Un órgano diminuto puede necesitar tu atención: dónde se ubica la vesícula biliar, cómo funciona y puede afectarnos
Actúa como un reservorio especializado de bilis, una sustancia producida continuamente por el hígado que es esencial para la digestión de las grasas

Demostración de la vesícula biliar sobre modelo médico anatómico para análisis. Crédito: Peakstock | Shutterstock
La vesícula biliar es un pequeño órgano con forma de pera que se encuentra ubicado en la parte superior derecha del abdomen, justo debajo del hígado. Más específicamente, se aloja en una depresión de la superficie inferior del lóbulo derecho hepático, manteniéndose firmemente adherida a este órgano vital.
Así, medio escondida, mide aproximadamente entre 7 y 10 centímetros de longitud y tiene una capacidad de almacenamiento de alrededor de 50 mililitros. Su posición estratégica, conectada al sistema de conductos biliares que comunican el hígado con el intestino delgado, le permite cumplir eficientemente su función en el proceso digestivo.
Este pequeño, pero importante órgano actúa como un reservorio especializado de bilis, una sustancia producida continuamente por el hígado que es esencial para la digestión de las grasas.
Funcionamiento de la vesícula biliar
La vesícula biliar concentra y almacena la bilis entre comidas, y cuando ingerimos alimentos (especialmente aquellos ricos en grasas), se contrae para liberar este líquido digestivo hacia el duodeno a través del conducto biliar común.
Aunque no es un órgano vital y se puede vivir sin él, cuando la vesícula biliar presenta problemas puede generar complicaciones significativas.
Las afecciones más comunes incluyen los cálculos biliares (piedras formadas por cristalización de componentes de la bilis), colecistitis (inflamación de la vesícula), y diversos trastornos que pueden causar dolor abdominal intenso, náuseas, vómitos y problemas digestivos que impactan considerablemente la calidad de vida de quienes los padecen.
Síntomas de problemas en la vesícula
Los síntomas iniciales de problemas en la vesícula biliar, como los cálculos biliares o la colecistitis, suelen incluir dolor intenso y repentino en la parte superior derecha del abdomen o en el centro del abdomen, justo debajo del esternón. Este dolor puede irradiarse hacia la espalda o el hombro derecho y puede durar desde minutos hasta varias horas. También pueden presentarse náuseas y vómitos.
Al avanzar, pueden aparecer síntomas más graves como fiebre, escalofríos, color amarillento en la piel y en el blanco de los ojos (ictericia), orina oscura y heces claras, que indican complicaciones y requieren atención médica inmediata.
El dolor a menudo se desencadena después de comidas copiosas o con grasas, y la sensibilidad en el área afectada es común. Estos síntomas iniciales deben ser valorados por un médico para diagnóstico y tratamiento adecuado, ya que la obstrucción prolongada de los conductos biliares puede causar complicaciones graves.
Detección de trastornos
La prueba inicial de elección para diagnosticar la mayoría de los trastornos de la vesícula biliar es una ecografía abdominal, la cual es una prueba no invasiva y puede evaluar eficazmente la vesícula biliar para detectar cálculos, lodo y signos de inflamación, recomienda bibliografía de los National Institutes of Health (NIH).
La radiografía es menos sensible, ya que los cálculos biliares calcificados solo se ven en radiografías abdominales simples en aproximadamente el 10% de los pacientes con colelitiasis.
A menudo, también se realiza una tomografía computarizada para evaluar el dolor abdominal. Esto es muy preciso para diagnosticar la enfermedad de la vesícula biliar, pero expone al paciente a radiación.
Diagnóstico y tratamientos
Los trastornos de la vesícula biliar se diagnostican principalmente mediante el análisis de síntomas, examen físico y pruebas complementarias. El diagnóstico incluye análisis de sangre para detectar infecciones o problemas biliares; estudios de imagen como ecografía abdominal, tomografía computarizada o resonancia magnética para visualizar la vesícula y conductos biliares; además, gammagrafía hepatobiliar para detectar obstrucciones en el flujo biliar.
El tratamiento depende de la enfermedad específica y la gravedad, pero comúnmente incluye:
- Para cálculos biliares asintomáticos, seguimiento sin cirugía.
- Para cálculos con síntomas o complicaciones, cirugía laparoscópica para extirpar la vesícula (colecistectomía), que es mínimamente invasiva y con recuperación rápida.
- En casos de cálculos en conductos biliares, procedimientos endoscópicos (CPRE) para remover piedras.
- Medicamentos como ursodiol pueden disolver ciertos cálculos, aunque el tratamiento es prolongado y con alta recurrencia.
- En colecistitis, se puede requerir antibióticos y eventualmente cirugía.
Dieta recomendada
Para quienes han tenido problemas con la vesícula biliar, se recomiendan cambios dietéticos enfocados en evitar el consumo de alimentos altos en grasa y optar por opciones bajas en grasa y ricas en fibra. Es importante evitar productos lácteos enteros, carnes rojas y grasas saturadas presentes en embutidos, frituras y alimentos procesados.
En lugar de estos, se debe consumir leche descremada o al 1%, carnes magras como pollo sin piel y pescado, así como muchas frutas, verduras frescas y granos integrales como avena y arroz integral. También se recomiendan pequeñas cantidades de grasas saludables como el aceite de oliva, nueces y aguacate, evitando freír alimentos y prefiriendo métodos como saltear con aceites saludables.
Se aconseja además comer porciones pequeñas con mayor frecuencia para facilitar la digestión y evitar la formación de cálculos biliares. Es importante no perder peso rápidamente, ya que esto puede aumentar el riesgo de cálculos. Aumentar la ingesta de fibra gradualmente ayuda a regularizar las deposiciones y evitar problemas digestivos asociados. Además, se recomienda evitar cafeína, alimentos muy dulces y productos lácteos en exceso para prevenir diarrea y molestias. Estos cambios contribuyen a mantener la salud de la vesícula biliar y a aliviar síntomas relacionados con problemas en la misma.
Remedios naturales
Como alternativas a los medicamentos y, en última instancia, la cirugía, existen posibles remedios naturales para los problemas en la vesícula biliar. Estos incluyen principalmente cambios en la dieta, aplicación de calor y el uso de ciertos tés y suplementos con propiedades antiinflamatorias y digestivas. Entre los más recomendados están:
- Ejercicio regular y cambios en la dieta, reduciendo grasas y alimentos procesados.
- Aplicar compresas calientes en la zona del abdomen para aliviar el dolor y los espasmos.
- Beber té de menta, que ayuda a mejorar la digestión y calmar el dolor.
- Consumir vinagre de sidra de manzana diluido en agua, por sus propiedades antiinflamatorias.
- La cúrcuma, que contiene curcumina, facilita la producción y evacuación de bilis, reduzca la inflamación y alivia el dolor.
- Tomar magnesio para ayudar a vaciar la vesícula y reducir espasmos.
Estos remedios pueden ayudar a aliviar los síntomas, pero es fundamental consultar con un médico para un diagnóstico adecuado y descartar complicaciones graves.
También te puede interesar: