Sobre el espíritu actual del Mes de la Herencia Hispana y quienes lo representan
Es 2025 y el Mes de la Herencia Hispana es distinto, porque la comunidad está bajo ataque, en crisis y con pocas soluciones

Del 15 de septiembre al 15 de octubre es el Mes de la Herencia Hispana. Crédito: Shutterstock | Wikimedia Commons
Como cada año, hoy, el 15 de septiembre inicia el mes de la herencia hispana. Hasta el 15 de octubre, los latinos en Estados Unidos serán objeto del reconocimiento nacional a sus contribuciones a la cultura, historia y espíritu de nuestra nación.
Desarrollo y reconocimiento
No siempre fue así. Cuando en 1968 Lyndon B. Johnson decretó por primera vez esta necesidad de reconocimiento y agradecimiento a nuestra vida estadounidense, la festividad duraba una semana.
La iniciativa no vino de Johnson ni de ningún otro político no latino, sino del congresista Edward Roybal de Los Ángeles, autor de la legislación aprobada por el Congreso. A él corresponde el mérito.
Y fue un presidente republicano, hasta hace poco objeto de la adoración de sus pares, Ronald Reagan, quien lo extendió a un mes en su propio decreto, en 1989, para recalcar el compromiso del país con la comunidad hispana. Ya entonces los partidos buscaban afanosamente el voto latino.
En este caso, fue otro congresista angelino, Esteban Torres, el que propuso la legislación.
Ambos han sido claros ejemplos del potencial nacional que tuvo desde entonces el liderazgo latino.
Un liderazgo que representa a los 60 millones de latinos – de ellos 45 que hablan español en casa – pero no menos que ello a los estadounidenses en general.
Por todo eso, hasta ahora, festejábamos.
El Mes de la Herencia Hispana en 2025
Y sin embargo, el sentido del Mes hispano ha cambiado radicalmente, con solo menos de nueve meses de gobierno del Presidente Donald J. Trump.
En vez de celebrarse, se conmemora.
En vez de festejarlo, se le añora y extraña.
En vez de señalar los avances de la comunidad, ésta se repliega, se defiende, se protege.
Porque está bajo ataque.
Los latinos son calumniados como criminales, aprovechados, seres “ilegales”.
Unidades fuertemente armadas de agentes migratorios encapuchados, anónimos, recorren nuestras calles, escuelas, hospitales, lugares de trabajo y se llevan a quien por su color de piel, su dominio del inglés o falta del mismo, su acento, su apariencia laboral, y su pobreza, se los llevan sin indicar adónde y los tienen detenidos esperando la oportunidad de deportarlos. Sí, son inmigrantes indocumentados, pero muchos de ellos en distintas etapas de legalización, con permisos de trabajo, con cónyuges ciudadanos y familia aquí nacida. Ahí se los llevan, a las apuradas. Igual, son seres humanos, son familias.
Es algo que continuará, sin duda, durante estos 30 días del Mes de la Herencia Hispana. Y quizás con mayor saña si ello cabe.
Comunidad en crisis
No olvidemos que casi la mitad de estos agentes son, ellos mismos, latinos.
No olvidemos que la Suprema Corte, en una decisión de emergencia, sin explicaciones, insólita, declaró que el perfilamiento racial ejercido por ICE – el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas – es legal.
Vivimos un momento difícil. Una situación de vida o muerte para ese conjunto que se llama, o se llamaba, comunidad latina.
La persecución de la identidad latina en estos días no durará. Por las leyes de la economía, la naturaleza, la lógica, la hispanización de Estados Unidos seguirá cuando se termine esta era de retroceso y crueldad. Aunque quién sabe cuántos años eso llevará.
Por eso, para vivir este momento con dignidad, esperanza y aplomo, el patrimonio latino de hoy significa, no sólo memoria, sino acción.
Una acción de zapa, molecular, pequeña, individual, silenciosa, de ayuda mutua, de vida comunitaria.
Sí, se trata de honrar el pasado y de reconocer que efectivamente, “aquí estamos y no nos vamos”. Pero hoy, se trata más de observar cómo las organizaciones lideradas por latinos están dando forma a lo que la herencia hispana significa para las generaciones venideras a través de sus acciones.
Más que nunca.
Tareas de las organizaciones comunitarias
Con esto quiero decir que el ABC de las organizaciones comunitarias es ayudar a nuestra gente a sobreponerse a la adversidad, conectando el recuerdo con la responsabilidad del momento actual. Porque la herencia no es algo labrado en piedra y que no cambia nunca, sino que es definida por el presente, por aquellos que activamente obran por el bien de nuestras familias, nuestros niños, en educación y conciencia.
Esto es lo que prevalecerá.
Por eso, las organizaciones comunitarias latinas que sirven a las familias día tras día no son periféricas, sino centrales al sentido del Mes de la Herencia Hispana. Como Carecen, CHIRLA, IDEPSCA, MAOF, MALDEF, NDLON y otras.
Un ejemplo de muchos a mano es precisamente la Mexican American Opportunity Foundation (MAOF), fundada en 1963 en East Los Ángeles y hoy una de las organizaciones latinas más grandes del estado. Según su sitio de internet (maof.org), atiende a más de 125,000 personas cada año. Su director ejecutivo, el Dr. Ciriaco (Cid) Pinedo ?hijo de inmigrantes mexicanos y el primero de su familia en graduarse de la universidad, con un BA en filosofía del St. John’s Seminary College en Camarillo y luego un doctorado ? encarnaría esa conexión entre memoria y responsabilidad que define este momento. A través de este tipo de liderazgo, vemos cómo la herencia – el patrimonio cultural e histórico – no solamente se recuerda, sino que se construye activamente para las próximas generaciones.
Un modelo de aprendizaje
En la comunidad hispana angelina y del sur de California existe un alto número de organizaciones que cumplen con el requisito, que sirven a la gente.
Ese es también un requisito: si el Mes de la Herencia Hispana es un modelo de aprendizaje para la absorción de los latinos en el tejido histórico estadounidense, es imprescindible que su contribución trascienda los límites de los beneficiarios latinos y se expanda a toda la población, a todas las comunidades que conforman esta alfombra mágica que es EE.UU.
MAOF, a la que me he referido en el pasado, proporciona, sin tantas relaciones públicas ni búsqueda de reconocimiento, servicios sociales a quienes más lo necesitan, dentro y fuera de la comunidad. Es como otras organizaciones sin fines de lucro de su tipo, que se amoldan al apoyo a la institución que es el soporte de nuestra gente: la familia. Y de allí, los niños y los ancianos.
Más que prestador directo de servicios de ayuda en nutrición, asistencia de transporte, gestión de casos y conexión con beneficios públicos, es la conexión educativa entre las opciones de ayuda que ofrece el país y una comunidad todavía en crecimiento. Imparte entonces la educación cívica, requisito obligatorio para que a su vez, nuestra gente pueda absorberse en la sociedad y contribuir a las familias venideras.
La expansión de MAOF (maof.org) es también característica de otros grupos de amplio conocimiento. Entre todos, definen el proceso de hispanización de Estados Unidos en general y California en particular: lo que comenzó como un grupo absolutamente local hoy tiene una voz propia en el cuidado infantil y la educación en todo el estado.
Servicios y compromiso
En una entrevista que le realicé en 2023, Pinedo me dijo: ““Mis padres llegaron aquí con un sueño. Soñaban que sus hijos tendrían acceso a la educación, que tendrían trabajos con seguro médico, que algún día llegarían a poder comprar una casa”.
Pinedo había reemplazado a comienzos de 2022 al presidente de la institución durante 21 años, Martín Castro.
“Proveemos información de inmigración, de preparación de impuestos, búsqueda de empleo, manejo de dinero, ayuda en administración de casos, trámites con el gobierno o con servicios médicos”. En suma, mostramos cómo acceder a los programas y servicios existentes”.
“Así servimos a la comunidad”, concluyó.
Pinedo mismo, como nativo de ese barrio angelino tan característico y que tan bien define a la comunidad, con sus altos y bajos, como hijo de inmigrantes mexicanos, como otros tantos líderes comunitarios dignos de apoyo y felicitación, se formó una carrera enfocada en la senda del fortalecimiento de nuestras familias: es doctor en Liderazgo y Gestión Organizacional por la Universidad de La Verne.
Con esa experiencia y conocimiento comprende – como los otros miembros de ese grupo exclusivo de líderes de la comunidad latina, al que es difícil integrarse y más aún perdurar –
que para que las familias salgan de sus problemas no solamente deben recibir ayuda directa en nutrición o trámites, sino que tiene que aprender a ayudarse a sí misma.
En eso radica el futuro, y esa es la esencia del Mes de la Herencia Hispana, incluso en estos momentos de urgencia y adversidad.