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¡La diferencia entre sentirte estresado y estar enfermo! Realízate una prueba de cortisol para saberlo

Conocido como hormona del estrés, regula funciones del organismo, y cuando sus niveles se descontrolan, puede desencadenar una cascada de problemas de salud

¡La diferencia entre sentirte estresado y estar enfermo! Realízate una prueba de cortisol para saberlo

Prueba de cortisol con muestra de sangre. Crédito: bangoland | Shutterstock

El estrés crónico se ha convertido en el gran mal silencioso de nuestra época. Millones de personas conviven diariamente con síntomas que atribuyen a la presión laboral, problemas personales o simplemente “los nervios”, sin sospechar que detrás de ese cansancio extremo, la ansiedad persistente o los problemas de sueño podría esconderse un desequilibrio hormonal concreto.

El cortisol, conocido como la hormona del estrés, regula funciones vitales del organismo, y cuando sus niveles se descontrolan —ya sea por exceso o por defecto— puede desencadenar una cascada de problemas de salud que van mucho más allá del agotamiento emocional.

Cuando sientes que el mundo se te cae encima, que no puedes más, que cada día es una batalla cuesta arriba, lo más común es pensar que simplemente estás atravesando una mala racha. Pero existe una línea muy fina entre el estrés situacional normal y un problema médico real que requiere atención especializada. Realizarte una prueba de cortisol puede ser precisamente la clave para distinguir entre ambos escenarios.

El cortisol puede decir mucho

“Muchos pacientes llegan a consulta después de meses o incluso años atribuyendo sus síntomas al estrés, cuando en realidad tienen una condición endocrina subyacente”, explican especialistas en endocrinología.

Los niveles anormales de cortisol pueden manifestarse de formas sorprendentemente diversas: desde el aumento inexplicable de peso concentrado en el abdomen y el rostro, hasta la pérdida de memoria, pasando por cambios en la piel, debilidad muscular o alteraciones en la presión arterial.

Señales de alarma

El cortisol no solo responde al estrés psicológico. Esta hormona, producida por las glándulas suprarrenales, juega un papel fundamental en la regulación del metabolismo, la respuesta inmunológica y la presión arterial. Cuando algo falla en este sistema, las consecuencias pueden ser devastadoras.

Entre las señales que justifican realizar una prueba de cortisol se encuentran: el cansancio persistente que no mejora con el descanso, cambios drásticos en el peso sin modificar la dieta, estrías anchas de color púrpura en la piel, moretones que aparecen sin motivo aparente, dificultad para concentrarse o “niebla mental”, cicatrización lenta de heridas, o episodios frecuentes de mareos al ponerse de pie.

El síndrome de Cushing, causado por niveles crónicamente elevados de cortisol, puede provocar complicaciones serias como diabetes, osteoporosis y enfermedades cardiovasculares si no se detecta a tiempo. Por el contrario, la insuficiencia suprarrenal —cuando el cuerpo produce muy poco cortisol— puede resultar en crisis potencialmente mortales si no se trata adecuadamente.

Un examen sencillo con respuestas complejas

La buena noticia es que medir los niveles de cortisol es relativamente sencillo. Existen diferentes tipos de pruebas según la sospecha clínica: análisis de cortisol en sangre (generalmente tomados por la mañana y por la tarde para observar el ritmo natural de la hormona), pruebas de cortisol en saliva, análisis de orina de 24 horas, o la prueba de supresión con dexametasona, que evalúa cómo responde el organismo a esta sustancia.

Cada prueba tiene sus indicaciones específicas y debe ser interpretada por un profesional médico en el contexto completo del cuadro clínico del paciente. Los resultados no siempre son blanco o negro: factores como el ejercicio intenso, ciertos medicamentos, el embarazo o incluso el mismo estrés de acudir al médico pueden influir en las lecturas.

Más allá del diagnóstico

Descubrir que existe un problema hormonal detrás de años de malestar puede resultar, paradójicamente, un alivio. Significa que hay un nombre para lo que estás experimentando, un tratamiento potencial y, sobre todo, la validación de que no era “solo estrés” o “estar en tu cabeza”.

El tratamiento dependerá completamente de la causa subyacente. En casos de exceso de cortisol por tumores benignos en la hipófisis o las suprarrenales, puede requerirse cirugía. La insuficiencia suprarrenal generalmente se maneja con terapia de reemplazo hormonal. Y en muchos casos, el manejo del estrés crónico, cambios en el estilo de vida y seguimiento médico regular son suficientes para restaurar el equilibrio.

Lo fundamental es no normalizar el sufrimiento. Cuando sientes que tu cuerpo no responde como debería, cuando el cansancio es abrumador y persistente, o cuando los síntomas físicos no tienen una explicación clara, vale la pena investigar más allá de lo obvio. Una simple prueba de cortisol podría ser el primer paso para recuperar no solo tu salud, sino también tu calidad de vida.

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