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Infecciones virales como una gripe pueden aumentar el riesgo de un ataque cardíaco o derrame cerebral

Los virus respiratorios aumentan el riesgo cardiovascular de dos maneras, señalan investigadores de un nuevo estudio

Infecciones virales como una gripe pueden aumentar el riesgo de un ataque cardíaco o derrame cerebral

Una simple afección viral puede afectar más de lo esperado. Crédito: Lee Charlie | Shutterstock

Investigaciones recientes muestran que no solo el COVID-19, sino también otras infecciones virales, como la influenza, el VIH, la hepatitis C y el herpes zóster elevan significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Un metaanálisis, publicado en la Journal of the American Heart Association (JAMA), que revisó 155 estudios, a la largo de décadas, concluyó que estos virus aumentan las probabilidades de sufrir eventos cardíacos agudos.

La mayor parte de los estudios (137) evaluaron una sola infección viral, mientras que 18 estudios evaluaron infecciones virales múltiples (≥2 virus). Con relación a la procedencia, la mayoría de los estudios se realizaron en Norteamérica (67), Europa (46) y Asia Oriental (32).

Los resultados revelan que las personas que contraen la influenza pueden tener hasta seis veces más probabilidades de sufrir un ataque cardíaco en el mes posterior a la infección. Comparativamente, aquellos que se contagiaron de COVID-19 enfrentan casi el doble de riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas o derrames cerebrales.

Opciones de prevención

El Dr. Kosuke Kawai, autor principal del estudio y profesor adjunto de la Facultad de Medicina David Geffen de la Universidad de California, Los Ángeles, destaca a la vacunación como una medida esencial para reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares, recoge CNN. Pues las vacunas no solo ayudan a prevenir infecciones virales, sino que también ofrecen un beneficio adicional al proteger el corazón.

Las infecciones virales crónicas como el VIH y la hepatitis C, así como otros virus como el citomegalovirus y el dengue, están también asociados con un mayor riesgo a largo plazo de enfermedades cardiovasculares. El estudio subraya la necesidad de más investigaciones para entender completamente estas relaciones.

Cómo afecta un virus al corazón

Los investigadores involucrados en el estudio apuntan que los virus respiratorios aumentan el riesgo cardiovascular de dos maneras: indirectamente, al desencadenar una respuesta inmunitaria hiperactiva que causa inflamación, lo que lleva a estrés y coagulación sanguínea que afecta al corazón; o directamente, cuando el virus puede atacar el tejido cardíaco directamente.

Por ejemplo, el COVID-19, la gripe y el VSR actúan a través de la vía indirecta, mientras que las cepas de enterovirus, relacionadas con los virus que causan la enfermedad de manos, pies y boca, pueden infectar directamente el músculo cardíaco. Así lo señala el Dr. Scott Roberts, director médico asociado para la prevención de infecciones en la Facultad de Medicina de Yale, cuyas declaraciones reseña CNN.

“Generalmente, cuanto más grave es la enfermedad viral, mayor es el riesgo de complicaciones cardiovasculares”, dijo.

Este estudio señala que las infecciones por influenza y SARS-CoV-2 se asociaron con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares agudos. A la vez que las infecciones virales crónicas, incluidas el VIH, el VHC y el herpes zóster, se asociaron con un mayor riesgo a largo plazo de cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular en estudios de cohortes.

Asimismo, el citomegalovirus, el VHS-1, el virus de la hepatitis A, el VPH, el VRS, el dengue y el chikungunya se han relacionado con un mayor riesgo de ECV, pero requieren más investigación.

Factores de riesgo que agrava relación virus-ECV

Existen varios factores de riesgo que pueden agravar la relación entre infecciones virales y enfermedades cardiovasculares. Entre ellos destacan:

  • Estadios avanzados de inmunosupresión en pacientes infectados, como ocurre con el VIH, que incrementan la vulnerabilidad cardiovascular.
  • Uso de ciertos medicamentos, como algunos inhibidores de la proteasa empleados en terapias antirretrovirales, que pueden impactar negativamente el sistema cardiovascular.
  • Factores tradicionales de riesgo cardiovascular, tales como hipertensión, diabetes, dislipidemia, obesidad, tabaquismo y sedentarismo, que están frecuentemente presentes y se suman al riesgo generado por la infección viral.
  • Presencia de inflamación crónica inducida por la infección que contribuye a la aterosclerosis y disfunción vascular.
  • Factores no tradicionales como consumo no saludable de alcohol, depresión y estrés, que también pueden aumentar el riesgo cardiovascular en el contexto de infecciones virales.

Tratamientos para minimizar el riesgo cardiovascular

Después de haber contraído una infección viral, para minimizar el riesgo cardiovascular se recomiendan varias medidas, que pueden incluir:

  • Mantener la supresión del virus en caso de infecciones virales crónicas como el VIH.
  • Cambiar a medicamentos con perfil lipídico neutro para reducir el impacto negativo sobre el colesterol.
  • Usar fármacos para reducir los lípidos en sangre, como las estatinas, especialmente en personas con riesgo cardiovascular moderado a alto.
  • Intervenir en los factores de riesgo clásicos como dejar de fumar y realizar ejercicio físico de forma regular.
  • Controlar enfermedades metabólicas asociadas, como la diabetes y la obesidad.
  • Evaluar y tratar apropiadamente cualquier manifestación cardiovascular asociada, con seguimiento médico continuo.
  • En algunos casos, puede ser necesaria la cirugía o tratamientos específicos según el tipo de afectación cardiaca post-infecciosa.

Las estatinas son un pilar en el manejo del riesgo cardiovascular porque disminuyen los niveles de colesterol y la inflamación, reduciendo eventos cardiovasculares. Además, mantener un estilo de vida saludable con dieta equilibrada, ejercicio regular y evitar el tabaco es fundamental.

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