Kiara y Tania, la historia de amor de dos hermanas en torno a un trasplante de riñón
La hermana mayor le dona a su hermana menor un riñón a punto de sufrir insuficiencia renal completa
Kiara Lara le dona un riñón a su hermana menor Tania Gómez. Crédito: Kiara Lara | Cortesía
Cuando hace tres años, Tania Gómez Aguayo le compartió a sus dos hermanas Kiara y Mariana que necesitaba un riñón para seguir viviendo, sin pensarlo las dos estuvieron dispuestas. Pero fue la hermana mayor Kiara Lara, la donante; y tres semanas después de la donación y el trasplante realizado en noviembre, ambas se encuentran en plena recuperación, llenas de agradecimiento.
“Esto no es solo una historia médica. Es una historia de amor y sacrificio. La donación de órganos salva vidas, y no es fácil, pero si tuviera que hacerlo de nuevo, no lo dudaría”, dice Kiara.
Debido a los gastos inesperados que enfrentan para cubrir gastos médicos, las hermanas abrieron una cuenta en el sitio GoFundMe para solicitar donativos. Si puedes ayudarlas, visita: Support Tania’s Kidney Transplant Recovery.

Las hermanas Tania y Kiara nacieron en Guadalajara, México. Llegaron a vivir a Los Ángeles siendo unas niñas pequeñas. Tania tiene ahora 30 años y es mamá soltera de dos hijos; Kiara de 33 años, es casada sin hijos.
“Fue al final de mi segundo embarazo, que me dijeron que mis riñones estaban dañados y fallando. Antes de eso, siempre me decían que tenía proteína en la orina, pero nunca presenté síntomas, ni hubo un diagnóstico. Nunca nos dijeron que era algo con posibilidad de daño en el futuro”, recuerda Tania.
Cuando le dijeron que padecía una rara enfermedad renal llamada FSGS, y una insuficiencia renal terminal, y que iba a necesitar un riñón para poder vivir; o depender de la diálisis, dice que lloró y tuvo mucho miedo porque no quería morir.
“No quería decirle a mis hijos que su mamá estaba enferma. Soy muy fuerte, pero me tomó un tiempo procesarlo e informarme. ‘Qué voy a hacer, dije’. No puedo seguir llorando, tengo que encontrar una solución”.

Sus opciones era ponerse en una lista de espera para un trasplante de riñón lo que sería más tardado, o pedirle a un familiar que le donara un riñón.
“En ese momento mis riñones estaban funcionando al 17%, y el trasplante debía ser cuando llegaran al 5 u 8%”.
Dice que cuando les dijo a sus dos hermanas que necesitaba un riñón, ninguna de las dos tuvo un momento de vacilación.
“Ninguna me dijo, déjame pensarlo. Las dos acordaron tomar el examen para ver quién era compatible, pero se decidió que Kiara sería la primera”, dice.
Kiara dice que estuvo mucho tiempo en negación sin querer aceptar lo que pasaba con su hermana, pero cuando la empezó a ver que bajaba de peso, con vómitos, siempre durmiendo, y el color de la piel le cambió y los labios se le pusieron grises, la realidad la hizo aterrizar y tocar tierra.
Y decidió que ella debía ser la donante, porque al no ser mamá, disponía de más flexibilidad mientras que la otra hermana si bien también es casada, tiene hijos pequeños.
“Como hermana mayor, sentía que era mi responsabilidad apoyar a Tania y nunca lo dudé”.
El proceso para el trasplante comenzó, y fue muy largo.
“El hospital de UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) me hizo muchos exámenes físicas y evaluaciones psiquiátricas. Necesitaba saber además que nadie me estuviera forzando a hacer la donación”.

Llegó el momento
Después de tres años del diagnóstico, llegó el momento del trasplante, y las hermanas pasaron juntas la noche previa a la cirugía doble de donación y trasplante de riñón programada para el 19 de noviembre.
“Dije: ahora sí. No hay vuelta de regreso. Tania es muy calmada. Yo veo una jeringa, y se me baja la presión, siento que me voy a desmayar. Me tuvieron que dar un happy juice para que me relajara mientras que a nuestra mamá se le salían las lágrimas, dice Kiara.
La primera semana y media, fue la más difícil para las dos, pero todo indica que el trasplante ha sido un éxito.
Tres semanas más tarde, Kiara se siente feliz de ver que el color y las energías le han regresado a su hermana.
“Tania es como un carro del año. El cambio se le nota en su carita y en sus labios color rosa. Se ve que está sanando y me da mucho gusto que tenga la oportunidad de una vida donde no se la pase enferma y pueda cuidar de sus niños”.
Por lo que toca a ella, dice que la recuperación ha sido dolorosa, se siente incómoda, inflamada y sufre de dolor al caminar.
“Hay días buenos y hay malos. Hay días que duermo pésimo y me levanto varias veces al baño, pero todo ese sacrificio vale la pena cuando veo a mi hermana recuperarse”.
Tania por su parte dice que aunque aún no se siente al 100, cada día recupera energías, y eso la pone contenta y agradecida con Dios y su hermana.
“Soy muy afortunada, porque hay gente que me ha dicho que no sabe si podría donar un riñón a sus hermanas. Estoy feliz porque además no me tuvieron que hacer diálisis, y ahora puedo comer cosas que antes no. Por primera vez en tres años, pude comer un plátano entero”, comparte emocionada.
Para marzo, ambas hermanas se someterán a una nueva intervención en la que Kiara le pasara de su sangre a su hermana, lo que permitirá que el riñón sea más compatible y reduzca el consumo de medicamentos.

Campaña para ayudar a Tania
Tania dice que crearon la cuenta de GoFundMe porque no va a poder trabajar por un tiempo. Sus dos hijos tienen 8 y 3 años.
Su seguro médico no cubrió el costo total de la cirugía, y ahora necesita tomar varios medicamentos a diario para proteger el nuevo riñón y mantener su salud estable.
Estos medicamentos son extremadamente caros y formarán parte de su tratamiento de por vida.
“Ahora pedimos un poco de ayuda para ella. Cualquier cantidad, grande o pequeña, se destinará directamente a cubrir los gastos médicos, los medicamentos y para ayudarla a recuperarse sin la preocupación de las dificultades económicas”, escriben en su cuenta de GoFundMe: https://gofund.me/68a892353