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Nicapersian, una mezcla de amor, aromas y sazón en el sur de Los Ángeles

Pareja de inmigrantes de Nicaragua e Irán unen sus recetas para los angelinos en el sur de la ciudad

Ziomara Quintero, de Quilalí, Nueva Segovia, Nicaragua, y su esposo Reza Saadati, de Teherán, Irán.

Ziomara Quintero, de Quilalí, Nueva Segovia, Nicaragua, y su esposo Reza Saadati, de Teherán, Irán. Crédito: Janette Villafana | Impremedia

Para muchos, Los Ángeles es una ciudad llena de oportunidades, un lugar donde la lucha nunca muere y donde una historia de amor que comienza con dos desconocidos da lugar a una cautivadora mezcla de culturas y sabores que solo se puede encontrar en un pequeño puesto de comida de esta gran ciudad.

Tal es la historia de Ziomara Quintero, de Quilalí, Nueva Segovia, Nicaragua, y su esposo, Reza Saadati, de Teherán, Irán, quienes dirigen el puesto llamado Nicapersian, ubicado dentro de La Chancla Night Market, en el sur de Los Ángeles.

El puesto de comida combina el sazón nicaragüense de Quintero con la cocina persa llena de sabor de Saadati, misma que también incorpora algunas influencias turcas.

“Vendemos de todo, mi esposo vende comida de su cultura y yo, nicaragüense; aunque tenemos platillos en donde combinamos las dos comidas”, dijo Quintero.

De jueves a domingo, Saadati se encarga de la parrilla, donde cocina pollo marinado en yogur, un tierno filete mignon y sabrosas brochetas de ternera koobideh al ajillo, así como la carne asada para los platillos nicaragüenses.

Con un “Hola, amor, ¿qué le damos?”, Quintero saluda a los curiosos clientes que se acercan al puesto atraídos por los aromáticos vapores que emanan de él.

Brochetas estilo iraní en el sur de LA.
Crédito: Janette Villafana | Impremedia

“Estaba delicioso”, dijo una familia que se detuvo por primera vez para comer el plato Nicapersian, que combina las brochetas a la parrilla estilo persa con la ensalada de repollo nicaragüense con finas tiras de plátano frito y gallo pinto (arroz y frijoles). Se sirve con hummus y chilero de Nicaragua, un aderezo compuesto por una mezcla de cebolla finamente picada, zanahoria y jalapeños encurtidos.

Todo empezó en 2016, cuando Saadati entró a un edificio buscando alquilar un apartamento. En aquel momento, Quintero era la administradora del lugar y quedó inmediatamente impresionada por su presencia.

“Desde que lo vi, me quedé como wow. Ese hombre me gusta”, dijo Quintero con las mejillas sonrosadas.

“Había pasado una relación muy mala de violencia doméstica, y siempre he dicho que, Dios aprieta pero no ahorca, y te manda personas cuando una lo necesita”. Dijo Quintero. “Me lo mandó cuando más lo necesitaba, cuando estaba llena de problemas. Ha sido un excelente esposo, un muy buen padre y es muy buena persona”.

De jueves a domingo, Reza Saadati se encarga de la parrilla.
Crédito: Janette Villlafana | Impremedia

Su amabilidad hacia ella y sus hijos, así como hacia quienes lo rodeaban, fue lo que la atrajo hacia él. Cuando se dio cuenta de que ella no iba a su segundo trabajo porque no tenía a nadie que cuidara de sus hijos, él se ofreció a cuidarlos junto con su madre, que vivía con él.

Si Saadati veía que ella necesitaba algo, se lo conseguía sin que ella tuviera que pedírselo. Después de salir juntos durante 6 años decidieron casarse. Ya llevan 9 años juntos.

Muchas personas nos preguntan cómo le hacemos, ya que Saadati y Quintero solo hablan sus lenguas maternas. Su marido entiende todo el español, pero todavía no lo habla con fluidez; mientras que ella ha aprendido algo de farsi, pero es todo.

“Al principio era difícil por la diferencia en culturas, pero para el amor no hay barreras y miré, aquí estamos. Nos entendemos porque nos comunicamos con el corazón”, dijo Quintero.

“Mucha gente se sorprende al saber que estamos juntos siendo de diferentes países, pero tenemos más en común de lo que piensan. Los dos venimos a Los Ángeles en busca de una oportunidad y aquí seguimos, luchando, pero ahora juntos”.

Ubicado dentro de La Chancla Night Market, en el sur de LA.
Crédito: Janette Villafana | Impremedia

Quintero expresa que ambos sienten un amor y un respeto especiales por la cocina y el arte de preparar platos que otros puedan disfrutar. La idea de montar su puesto de comida se les ocurrió una noche mientras preparaban la cena.

Para entonces, ella ya había aprendido a cocinar algunos de los platos tradicionales favoritos de Saadati y a menudo mezclaba su comida con la de él. Es por eso que decidieron ahorrar dinero para abrir su primer puesto, en el que servirían únicamente carne halal (platillo iraní).

Llevan abiertos dos años y su menú se ha ampliado para incluir platos populares de Nicaragua. Uno de ellos es el mondongo, una sopa de callos similar al menudo, pero con diferentes sabores y una mezcla de verduras. Otro platillo es la carne asada, elaborado con tiras gruesas pero tiernas de ranchera y sus guarniciones tradicionales, entre las que se incluye un trozo de queso frito y fundido, acompañado de una refrescante bebida de cacao de leche.

Además de las deliciosas carnes a la parrilla que ofrece su marido, que proporcionan una comida equilibrada con proteínas y verduras frescas, también sirve lo que considera uno de sus mejores platos: las piernas de cordero: cocinadas a fuego lento durante cuatro horas en un baño de condimentos persas, que incluyen azafrán, canela, cardamomo, cúrcuma y otros sabores aromáticos.

La proteina y los vegetales le dan un gran equilibrio a los platillos.
Crédito: Janette Villafana | Impremedia

“La gente ha respondido muy bien. Gracias a Dios nos compran de las dos comidas y hay gente que les gusta combinarlas, piden el combo de mi esposo pero con gallo pinto y tajadas que son nicaragüenses”, dijo Quintero.

Su amor y el gusto de servir se siente al momento de llegar al puesto. Ellos tratan a sus clientes como familia y dicen que su mayor orgullo es servir a la gente. Además han repartido hasta 200 platillos de comida a comunidades necesitadas, y cuando pueden, donan alimentos a personas sin hogar.

Su historia de amor de Quintero y Saadati refleja el espíritu de Los Ángeles: una ciudad donde sus habitantes se apoyan, comparten y reconocen la riqueza de las distintas culturas con respeto y autenticidad.

“Gracias a Dios nos ha ido muy bien y le doy gracias a todos los que nos visitan porque es nuestro placer servirles”, dijo ella. “El sueño es abrir nuestro propio restaurante, y creo que pronto lo vamos a lograr, pero por ahora, seguimos trabajando”.

Nota producida bajo el programa California Local News Fellowship de la universidad de Berkeley

Restaurante Nicapersian

Ubicado dentro de La Chancla Night Market, en el sur de la ciudad. 6121 S Vermont Ave. Los Ángeles, CA 90044.

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