Manu Ginóbili: Los playoffs me encantan, pero ahora los vivo de otra manera
La reflexión del argentino sobre el tramo decisivo de la NBA
El comienzo de los playoffs siempre es especial. Sabemos de qué se trata. Y en esta oportunidad vamos a enfrentarnos a un equipo duro como Memphis. Cualquiera de los rivales, en esta instancia, son de cuidado. Sí sabíamos que no nos iba a tocar el peor de la NBA: el séptimo del Oeste es siempre difícil. Es lo que hay. Creemos que jugando a buen nivel y elevando nuestro potencial, deberíamos poder pasarlo. Pero nunca se sabe. Tenemos que hacer todo lo posible para llegar al máximo de nuestro nivel. Ellos son un equipo que te limita, que te genera inconvenientes, que te traba. Es un rival duro, como lo es Oklahoma City, Utah, Houston o Clippers. No hay uno que se pueda pensar que se pasa con facilidad.
Lo que sucedió como particular para estos playoffs es que con cuatro juegos de anticipación ya sabíamos que el rival eran los Grizzlies. No creemos que esto beneficie a alguien en particular. Sí es cierto que uno se va mentalizando en el cruce, va pensando en los match up (estrategias defensivas), en cómo va a jugar el equipo. Nosotros estamos bien, aunque en los últimos cuatro partidos es como que tuvimos la cabeza en lo que viene. Por más que queríamos jugar bien y tomar ritmo, no fue lo mismo porque sabíamos el desafío que hay por delante. Tenemos ganas de empezar y sabemos que es un momento lindo de la temporada.
Debemos mejorar nuestra fluidez en ataque. Las veces que los enfrentamos [por los Grizzlies] tuvimos problemas. Defensivamente tuvimos claro cómo jugar, pero ofensivamente. Todavía estamos en un punto en el que nuestra ofensiva debe destrabarse. Hallar la forma de que la pelota se mueva como queremos que se mueva. No debemos elegir un ataque estacionado ante un equipo que es muy físico y que se defiende muy bien. La clave creo que es subir la velocidad del juego.
Nuestro funcionamiento está cambiando, pasamos de ser un equipo de mucho movimiento de balón a ser uno de bastantes aislamientos para LaMarcus [Aldridge] y Kawhi [Leonard]. Es un proceso natural, porque cuando tenés jugadores de ese peso, los balances van cambiando. Debemos ajustar esos balances para que nuestro juego en ataque tenga la dinámica necesaria. Son altibajos a lo largo de 82 partidos y que esperamos que se ajusten para esta instancia. Pero ojo, porque es otra temporada de más de 60 juegos ganados. Es un gran número. Quizás es una marca que parece normal, porque Golden lo hizo en los últimos años, pero no algo tan fácil de lograr y nosotros lo sostenemos en el tiempo.
En lo particular, los playoffs me encantan, pero ahora los vivo de otra manera. Antes la temporada regular era como una especie de ansiosa espera para que llegaran los playoffs. Ahora, si la serie regular seguía 20 partidos más, no es problema. Es que estoy bien y disfrutando el momento. Ojo, jugar playoffs está buenísimo, porque se juega a otra cosa, pero no estoy con esa adrenalina porque empiecen ya.
Garino y el Chapu Nocioni
En este cierre de temporada, se dio una situación que me puso muy contento: que Pato Garino haya podido sumarse a los Magic. No es lo mismo estar en la D-League [jugaba en Austin Spurs] que en la NBA. Tener los cinco partidos del final de temporada con Orlando es un premio para él. Anímicamente es muy valioso, le suma experiencia y le da expectativas para la temporada que viene. Me gustó escucharlo tan feliz. El primer día que entrás en una cancha a jugar un partido de NBA es un antes y un después en tu carrera. Me encantó que le pasara porque sé lo que trabajó para que suceda y porque es un buen pibe.
Y dentro de todo lo que me toca vivir esta temporada, el retiro del Chapu Nocioni fue algo muy especial. Podría escribir un libro de todo lo que viví junto a él. Fueron 18 años compitiendo codo a codo. Es el retiro de un amigo, con todo lo que implica y lo que vivimos juntos, de lo bueno y de lo no tan bueno. Un jugador único. El que mejor representó al hincha pasional argentino. El tipo que aun perdiendo por 30 puntos seguía jugando de la misma manera, con los mismos huevos. Todo lo que el hincha pide de un jugador. Un compañero único que siempre querés que esté de tu lado, nunca enfrente. Todos los que fuimos parte de la selección tuvimos la suerte de tenerlo como compañero.
Me parece que una de las historias que mejor describen lo que es Chapu fue lo que vivimos en Mar del Plata, en 2006. El Oveja Hernández había empezado a armar los sistemas. Cuando nos reúne nos dice que había tres para Luifa [Scola], tres para mí, alguno más para Fabri [Oberto] y algún pick alto para Pablo [Prigioni] o Pepe [Sánchez]. En un momento, el Oveja dice: “Tranquilo Chapu, que la semana que viene vamos a agregar alguno para vos”. Y el Chapu inmediatamente le dice: “No te preocupes por mí, vamos para adelante. No hacen falta jugadas para mí. Yo voy a encontrar mi lugar”. Y el Chapu ya era Andrés Nocioni, no era un pibe de 19 años. Era clave para nosotros. Eso fue un golpe para el Oveja y para todos nosotros. Era toda una señal de lo que quería el Chapu para el equipo. Fue, sin dudas, una gran enseñanza.