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Exposición a la luz durante la noche conlleva un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas

La exposición a una luz nocturna puede elevar la presión arterial, aumentar la inflamación y afectar negativamente la salud del corazón

Exposición a la luz durante la noche conlleva un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas

Incluso una exposición leve puede afectar Crédito: Gorodenkoff | Shutterstock

Un reciente estudio publicado en Journal of the American Medical Association (JAMA) Network Open destaca que la exposición a luces brillantes durante la noche incrementa significativamente el riesgo de enfermedades cardíacas en adultos mayores de 40 años. Los hallazgos sugieren que esta exposición podría aumentar el riesgo hasta un 50%.

La investigación confirma que el adecuado funcionamiento cardiovascular está ligado a ritmos circadianos bien regulados. La alteración de estos ritmos, causada por la exposición a la luz nocturna, puede elevar la presión arterial, aumentar la inflamación y afectar negativamente la salud del corazón.

Perfil del estudio

Realizado con 88,905 participantes del Biobanco del Reino Unido, este estudio analizó datos sobre la exposición a la luz a lo largo de un seguimiento promedio de 7.9 años. Se observaron asociaciones claras entre la exposición nocturna a la luz y un mayor riesgo de eventos cardiovasculares.

Los resultados indican que los participantes que experimentaron una mayor exposición nocturna a la luz mostraron un considerable incremento en el riesgo de desarrollar enfermedades como infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca y fibrilación auricular. El riesgo aumentó entre un 5% y un 8% con cada desviación estándar en la exposición nocturna.

Implicaciones para la salud pública

Estos descubrimientos destacan la luz artificial nocturna como un factor de riesgo ambiental modificable para enfermedades cardiovasculares. Abogan por la implementación de estrategias urbanas que promuevan noches más oscuras y una exposición adecuada a la luz diurna para mejorar la salud cardiovascular de la población.

Recomendaciones para mantener ritmo circadiano

Las recomendaciones para mantener un ritmo circadiano saludable en adultos mayores de 40 años incluyen varios aspectos clave:

  1. Mantener un horario regular de sueño, acostándose y levantándose a la misma hora todos los días, incluso fines de semana, para estabilizar el ritmo circadiano.
  2. Exponerse a la luz natural, especialmente por la mañana, ya que esta ayuda a “reiniciar” el reloj biológico señalando al cuerpo que es hora de estar despierto.
  3. Evitar la exposición a la luz artificial brillante durante la noche, particularmente la luz azul proveniente de pantallas, para favorecer la liberación de melatonina y preparar el cuerpo para el sueño.
  4. Limitar el consumo de cafeína por la tarde y alcohol antes de acostarse, ya que ambos pueden alterar el sueño y el ritmo circadiano.
  5. Crear un ambiente de sueño cómodo, oscuro, silencioso y fresco que favorezca la calidad del descanso.
  6. Mantener actividad física regular, adaptando la hora del ejercicio según la edad: para adultos entre 40 y 50 años, ejercitarse a media mañana es ideal para aprovechar los niveles crecientes de energía.
  7. Establecer rutinas relajantes antes de dormir, como leer o hacer estiramientos suaves, para indicarle al cuerpo que es hora de descansar.

Estos hábitos ayudan a contrarrestar los cambios que el envejecimiento imprime al sistema circadiano, como la pérdida de amplitud del ritmo, la fragmentación y el adelanto de fase, promoviendo un sueño reparador y bienestar general en adultos mayores de 40 años.

Diferencia entre la exposición a la luz natural y artificial

La principal diferencia entre la exposición a la luz natural y la artificial en términos de salud radica en cómo afectan al reloj biológico, el estado de ánimo, la calidad del sueño y la producción hormonal.

La luz natural, proveniente del sol, ayuda a regular el ritmo circadiano, estimula la producción de vitamina D, mejora el estado de ánimo y la concentración, y contribuye a un ciclo saludable de sueño-vigilia al influir en la producción de serotonina y melatonina. Además, fomenta una conexión con la naturaleza que puede promover una sensación de bienestar y calma.

Por otro lado, la luz artificial, aunque necesaria y útil para extender las horas de actividad y mejorar la visibilidad, a menudo carece del espectro completo y la intensidad de la luz natural. La exposición prolongada a luz artificial, especialmente si es de alta intensidad o durante la noche (como la luz fluorescente o las pantallas electrónicas), puede causar fatiga ocular, dolores de cabeza, interrumpir el ritmo circadiano, afectar la calidad del sueño y aumentar el estrés e irritabilidad.

Además, algunas fuentes de luz artificial emiten radiaciones ultravioletas e infrarrojas que podrían ser dañinas para la piel y los ojos en exposiciones prolongadas.

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