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Por qué se presentan antojos durante el embarazo: revolución hormonal, mitos y evidencias

Comprender las causas reales de este fenómeno ayuda a desmitificar creencias populares y permite a las embarazadas y sus familias abordar mejor la situación

Por qué se presentan antojos durante el embarazo: revolución hormonal, mitos y evidencias

Joven embarazada complace su deseo de chocolate. Crédito: Nicoleta Ionescu | Shutterstock

Desde tiempos inmemoriales, los antojos del embarazo han formado parte del imaginario colectivo y la tradición popular. Historias de mujeres gestantes despertando a medianoche con urgencia por comer pepinillos con helado, o enviando a sus parejas en búsqueda desesperada de algún alimento específico, han trascendido generaciones y culturas.

Este fenómeno, que afecta a una proporción significativa de mujeres embarazadas, ha sido objeto tanto de mitos y supersticiones como de curiosidad científica, generando explicaciones que van desde señales del bebé hasta caprichos pasajeros sin mayor importancia.

Sin embargo, detrás de estos deseos repentinos e intensos por alimentos específicos existe una compleja interacción de factores hormonales, nutricionales y psicológicos que la ciencia ha comenzado a desentrañar en las últimas décadas. Los antojos no son simplemente manifestaciones arbitrarias del apetito, sino que pueden estar vinculados a las profundas transformaciones que experimenta el cuerpo femenino durante la gestación.

Comprender las causas reales de este fenómeno no solo ayuda a desmitificar creencias populares, sino que también permite a las mujeres embarazadas y sus familias abordar estos deseos de manera más informada y saludable.

Revolución hormonal: el motor detrás de los antojos

Durante el embarazo, el cuerpo femenino experimenta cambios hormonales de magnitudes sin precedentes. Los niveles de progesterona, estrógeno y gonadotropina coriónica humana se disparan, alterando profundamente el funcionamiento del organismo. Estas hormonas no solo preparan el cuerpo para gestar y alimentar al bebé, sino que también modifican la percepción sensorial, especialmente el gusto y el olfato.

La progesterona, en particular, puede intensificar el sentido del olfato, haciendo que ciertos aromas resulten abrumadores o, por el contrario, extraordinariamente atractivos. Esta hipersensibilidad olfativa está directamente relacionada con los antojos, ya que el aroma de los alimentos juega un papel fundamental en nuestro deseo de consumirlos.

Paralelamente, los cambios en los niveles de insulina y glucosa pueden provocar fluctuaciones en el apetito y preferencias alimentarias que antes no existían.

El cuerpo pide lo que necesita

Una de las teorías más respaldadas sobre los antojos del embarazo sugiere que estos podrían ser la manera que tiene el organismo de comunicar sus necesidades nutricionales. Cuando una mujer embarazada experimenta un deseo intenso por alimentos específicos, su cuerpo podría estar señalando una deficiencia de ciertos nutrientes esenciales para el desarrollo fetal.

El deseo de consumir carne roja, por ejemplo, podría indicar una necesidad de hierro y proteínas, nutrientes cruciales durante la gestación. De manera similar, los antojos de productos lácteos podrían reflejar una demanda aumentada de calcio para la formación del esqueleto del bebé.

Incluso comportamientos aparentemente extraños, como el deseo de masticar hielo, pueden ser indicativos de anemia ferropénica, una condición relativamente común durante el embarazo.

Factor psicológico y emocional

Más allá de las explicaciones hormonales y nutricionales, los antojos también tienen un importante componente psicológico. El embarazo es un período de grandes cambios emocionales, ansiedad y estrés, y los alimentos pueden convertirse en una fuente de confort y control en medio de tantas transformaciones.

Los antojos pueden funcionar como mecanismos de afrontamiento ante la montaña rusa emocional que representa la gestación. Comer ciertos alimentos puede proporcionar placer, nostalgia o tranquilidad en momentos de incertidumbre. Además, el permiso social que existe alrededor de los antojos del embarazo puede liberar a las mujeres de restricciones alimentarias autoimpuestas, permitiéndoles disfrutar sin culpa de alimentos que normalmente podrían limitar.

Antojos más comunes

Aunque cada mujer experimenta antojos únicos, existen ciertos patrones que se repiten con frecuencia. Los dulces encabezan la lista, seguidos por alimentos salados, ácidos o cítricos, y lácteos. Los chocolates, helados, frutas cítricas, pepinillos y quesos se encuentran entre los más solicitados por las embarazadas de distintas culturas.

El deseo por dulces podría relacionarse con las mayores demandas energéticas del embarazo y las fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre. Los alimentos ácidos o cítricos, por su parte, pueden resultar atractivos porque ayudan a aliviar las náuseas matutinas y estimulan las papilas gustativas que pueden verse alteradas por los cambios hormonales. Los lácteos, ricos en calcio y proteínas, responden a necesidades nutricionales específicas de este período.

Antojos inusuales

En algunos casos, los antojos durante el embarazo pueden tomar un giro preocupante cuando las mujeres sienten deseos de consumir sustancias no alimenticias. Este fenómeno, conocido como pica, puede manifestarse como el deseo de comer tierra, tiza, jabón, cenizas o incluso detergente.

La pica suele estar asociada con deficiencias nutricionales severas, particularmente de hierro y zinc, aunque también puede tener componentes culturales en algunas sociedades.

Este tipo de antojos requiere atención médica inmediata, ya que el consumo de sustancias no comestibles puede ser peligroso tanto para la madre como para el bebé, pudiendo causar envenenamiento, infecciones parasitarias o bloqueos intestinales.

Factores culturales y sociales

La experiencia de los antojos no es universal ni uniforme, y las diferencias culturales juegan un papel importante en qué alimentos desean las mujeres embarazadas. Mientras que en países occidentales predominan los antojos por helado y chocolate, en otras culturas pueden prevalecer deseos por alimentos picantes, pescado fermentado o combinaciones específicas de la gastronomía local.

Estas diferencias sugieren que, además de los factores biológicos, existe un componente sociocultural significativo en los antojos. Las expectativas sociales sobre cómo debe comportarse una mujer embarazada, qué puede o debe comer, y el reforzamiento positivo que reciben al expresar ciertos antojos, moldean también esta experiencia. En algunas culturas, satisfacer los antojos de una embarazada es considerado esencial para evitar “marcar” al bebé, mientras que en otras se les resta importancia.

Cuándo aparecen y cuánto duran

Los antojos del embarazo no siguen un patrón temporal estricto, pero la mayoría de las mujeres comienzan a experimentarlos durante el primer trimestre, alcanzando su punto máximo en el segundo trimestre. Algunas embarazadas reportan antojos intensos desde las primeras semanas, incluso antes de confirmar el embarazo, mientras que otras nunca los experimentan.

La intensidad y frecuencia de los antojos tiende a disminuir en el tercer trimestre, aunque esto varía considerablemente entre mujeres. Algunos antojos pueden durar apenas días o semanas, mientras que otros persisten durante toda la gestación. También es común que los antojos cambien a lo largo del embarazo, con preferencias que van y vienen de manera impredecible.

Manejo de los antojos

Los especialistas recomiendan no ignorar completamente los antojos, ya que esto puede generar ansiedad y frustración, pero tampoco ceder indiscriminadamente a todos ellos, especialmente si involucran alimentos poco saludables en grandes cantidades.

La clave está en encontrar un equilibrio. Si el antojo es por algo dulce, por ejemplo, se puede satisfacer con frutas frescas o yogur con miel en lugar de pasteles ultraprocesados. Si el deseo es por alimentos salados, optar por nueces o palomitas caseras puede ser más saludable que las papas fritas comerciales. También es útil practicar la alimentación consciente, preguntándose si realmente se trata de hambre física o de una necesidad emocional que podría satisfacerse de otras maneras.

Mitos populares

Alrededor de los antojos del embarazo existe una abundante mitología popular que merece ser aclarada. Uno de los mitos más extendidos es que no satisfacer un antojo puede causar marcas de nacimiento en el bebé con la forma o color del alimento deseado. No existe ninguna evidencia científica que respalde esta creencia, y las marcas de nacimiento tienen causas completamente distintas.

Otro mito común es que los antojos pueden revelar el sexo del bebé: supuestamente, desear dulces indicaría una niña, mientras que preferir alimentos salados señalaría un niño. Nuevamente, no hay base científica para estas afirmaciones.

Los antojos tampoco indican que el bebé “necesita” ese alimento específico o que está “pidiendo” algo en particular, aunque sí pueden reflejar necesidades nutricionales de la madre. Es común que digan que si no se complace el antojo, el bebé “nacerá con la boca abierta”.

Antojos después del parto

Curiosamente, muchas mujeres reportan que sus antojos no desaparecen inmediatamente después del parto. Algunas continúan experimentando deseos intensos por ciertos alimentos durante el período de lactancia, lo cual tiene sentido considerando que el cuerpo sigue experimentando cambios hormonales significativos y tiene demandas nutricionales elevadas para producir leche.

Durante la lactancia, las necesidades calóricas y de ciertos nutrientes permanecen elevadas, lo que puede explicar la persistencia de algunos antojos. Sin embargo, estos tienden a ser menos intensos y frecuentes que durante el embarazo. En la mayoría de los casos, las preferencias alimentarias regresan gradualmente a los patrones previos al embarazo conforme se normalizan los niveles hormonales.

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