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El contundente mensaje del CEO de Ford sobre los eléctricos

Jim Farley ha insistido en que el futuro de la compañía depende de mantenerse firme en la transición eléctrica y avanzar en conducción autónoma

Jim Farley, director ejecutivo de Ford

Jim Farley, director ejecutivo de Ford. Crédito: Ford. Crédito: Cortesía

El rumbo de la industria automotriz vive una transformación profunda y, para Ford, detenerse ahora sería perder décadas de historia. Ese es el mensaje central que su consejero delegado, Jim Farley, ha querido transmitir con absoluta claridad en una reciente entrevista, donde la electrificación, la competencia global y la conducción autónoma convergen en una reflexión que no deja margen para interpretaciones.

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Bajo su liderazgo, Ford atraviesa una etapa de redefinición interna que busca evitar quedarse atrás justo cuando los fabricantes chinos, europeos y estadounidenses juegan su propia partida tecnológica.

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Los primeros minutos de la conversación con Office Hours: Business Edition muestran a un Farley directo, sin rodeos y dispuesto a hablar no solo de estrategia, sino también de identidad corporativa. Para él, el giro eléctrico no es un proyecto opcional, ni una alternativa entre varias rutas posibles, sino una obligación si Ford desea mantener su peso industrial en el mundo. Esa visión, afirma, tiene tanto que ver con competitividad como con reputación.

Una defensa firme del coche eléctrico

La frase que más ha resonado desde la entrevista no deja espacio para dudas: “Si queremos tener éxito, no podemos abandonar el coche eléctrico”. Con este mensaje, Farley marca una línea clara. No es, según explica, una preocupación de rentabilidad inmediata, sino de supervivencia en un entorno dominado por marcas que avanzan sin detenerse.

El directivo subraya que Ford no puede permitir que los fabricantes chinos ganen el terreno que históricamente ha ocupado la compañía. Desde su perspectiva, retirarse hoy significaría entregar liderazgo y, con ello, renunciar a algo que trasciende las ventas: “Si Ford quiere ser una compañía global, no voy a cederles ese terreno a los chinos. Quiero restaurar la dignidad de la compañía a nivel global y que Ford sea la empresa industrial más respetada del país”.

Sus palabras llegan en un contexto marcado por tensiones comerciales entre Estados Unidos, Europa y China, una especie de pulso global donde cada fabricante intenta asegurar su futuro tecnológico. Farley reconoce que esta competencia ya no es solo de mercado: “Estamos en una guerra geopolítica de aranceles con China”.

Autocrítica tras desmontar Tesla y modelos chinos

Uno de los momentos más reveladores de la entrevista surge cuando Farley recuerda un ejercicio interno que dejó a la compañía con una mezcla de sorpresa y vergüenza tecnológica. Ford desmontó un Tesla Model 3 y varios vehículos eléctricos procedentes de China para estudiar su ingeniería. La experiencia dejó conclusiones duras: “Me sentí muy humillado cuando desmontamos el primer Tesla Model 3 y empezamos a desmontar los vehículos chinos. Cuando los abrimos, fue impactante lo que encontramos”.

Ese análisis técnico evidenció que algunos modelos de Ford estaban arrastrando soluciones ineficientes. El ejemplo más claro fue el Mustang Mach-E, cuyo cableado superaba por 1,6 kilómetros al del Tesla comparable, lo que añadía unos 70 kilos de peso innecesario. Este exceso obligaba a montar baterías más grandes y costosas para ofrecer autonomías similares.

Para corregir esa trayectoria, Farley impulsó la creación de Model e, la división responsable del desarrollo de vehículos eléctricos y software dentro de Ford. Su objetivo era replantear procesos, descentralizar decisiones y, sobre todo, exponer de forma clara las pérdidas en esta área, para que el mercado entendiera la urgencia de acelerar la transformación: “Necesitábamos una nueva forma de gobernar esa parte del negocio porque son vehículos definidos por software”.

Jim Farley, CEO de Ford
Jim Farley, CEO de Ford. Crédito: Ford.
Crédito: Cortesía

Mirando a la autonomía avanzada: “Ford conducirá el coche por ti”

Más allá del coche eléctrico, Farley también abordó la hoja de ruta de Ford en conducción autónoma. Señala que la compañía está enfocada en un nivel superior al actual sistema BlueCruise, el cual permite conducir sin manos, pero exige mantener la vista en la vía. El siguiente paso, según detalla, es permitir que el conductor pueda retirar la mirada cuando circule por autopista.

Sus palabras fueron contundentes y sorprendieron incluso a parte de la industria: “Ford conducirá el coche por ti. Conducir sin manos acaba siendo la puerta de entrada a conducir sin mirar. El estadounidense medio pasa entre 20 y 30 minutos al día en la autopista. Nunca pensé que podría decir esto en mi vida: ¿y si Ford te devolviera 20 minutos de tu vida?”.

Farley cree que la empresa está a poco más de dos años de lanzar esta tecnología de asistencia avanzada. Además, no descarta que Ford logre adelantarse a competidores que llevan años trabajando en autonomía: “Elon (Musk, CEO de Tesla) está trabajando duro, pero todavía no ha llegado ahí”.

Aun así, se muestra prudente y no busca ser simplemente el primero en llegar a la meta: “No quiero ser el primero y estar simplemente bien. Prefiero llegar seis meses más tarde y ser el mejor”.

Un momento crítico en la historia de Ford

El directivo reconoce que Ford atraviesa una de las etapas más complejas desde su fundación en 1903. No es una sola crisis, sino la coincidencia de varias: electrificación acelerada, transición hacia servicios basados en software, problemas de calidad arrastrados por años y una competencia internacional más agresiva que nunca.

Farley lo resume sin dramatismo pero con total sinceridad: “Creo que el próximo CEO tendrá un perfil completamente distinto al mío. Cada época exige un tipo concreto de líder y creo que el consejo entendió el momento en el que estábamos. Sé que esta se considerará una de las etapas más críticas, quizá una de las más incómodas, en esos 122 años de historia”.

A pesar de la presión, el CEO admite que empieza a ver señales positivas dentro de la compañía: “Tengo la sensación de que acabamos de coronar una colina. No porque hayamos tenido un buen trimestre, sino porque, como líder, tienes un sexto sentido para saber cuándo alcanzas la masa crítica con tu equipo y cómo trabajan juntos”.

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