tierra mexicana, viajar y visitar los pueblos mágicos”.

People line outside the Mexican Consulate in Los Angeles to be vaccinated in Los Angeles Saturday, May 8, 2021. CHIRLA, the Coalition for Humane Immigrant Rights, and the Mexican Consulate in Los Angeles are holding two days of COVID-19 vaccination clinic this week, where members of the immigrant community can get their vaccine without an appointment. (AP Photo/Damian Dovarganes)
El Consulado General de México en Los Ángeles tramita el proceso de menaje de casa para quienes regresan a México.
Crédito: Damian Dovarganes | AP

Regreso voluntario

Un posible indicador de las personas que regresan a México por voluntad propia es el número de trámites para obtener certificados de menaje de casa que se realizan en los consulados mexicanos.

Este certificado es solicitado por quienes retornan al país con el fin de exentar del pago de impuestos la importación de sus bienes domésticos.

De acuerdo al Consulado General de México en Los Ángeles, entre enero y agosto de 2024, antes de Trump, se tramitaron 12 certificados de menaje; este año, en ese mismo periodo entre enero y agosto se han tramitado 27 en total.

Aclaran que no todas las personas que deciden regresar a México, realizan su trámite de menaje o mudanza.

En julio pasado, la presidenta Claudia Sheinbaum dijo que cerca de 75,000 se han repatriado a México de manera voluntaria a partir de enero cuando comenzó el segundo mandato de Trump.

“Hay cerca de 75,000 connacionales, mexicanas y mexicanos, que desde el 20 de enero, que entró el presidente Trump, se han repatriado», dijo la presidenta en su conferencia de prensa matutina.

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