Stellantis apuesta fuerte por EE.UU.: Jeep y Dodge resurgen
Stellantis anunció una inversión de $13,000 millones de dólares para revitalizar sus marcas más emblemáticas en Estados Unidos: Jeep y Dodge

El Jeep Cherokee 2026 llega con muchas novedades. Crédito: Stellantis. Crédito: Cortesía
Jeep y Dodge son sinónimo de potencia estadounidense y no hay dudas de eso, pero con el avance de la electrificación y la presión de nuevos competidores globales, ambas marcas comenzaron a perder terreno.
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Ahora, Stellantis quiere cambiar esa historia. El grupo automotor anunció una inversión de $13,000 millones de dólares en Estados Unidos, una cifra que marca el inicio de una nueva etapa para su estrategia industrial en la región.
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El objetivo es claro: devolver a Jeep y Dodge el liderazgo que alguna vez tuvieron en los segmentos de SUV y muscle cars, al mismo tiempo que se refuerza la producción nacional frente a los desafíos del mercado global. Según la propia compañía, el desembolso se realizará a lo largo de los próximos cuatro años y contempla expansiones, reaperturas de plantas y la creación de miles de empleos.
Una inversión histórica para el corazón industrial estadounidense
El nuevo plan de Stellantis incluye incrementar la producción local en un 50% y generar más de 5,000 nuevos puestos de trabajo en estados clave como Illinois, Ohio, Michigan e Indiana. Estas regiones, tradicionalmente vinculadas a la industria automotriz, serán el epicentro del renacimiento productivo del grupo.
Uno de los proyectos más simbólicos será la reapertura de la planta de Belvidere (Illinois), que volverá a operar tras haber detenido su actividad. Allí se fabricarán dos modelos Jeep, entre ellos una nueva generación del Cherokee, orientado al mercado doméstico estadounidense.
Además, Stellantis confirmó la creación de una nueva pick-up mediana en Toledo (Ohio), lo que ampliará la gama de vehículos para competir en el segmento más lucrativo del país. Por su parte, Warren (Michigan) se encargará de un ambicioso proyecto: un SUV de gran tamaño con arquitectura de rango extendido, diseñado para ofrecer más autonomía y eficiencia sin abandonar la combustión.
Estas acciones forman parte de un paquete estratégico que busca fortalecer el músculo industrial norteamericano del grupo. Stellantis, que agrupa marcas como Jeep, Dodge, Chrysler, Ram, Peugeot, Fiat y Citroën, reconoce que recuperar la producción interna es esencial para mantener competitividad ante las políticas arancelarias y la volatilidad de los mercados internacionales.
Estrategia: más SUV y pick-ups, menos eléctricos puros
Más allá de la magnitud de la inversión, el movimiento revela un cambio de rumbo. Stellantis está ajustando su enfoque en Norteamérica hacia vehículos de combustión avanzada e híbridos de rango extendido, alejándose parcialmente de la apuesta por los eléctricos puros.
Este giro responde a una realidad innegable: los consumidores estadounidenses aún no adoptan masivamente los autos eléctricos. La demanda de SUV y pick-ups con motores tradicionales sigue siendo alta, y el grupo no quiere dejar ese espacio a sus competidores.

En este contexto, la inversión no solo revitaliza la industria local, sino que redefine la estrategia comercial de Stellantis. La compañía ha decidido priorizar productos de mayor margen, adaptando su transición energética al ritmo de su mercado más importante.
De hecho, algunos proyectos eléctricos han sido pausados o cancelados, como el de la RAM 1500 REV EV, mientras que la marca apuesta por nuevas variantes híbridas y motores más eficientes de cuatro cilindros que combinan potencia con menores emisiones.
Una transición pragmática bajo nueva dirección
Los anuncios llegan en un momento de cambios internos significativos. Tras la salida de Carlos Tavares como CEO de Stellantis, el nuevo director general, Antonio Filosa, ha tomado las riendas con una visión más pragmática para el mercado estadounidense.
Su enfoque parece centrarse en recuperar rentabilidad antes que en acelerar una electrificación que todavía no resulta rentable en todos los segmentos. Las medidas, por ahora, han sido bien recibidas por sindicatos, proveedores y autoridades locales, quienes ven en este plan un impulso real a la economía de los estados industriales.
De acuerdo con analistas del sector, esta estrategia tiene doble propósito: recuperar cuota de mercado y asegurar una transición energética gradual. Jeep y Dodge, al ser marcas de gran arraigo cultural en Estados Unidos, representan el vehículo ideal para ese cambio.
El plan también incluye 19 actualizaciones de modelos existentes, junto con la introducción de cinco nuevos vehículos durante el periodo 2027-2028, cuando se espera que comience la producción masiva. El grupo pretende así garantizar un flujo constante de lanzamientos que mantengan el interés de los consumidores y refuercen la imagen de innovación del conglomerado.

Desafíos y expectativas para el futuro
A pesar del entusiasmo que ha generado el anuncio, Stellantis enfrenta un entorno desafiante. Durante 2025, el grupo ha registrado caídas en ventas y márgenes de rentabilidad, lo que hace que esta inversión de $13,000 millones de dólares represente tanto una oportunidad como una apuesta arriesgada.
El mercado estadounidense se ha vuelto más competitivo y exige una adaptación rápida. General Motors, Ford y Tesla han acelerado sus desarrollos en electrificación y conectividad, mientras que marcas asiáticas como Toyota y Hyundai fortalecen su presencia. Stellantis necesita equilibrar tradición e innovación para mantenerse relevante.
Sin embargo, pocos dudan del potencial de Jeep y Dodge. La primera sigue siendo un referente en vehículos todoterreno, mientras que la segunda conserva una base leal entre los amantes de la potencia. Si las nuevas generaciones de modelos logran combinar el rendimiento clásico con tecnologías modernas, el éxito podría ser considerable.
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