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Son estadounidenses y no inmigrantes los que cruzan y distribuyen la droga en Estados Unidos

Al mismo tiempo, catedráticos y defensores de los inmigrantes cuestionan la seguridad y probable corrupción en la frontera con México

Agentes de la patrulla fronteriza utilizan un perro detector de drogas para revisar vehículos en el puesto de control de Pine Valley, California.

Agentes de la patrulla fronteriza utilizan un perro detector de drogas para revisar vehículos en el puesto de control de Pine Valley, California. Crédito: Elliot Spaga | AP

En medio de un debate que vincula la crisis del fentanilo con la migración irregular, nuevos datos oficiales recabados por el abogado de inmigración, Héctor Quiroga muestran que el 86% de los traficantes de fentanilo hacia los Estados Unidos son ciudadanos estadounidenses y no los inmigrantes sin documentos legales.

Al mismo tiempo, catedráticos y defensores de los inmigrantes cuestionan la seguridad y probable corrupción en la frontera con México, en momentos cuando la inmigración irregular es prácticamente nula, pero aun así el poderoso opioide sigue ingresando a los Estados Unidos.

“Los datos contradicen la narrativa [del gobierno federal] y obligan a revisar el enfoque público sobre seguridad fronteriza”, dijo el abogado de inmigración, Héctor Quiroga, de la firma Quiroga Law Office.

El letrado reunió información completa para apoyar una comprensión objetiva del tema, misma que desmiente las acusaciones hechas a los inmigrantes por parte de la administración del presidente Donald Trump.

En 2024, las agencias policiales estadounidenses, incluidas la Agencia Antidrogas de Los EEUU (DEA) y dependencias del Departamento de Seguridad Interna (DHS), como la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y la de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), confiscaron cantidades significativas de fentanilo, la droga de mayor consumo en Estados Unidos.

La DEA incautó más de 60 millones de pastillas falsas con fentanilo y casi 3,600 kilogramos de fentanilo en polvo. Esto equivale a más de 380 millones de dosis potencialmente letales.

Para el año fiscal que finalizó el 30 de septiembre de 2024, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza e Investigaciones de Seguridad Nacional y agencias del DHS confiscaron más de 12,250 kilogramos de fentanilo ilícito. Esto incluyó más de 15,000 libras decomisadas por la CBP entre octubre de 2023 y finales de junio de 2024.

Mientras tanto, el Grupo de Trabajo Antidrogas de la Guardia Nacional de California ayudó a decomisar más de 8 millones de pastillas de fentanilo y más de 4,000 libras de fentanilo en polvo durante el primer semestre de 2024.

Con base en datos de CBP, Quiroga dio a conocer que, en 2024, el 87% del fentanilo incautado en la frontera sur fue transportado por ciudadanos estadounidenses, y solamente el 0.02% de las incautaciones se registraron en cruces irregulares o zonas desérticas.

Mienten al culpar a inmigrantes

“El tráfico ocurre principalmente en vehículos particulares o comerciales que ingresan por garitas legales, no a través de inmigrantes indocumentados”, expresó el abogado de inmigración, para quien, vincular el fentanilo con la migración distorsiona el debate público y las políticas de seguridad.

El abogado de inmigración advirtió que las cifras deben interpretarse con rigor y no a través del prisma de la retórica política.

 “Las estadísticas confirman que la mayor parte del fentanilo ingresa a través de canales formales de comercio o transporte, no a pie ni mediante inmigrantes indocumentados”, enfatizó el abogado Quiroga. “Sin embargo, este tema se ha utilizado para justificar un endurecimiento de la política migratoria bajo una narrativa errónea”.

Según Facingfentanilnow.org, una organización sin fines de lucro, la adicción y muerte ha alcanzado niveles inimaginables: más de 100.000 muertes anuales relacionadas con las drogas, y la mayoría involucran al fentanilo.

Este potente opioide sintético que procede mayoritariamente de México, pero que también es traficado por mar y a través de la frontera canadiense se cobra vidas a un ritmo alarmante y afecta todos los grupos demográficos: el 35% de los fallecidos eran afroamericanos, seguidos del 28.5% de indios americanos o nativos de Alaska; el 21.9 % caucásicos y el 16.5% latinos.

“Es un hecho que el tráfico de drogas no es monopolio de los inmigrantes o de los latinos”, describió el politólogo Miguel Tinker Salas. “Más bien, participa un amplio sector de la sociedad norteamericana, incluyendo anglosajones y afrodescendientes”.

En efecto, entre las características de los traficantes de fentanilo, el 82.8% eran hombres delincuentes, y de ellos, el 41% eran latinos; el 37.4% afroamericanos; el 19.9% anglosajones y el 1.7% pertenecían a otras razas, de acuerdo con la Comisión de Sentencias de los Estados Unidos. Su promedio de edad era de 34 años y casi la mitad de ellos tenían pocos o ningún antecedente criminal.

“Muchos son jóvenes que entran en ese mundo [del narcotráfico] por la facilidad que hay para obtener recursos económicos para salir de la pobreza”, analizó el catedrático. “La pobreza siempre es un factor esencial, que, si se eliminara, acabaría con el trasiego de la droga, aunque también se debe hablar y reconocer la adicción que existe en este país”.

Para Earl Ofari Hutchinson, un defensor de derechos civiles afroamericanos, la razón del involucramiento de gente joven en el tráfico de fentanilo es simple: “Los traficantes nacidos en EE. UU., es decir, los ciudadanos, tienen los contactos, los recursos y el acceso al mercado que los inmigrantes irregulares no tienen”.

Propaganda política

Tinker Salas aceptó que es una mentira del gobierno federal la acusación sin bases de que son los inmigrantes irregulares quienes trafican el fentanilo.

“Es una mentira que se desvanece por completo respecto al debate”, dijo. “Hay un refrán que dice que la primera pérdida en un conflicto es la verdad, y el problema es que, en la actualidad ya no vale la verdad”.

En este contexto, el presidente Donald Trump también ha incluido a los venezolanos como productores de opioides, cuando la realidad es que en esa nación sudamericana no se fabrica ese veneno.

“No hablamos de verdades, sino de retórica y propaganda política”, afirmó.

Frontera militarizada

Asimismo, abordo la seguridad en la frontera, donde en los últimos meses se ha registrado el nivel más bajo de ingresos irregulares de inmigrantes hacia Estados Unidos, pero en cambio, la droga no deja de pasar principalmente por los puertos de entrada o garitas de Estados Unidos.

¿Quién está dejando entrar la droga? ¿Cree que hay corrupción en la frontera?, se le cuestionó.

“Habría que examinarlo, considerando que la Patrulla Fronteriza ha militarizado la frontera como nunca se había visto; ya existen murallas, hay supervisión, se cuenta con drones, satélites y alta tecnología”, respondió Tinker Salas.

Earl Ofari Hutchinson añadió que “El control en la frontera sur no es realmente control, sino una persecución masiva de individuos para acosarlos, arrestarlos y detenerlos ilegalmente, y convertirlos en chivos expiatorios. Esa no es mi idea de un control responsable”.

El informe del abogado Héctor Quiroga muestra también que el fentanilo se mueve en carreteras, no en rutas migratorias.

Sostiene que, informes de la DEA detallan que el 90 % del fentanilo que cruza entre puertos de entrada procede de organizaciones criminales con base en México [el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación], pero la distribución interna y la demanda principal se concentran dentro de Estados Unidos.

Los mayores decomisos no ocurren en la frontera, sino en estados como California, Arizona y Texas, en carreteras y terminales logísticas, en distritos como Missouri, Nueva York y Massachusetts.

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